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Giorgia Meloni: “La única manera de reconstruir Italia es convocando elecciones”

La líder de Hermanos de Italia se ha convertido en la dirigente de moda de la extrema derecha italiana y amenaza con superar a Matteo Salvini

Daniel Verdú
Giorgia Meloni participa en un programa de la televisión italiana el pasado 21 de enero.
Giorgia Meloni participa en un programa de la televisión italiana el pasado 21 de enero.Mondadori Portfolio (Mondadori Portfolio via Getty Im)

Giorgia Meloni (Roma, 1977) es hoy la líder de moda en el volátil escenario político italiano. La jefa de Hermanos de Italia es la segunda más valorada del país (solo por detrás de Giuseppe Conte) y su partido es el que más ha crecido en los últimos meses (hoy tendría alrededor de un 16% de los votos). Joven, escoradísima a la derecha (parte de su partido procede de los rescoldos de Alianza Nacional y del posfascismo del MSI) y de fuertes convicciones, le está comiendo la tostada electoral a Matteo Salvini, que ha perdido exactamente los mismos puntos que ella ha ganado en los sondeos. Cuando el exministro del Interior dio el giro al soberanismo, ella ya estaba ahí, explica en esta entrevista telefónica. Hoy ha pasado de ser la hermana pequeña de la coalición que su partido forma con la Liga y Forza Italia, a una firme candidata a liderar dicho artefacto político.

Pregunta. El primer ministro, Giuseppe Conte, ha convocado este fin de semana unos Estados Generales para hablar de la reconstrucción del país. ¿Por qué no ha ido la derecha?

Respuesta. Los debates de la República se hacen en el Parlamento. Si Conte quiere hablar con nosotros puede comparecer en la Cámara o citarnos en el palacio Chigi. No vamos a jugar a las pasarelas a villas lujosas en un momento en el que un tercio de los italianos se asoma a la pobreza. Es una pantomima.

P. Hay una parte del PD, socios de Conte, que piensan parecido a usted. Sopla un aire de crisis de Gobierno. ¿Usted participaría en un Ejecutivo de concentración?

R. No, mis recetas de política económica no tienen nada que ver con las de la izquierda. Pero los que todavía tienen algo de lucidez, también en el PD, entienden cuánto se parece esto a lo que hacía Luis XVI antes de la Revolución Francesa. Ha montado una task force [grupo operativo, en la terminología de Bruselas] liderada por Vittorio Colao [exconsejero de Vodafone global] y cuando han llegado los documentos los ha guardado en un cajón y ha convocado esta patochada. Apunta a reformas que irán para largo y así aguanta en el cargo. Pero la única manera de reconstruir Italia es convocando elecciones.

P. Hermanos de Italia está disparado en los sondeos. Pero esos 10 puntos ganados en pocos meses se los ha robado a sus socios de la Liga.

R. Hemos sido un partido muy valorado durante muchos años, pero cuando se votaba no llegaba ese apoyo. La explicación es que nuestro partido era demasiado pequeño y los italianos tienen miedo a desperdiciar el voto. Una vez superado el suelo mínimo en las Europeas, nos hemos vuelto un partido votable. Hoy tenemos datos muy similares a los que tenía Alianza Nacional (AN) en su mejor época. Hemos reconstruido esa área política y muchos de esos electores están volviendo a casa. Hay algunos de la Liga, sí. Pero también muchos del Movimiento 5 Estrellas.

P. ¿Usted es la Gianfranco Fini [exlíder de AN] actual?

R. La comparación con Fini, tal y como fueron las cosas, no es un buen augurio. Pero estoy contenta de que gracias a la valentía que tuvimos arriesgarlo todo fundando un partido a 30 días de las elecciones hoy exista de nuevo la derecha tradicional Italia.

P. Su partido está hecho también con pedazos del Movimiento Social Italiano (MSI) y de la derecha posfascista. ¿Se siente cómoda con esa herencia?

R. No tenemos ningún vínculo con el fascismo. Sí con una derecha republicana, que ha hecho su trabajo con honestidad, orgullo y pasión. Pero no tenemos relaciones con el fascismo, que terminó hace 70 años y yo nací en 1977. Las batallas por la democracia las libra hoy Hermanos de Italia.

P. Me refería al posfascismo. Pienso en Giorgio Almirante, a quien usted celebró hace unos días en las redes sociales.

R. Almirante fue el líder del MSI, un movimiento parlamentario. Fue reconocido por todos como uno de los mejores políticos de la historia italiana. A su funeral acudieron los líderes del Partido Comunista Italiano y cuando murió Enrico Berlinguer se fue solo a despedirle. Dejó huella y para mí es una referencia. Pero eso no es ser heredero del fascismo.

P. Almirante formó parte de la República de Saló, escribió en el periódico Defensa de la raza, fue dirigente fascista…

R. Como tantos italianos en aquel tiempo. Italia era toda fascista hasta el 1945. Hubo muchos otros que lo fueron, pero cuando terminó se pasaron al otro lado y se olvidó su historial.

P. Salvini decía hace poco tiempo que el norte del país no era Italia, insultaba a los napolitanos, gritaba “Roma ladrona”: hoy ondea la bandera tricolor. ¿Es fiable un socio que cambia así de opinión?

