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Rusia apuntala el patriotismo con su desfile militar de la Victoria pese a la pandemia

La covid-19 desluce la histórica conmemoración del 75º aniversario de la derrota de la Alemania nazi por el Ejército rojo. Putin sigue adelante con la marcha como aperitivo a la gran votación de su reforma constitucional

María R. Sahuquillo
Columnas militares durante el desfile por el 75º aniversario de la derrota nazi, este miércoles en la plaza Roja de Moscú.
Columnas militares durante el desfile por el 75º aniversario de la derrota nazi, este miércoles en la plaza Roja de Moscú.Mikhail Voskresenskiy (AP)

Rusia celebra este miércoles sus históricos desfiles militares de la victoria. Pese al ritmo mantenido de infecciones de coronavirus, el Kremlin ha decido mantener la conmemoración del 75 aniversario de la derrota de la Alemania nazi por el Ejército rojo. Desfiles militares que se habían planteado como los mayores de la historia de la Rusia reciente pero que la pandemia de coronavirus ha ensombrecido. El gran acontecimiento patriótico diseñado por Vladímir Putin para exhibir el potencial militar ruso ante los líderes mundiales recibirá apenas una decena de mandatarios, en su mayoría aliados de las antiguas repúblicas soviéticas. El evento es un espectáculo rodeado de pompa y solemnidad que marca el aperitivo de la votación de la reforma de la Constitución, el 1 de julio, que da opciones a Putin para postularse de nuevo a la presidencia.

Con más de 7.000 infectados de coronavirus nuevos detectados cada día, Rusia es, con casi 600.000 contagiados, el tercer país del mundo con más casos registrados, por detrás de Estados Unidos y Brasil. El país euroasiático ha contabilizado unos 8.359 muertos, según datos oficiales. Y con esos datos, una quincena de regiones rusas han decidido suspender o aplazar todavía más sus desfiles. Pero la gran marcha de Moscú, que como cada año finalizará en una Plaza Roja engalanada con banderas de Rusia y los emblemas del Ejército rojo, se mantiene. Por allí desfilarán 14.000 soldados, decenas de tanques, artillería y aviones.

El acceso a la zona, donde Putin contemplará el desfile en un lugar de honor, es muy limitado. Tanto que sus participantes llevan en cuarentena un par de semanas. También docenas de veteranos de la Gran Guerra Patria –el periodo de la II Guerra Mundial en el que participó la Unión Soviética–, la mayoría de ellos de más de 90 años, que han pasado 14 días en hoteles o balnearios fuera de Moscú para prepararse para el evento.

Rusia ha empezado a salir de la hibernación económica y a aligerar las medidas de confinamiento a tiempo para el desfile, que estaba originalmente previsto para el 9 de mayo, el Día de la Victoria, pero que se aplazó por el coronavirus. En Moscú, por ejemplo, los bares, restaurantes, gimnasios y piscinas abrieron este martes. Muy a tiempo para el gran colofón patriótico del desfile militar. Sin embargo, a muchos les preocupa un repunte de casos. Serguéi Sobiánin, el alcalde de Moscú, ha pedido a los ciudadanos que este año, en vez de agolparse en las calles de la capital para ver pasar los vehículos militares y a los uniformados, lo vean por la televisión.

El desfile militar del Día de la Victoria ha cobrado fuerza y poderío en los últimos años hasta convertirse en una de las fiestas nacionales más importantes; si no la más. Putin lo ha colocado en un lugar central en su discurso patriótico y nacionalista. Pero el coronavirus se ha tornado en el mayor adversario del presidente ruso. Y pese a reprogramar el evento en la histórica fecha del 24 de junio, la misma en la que se celebró el primer desfile de la Victoria hace 75 años, no ha logrado salvar las circunstancias.

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Este año, planeaba recibir invitados de alto nivel, como el presidente chino, Xi Jinping, e incluso tenía esperanzas de una visita de su homólogo francés, Emmanuel Macron. Pero ninguno de los dos asistirá. Putin recibirá en cambio solo a una decena de líderes de países como Bielorrusia, Serbia, Kazajistán, Moldavia, Tayikistán, Uzbekistán o Serbia.

Pocos días antes del desfile, el presidente ruso ha ido preparando el terreno. El lunes inauguró una gigantesca catedral a las afueras de Moscú dedicada a las Fuerzas Armadas y con una decoración de temática militar. Un par de días antes se publicó un extenso artículo suyo en la conservadora revista estadounidense National Interest, en el que acusó a Occidente de reescribir la historia de la guerra y de no reconocer el papel de la URSS en la victoria sobre la Alemania nazi.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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