El presidente de Irán pide cooperación al nuevo Parlamento
Rohaní inaugura la legislatura bajo la sombra del coronavirus y del asesinato del general Soleimani
El nuevo Parlamento de Irán se ha inaugurado este miércoles bajo los condicionantes de la pandemia y la sombra del general Qasem Soleimani, asesinado por Estados Unidos a principios de año. Durante esta primera sesión, el presidente Hasan Rohaní ha pedido a los diputados que eviten el partidismo y cooperen con el Gobierno en aras de los intereses nacionales. El giro ultraconservador de la Cámara elegida el pasado febrero augura nuevas dificultades para el Ejecutivo en su último año.
“Con la ayuda de Dios, espero que podamos trabajar juntos en el año que le queda a este Gobierno y el inicio de esta legislatura. (…) Todos los esfuerzos deben dirigirse hacia los intereses, la seguridad y la identidad nacionales; el interés público debe prevalecer sobre los intereses de los partidos, las facciones o las circunscripciones”, ha manifestado Rohaní, de acuerdo con el texto de su discurso difundido por la Oficina del Presidente. En concreto, ha recabado el apoyo de los legisladores para luchar contra el coronavirus y la guerra económica de Estados Unidos.
Bajo la tribuna desde la que se dirigía a los diputados, había un enorme póster con los retratos del actual líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei; su predecesor y fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní, y el general Soleimani, que dirigía la fuerza expedicionaria de la Guardia Revolucionaria hasta que un dron estadounidense lo mató en Bagdad el pasado enero. El incidente añadió un nuevo elemento de tensión entre Teherán y Washington.
La undécima legislatura es fruto de las controvertidas elecciones del pasado febrero en las que el Consejo de Guardianes (una especie de Cámara Alta designada por el líder supremo) vetó a la mayoría de los candidatos reformistas y centristas. La manipulación preelectoral se tradujo en que 221 de los 290 escaños en liza fueran a parar a conservadores y ultraconservadores, frente a 19 a sus rivales políticos, con la participación más baja (43%) desde la revolución de 1979. Además, fueron elegidos 38 independientes (incluidos 5 representantes de minorías religiosas) y 22 quedaron para una segunda vuelta.
Esa composición sólo puede dificultar el trabajo de Rohaní, un conservador moderado o centrista, que ha visto como su apuesta por el acuerdo nuclear y un tímido deshielo con Estados Unidos, que le granjeó un amplio apoyo en su primer mandato, se volvía en su contra con la decisión de la Administración Trump de abandonar el pacto y reimponerle sanciones en 2018. Desde entonces, la profunda crisis económica y una serie de protestas populares, lo han puesto contra las cuerdas y reforzado a sus oponentes.
La situación se ha agravado este año con la pérdida de confianza que supuso el derribo de un avión de pasajeros por un misil de la Guardia Revolucionaria en enero y la gestión del coronavirus. Irán tardó en reconocer la emergencia sanitaria y se convirtió en el epicentro del brote en Oriente Próximo. Medio centenar de clérigos y altos cargos se contagiaron y al menos una veintena han muerto, incluidos dos de los diputados elegidos en febrero.
La televisión estatal ha dicho que los 268 legisladores que han asistido a la sesión inaugural habían dado negativo en las pruebas de covid-19. Antes de entrar en la Cámara, también se les ha tomado la temperatura. Una vez dentro, se han sentado distanciados, dejando un escaño libre a cada lado. Muchos llevaban mascarillas.
“Estamos entre los países que han tenido éxito en su lucha contra el peligroso coronavirus”, ha asegurado Rohaní antes de reclamar su apoyo para seguir combatiendo la pandemia. Según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad, llevan 7.564 muertos y 141.591 casos confirmados. Pero la falta de transparencia del régimen y los testimonios de fuentes médicas hacen sospechar que las cifras sean mayores.
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