R. Eso debe preguntárselo a quien le vota.

P. Pero usted es su socia en la coalición.

R. Salvini cogió un partido que decía lo contrario de lo que dice ahora y ha conseguido convertirlo en algo completamente distinto. Ha hecho un trabajo extraordinario. Estoy contenta porque las ideas que encarna hoy la Liga son mucho más parecidas a las que yo he defendido siempre. Recuerdo grandes peleas cuando estábamos juntos en el Gobierno porque se oponían a la celebración de los 150 años de la unidad de Italia.

P. ¿Pero se lo cree?

R. Creo que no se puede hacer algo así sin estar convencido. Hoy tengo un aliado con más cosas en común de las que tenía Alianza Nacional con la Liga entonces. Yo soy muy rígida con los valores, pero cada uno tiene su modo de hacer las cosas.

P. Hermanos de Italia ya no es el socio pequeño de la coalición de derechas. Puede generar tensión el nuevo equilibro de fuerzas?

R. No he pedido revisar los acuerdos en la base de nuestro crecimiento. Pero pido que se mantengan los pactos de meses atrás. Han pasado otras elecciones y ahora deben respetarse los pactos que nos llevan a ser los abanderados. Y en la alianza hay algunos que los respetan y otros que no. Y supongo que nadie quiere que el centroderecha se divida.

P. ¿Para Apulia y Le Marche les toca a ustedes?

R. Sí. Hemos propuesto dos candidatos muy competitivos para la victoria. No hay ninguna razón por la que cambiarlo. Y Hermanos de Italia está infrarrepresentada en la coalición, solo tenemos un presidente regional. No pido que nos valoren por ese 15% de los sondeos, pero que se reconozca lo que nos corresponde tocaba sobre la base de lo acordado.

P. ¿Hermanos de Italia aspira a liderar la coalición en algún momento?

R. Yo no apunto a nada personal, sino a hacerlo con nuestros aliados. En nuestra alianza siempre hay la misma regla: el primer ministro será el líder del partido que saque más votos. Hoy sería la Liga, pero los italianos deberán decidir si las cosas deben cambiar.

P. ¿Usted garantiza la permanencia de Italia en el euro?

R. Nunca hemos propuesto salir, aunque no lo veneremos. Las monedas son instrumentos, no objetivos o dioses. El euro es una moneda que ha generado agravios, porque estaba acuñada sobre la fuerza económica de Alemania. Y eso hizo que quien era fuerte lo fuese más, y quien era débil se debilitase más.

P. En Europa decidieron ponerse de lado de los ECR y abandonar a los ultras de Alemania, Holanda…

R. Compartimos la idea de una Europa distinta de esta, y eso no es salir o destruirla. Es ir a un modelo confederal. Porque ahora es un frankenstein de las organizaciones internacionales. Yo querría una Europa que no me diga lo largas que deben ser las zanahorias, pero que se ocupase de la política internacional. Lo hemos visto también con la pandemia: existe Schengen, pero no un protocolo único para afrontar estas situaciones.

P. ¿Querría a Viktor Orbán [primer ministro de Hungría] en su grupo?

R. Claro. Si sale del PP europeo sería su colocación natural. La principal delegación de los conservadores hoy son los polacos, un aliado histórico de la Hungría de Orbán.

P. Salvini también le corteja.

R. Pero es que la Liga también ha valorado la posibilidad de venir al ECR. Y sería una buena noticia.

P. En ese grupo también está Vox. ¿Qué relación tiene con ellos?

R. Una relación fantástica. También con Santiago Abascal, que vino como invitado a nuestro congreso anual. Tenemos muchas cosas en común en los programas y entre nosotros. Estoy muy contenta de su crecimiento y nuestra alianza es sólida. Esperamos poder llevarla adelante con mayor constancia.

P. Se parecen mucho en tantas cosas. Pero usted, que es la única mujer que guía un partido con posibilidades de gobernar, ¿comparte su visión sobre la violencia de género? Vox quiere abolir la ley que la combate en España.

R. Yo he sido ministra de un Gobierno que hizo la primera ley sobre el acoso. Participamos en todas las iniciativas contra la violencia sobre las mujeres. No conozco la ley española sobre esa cuestión…, pero convergemos mucho en temas como inmigración, apoyo a la familia, la tutela de la vida o las políticas económicas.

P. En el tema del autonomismo o los movimientos independentistas, usted parece un socio más fiable que la Liga para ellos.

R. Absolutamente. La defensa de la unidad del estado nacional nos une a Vox. Es la entidad mínima para defender los intereses de las personas y los pueblos. Los oponentes hoy son tan grandes, que sin un estado nacional no nos podemos defender. No es casualidad que los grandes globalistas defiendan los movimientos independentistas. Es el principio del “divide y vencerás”.

P. ¿A quién se refiere?

R. La revuelta catalana fue financiada por algunas asociaciones relacionadas con George Soros…

P. No me consta.

R. Sí, y como usted sabe es un gran financiador de las ONG. Algunas asociaciones suyas sostienen la revuelta catalana.

P. Usted que nació en la Garbatella y es romana de pura cepa, ¿querría ser alcaldesa de la ciudad?

R. Yo ya me presenté y quedé tercera. Y por ahora no pienso volver a presentarme. Pero nunca se sabe donde te lleva la vida. Y Roma merece mucho más de lo que tiene ahora. Pero no me presentaré a las próximas elecciones si es lo que me pregunta.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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