Estados Unidos ordena el cierre del consulado chino en Houston entre acusaciones de espionaje
La medida, según el ministro de Exteriores chino, significa una escalada en la tensión entre ambas potencias "sin precedentes" y Pekín amenaza con represalias
El deterioro continuo y a ojos vistas de las relaciones entre los dos colosos mundiales, China y Estados Unidos, ha dado este miércoles un nuevo salto a peor, la única dirección en la que se han movido desde el comienzo de la pandemia de la covid-19. Washington ha dado a Pekín 72 horas, que expiran el viernes, para cerrar su consulado en Houston (Texas) alegando la necesidad de proteger la propiedad intelectual. En un comunicado, un portavoz del Departamento de Estado norteamericano acusó al régimen de Xi Jinping de “haber llevado a cabo durante años grandes operaciones de espionaje ilegal y de influencia en EE UU en contra de funcionarios del Gobierno estadounidense y de ciudadanos estadounidenses”.
El martes por la noche, la filial local de la cadena NBC mostró imágenes de varias personas en el patio de consulado de Houston quemando lo que parecían ser documentos. Era la primera señal de que la decisión de Washington había llegado a sus oídos, de forma oficiosa y oficial. Solo unas horas antes, el Departamento de Justicia estadounidense había acusado a dos ciudadanos chinos por hackear a contratistas del sector de Defensa ―empresas contratadas por el Gobierno― e investigadores de la pandemia del coronavirus.
La Administración de Donald Trump no ha especificado los incidentes concretos que han llevado al cierre de esta legación. David R. Stilwell, subsecretario de Estado para Asia, señaló en una entrevista a The New York Times que el Ejército Popular de Liberación (EPL) chino se había dedicado a enviar estudiantes a universidades americanas de forma abierta “y lo contrario” con el fin de mejorar la competencia frente a otros países en el mundo económico. “En el epicentro de esas actividades facilitadas por el EPL está este consulado”, dijo. Stilwell señaló también que el cónsul general de Houston fue descubierto junto a otros dos diplomáticos en el aeropuerto intercontinental George Bush acompañando a la puerta de embarque de un vuelo chárter, pasado el control de seguridad, y que Air China tenía documentos con fechas de nacimiento falsas para los diplomáticos.
Sin embargo, queda sin resultar claro por qué Washington ha optado por el cierre de ese centro y no de cualquier otro en Estados Unidos. Además de su Embajada en Washington y el consulado en Houston, China mantiene también consulados en Nueva York, Chicago, San Francisco y Los Ángeles en territorio estadounidense. El de Houston se encarga de los asuntos de 900.000 residentes chinos en el sureste de Estados Unidos.
El movimiento se enmarca, en cualquier caso, en un endurecimiento de la respuesta de Washington hacia Pekín. “El presidente Trump ha dicho ‘Basta, no vamos a permitir que esto siga ocurriendo”, ha destacado el jefe de la Diplomacia, Mike Pompeo, a la prensa durante su viaje a Copenhague este miércoles. La portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, también ha subrayado que “la Convención de Viena dice que los diplomáticos deben respetar las leyes y las reglas del país anfitrión y tienen el deber de no injerir en los asuntos internos de ese Estado”.
El Ministerio de Exteriores chino, en un tono especialmente áspero, ha prometido “las represalias necesarias” si el Gobierno de Donald Trump no decide recular en el cierre del consulado.
Esta no es la primera orden de cierre que impone Estados Unidos a otro país ―en 2017 ordenó la clausura del consulado ruso en San Francisco por las restricciones al número de sus diplomáticos en Moscú―, pero sí a China. El de Houston guarda, además, el simbolismo de ser el primero que se inauguró una vez que ambos países restablecieron relaciones diplomáticas plenas, en 1979. Sí que se han producido expulsiones de diplomáticos: en diciembre, Washington echó del país a dos representantes chinos sospechosos de espionaje, después de detectarlos en las cercanías de una base militar en el Estado de Virginia. El entonces portavoz de Exteriores chino Geng Shuang negó las acusaciones, que consideró “completamente opuestas a los hechos”.
La medida ha airado visiblemente a Pekín. Especialmente, dado el breve plazo para el cese de operaciones y la salida de los diplomáticos destinados en Houston. Representa una escalada “sin precedentes” en la tensión entre las dos potencias, ha insistido el portavoz de Exteriores chino Wang Wenbin, que se expresaba en términos aún más contundentes de lo habitual en el ministerio. “China condena en los más firmes términos esta medida escandalosa”, ha asegurado Wang. Se trata de “una violación de las normas internacionales y de los acuerdos consulares entre los dos países, así como un intento de socavar las relaciones bilaterales”, ha añadido.
Contramedidas
De no dar Washington marcha atrás, Pekín tomará contramedidas, insistía el portavoz. Así ha ido ocurriendo a lo largo de las últimas dos semanas, en las que casi a diario una capital o la otra han anunciado sanciones, o han amenazado con ellas, por todo tipo de disputas en momentos en los que Trump se encuentra muy por detrás en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, en especial por su gestión de la pandemia; y China sale reforzada de la lucha contra la covid-19.
Las sanciones y críticas mutuas se han dado en torno a Hong Kong, donde China ha impuesto una draconiana Ley de Seguridad Nacional que Estados Unidos cree que pone fin de hecho a la amplia autonomía del enclave. Por Taiwán, con quien Washington ha aprobado una nueva venta de armamento entre las protestas de Pekín, que considera la isla parte de su territorio. Por el trato a la minoría uigur, de religión musulmana, en la región de Xinjiang, donde Estados Unidos denuncia graves abusos de los derechos humanos. Por el mar del Sur de China, donde Pekín se atribuye la soberanía del 80% de las aguas y donde Washington ha anunciado que considera las reclamaciones chinas “ilegítimas”. Y por acusaciones de uso indebido de la tecnología.
A la orden de cierre del consulado, China podría responder con un cerrojazo a alguna de las representaciones diplomáticas que Estados Unidos mantiene en su territorio. La agencia Reuters, que cita fuentes con conocimiento directo del caso, apunta que en ese supuesto el elegido sería el consulado de Wuhan, que los diplomáticos estadounidenses evacuaron cuando esa ciudad, el primer foco de la pandemia, quedó cerrada en enero para impedir la propagación de la enfermedad. Desde entonces, no ha reabierto. El país norteamericano tiene también legaciones, además de la Embajada en Pekín, en las ciudades de Shenyang, Chengdu, Shanghái y Cantón.
Mientras tanto, el Gobierno chino ha advertido a los estudiantes de esta nacionalidad en territorio estadounidense sobre la posibilidad de “interrogatorios arbitrarios” al hilo del cierre del consulado en Houston. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores chino avisa de que “recientemente las fuerzas del orden intensificaron los interrogatorios arbitrarios, el acoso, la confiscación de bienes personales y las detenciones de estudiantes chinos en Estados Unidos”.
Amenazas
En la rueda de prensa, el portavoz chino arremetió contra lo que considera una política hostil por sistema de Estados Unidos que, según aseguró, ha llevado a que los diplomáticos del país asiático allí destinados hayan recibido amenazas anónimas contra su integridad física. “Debido a las medidas estadounidenses que no hacen sino incitar al odio y calumniar deliberadamente, las representaciones diplomáticas chinas en Estados Unidos han recibido amenazas de muerte y amenazas de bomba en los últimos tiempos”, denunció Wang. “La Embajada de EE UU en Pekín también ha publicado con frecuencia artículos en los que se ataca a China. Debería estar claro quién está interviniendo e infiltrándose en la política interna de otros, y quién está empezando las peleas”, agregó.
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