“El comedor de casa se ha convertido en una iglesia”: velatorios en línea en tiempos de coronavirus
La sociedad intenta adaptarse a las limitaciones impuestas por la pandemia incluso en el momento de la despedida
Pocos están presentes allí en el velatorio. La mayoría está en algún comedor, o en una habitación de su casa en silencio. Pero todos extienden sus manos hacia el ataúd, a petición del cura, que también está solo en casa. A través de una pantalla, el padre Bianor Francisco de Lima Júnior realiza virtualmente las ceremonias de despedida en tiempos de coronavirus. Desde que la pandemia irrumpió en Brasil, todos los velatorios se han reducido a aproximadamente una hora y solo puede haber un número máximo de entre 10 y 20 asistentes, según las normas establecidas por cada municipio. Las ceremonias en línea permiten, por lo menos, que más personas puedan despedirse, aunque sea virtualmente, y que todos puedan escuchar algunas palabras de consuelo.
En el cementerio Morada da Paz, en Natal, ciudad del nordeste de Brasil, se llevan a cabo funerales virtuales desde 2001, lo que permite que la despedida pueda realizarse desde cualquier lugar del mundo. Pero este tipo de misa en línea que celebra el padre Bianor es una novedad que ha llegado con la pandemia. “Surgió de la necesidad de quedarse en casa para proteger a los familiares, el ambiente donde se está y también para proteger al celebrante”, dice el sacerdote, que realiza este tipo de celebración a petición del cementerio Morada da Paz. “Me preguntaron si sería posible hacer una oración, dar una palabra de consuelo, de forma virtual. Eso forma parte del pensamiento de la Iglesia, que es ayudar a las familias en este momento”.
Para ello, el padre Bianor instala su altar dentro de su casa y comienza las oraciones. “Lo monto todo aquí mismo. El comedor de casa se ha convertido en una iglesia”, dice. Explica que no se trata de una misa, porque es una celebración más corta, “pero tiene casi todo lo que tiene una misa, excepto la parte de la consagración, el pan y el vino”. La celebración en línea dura entre 20 minutos y media hora.
Vivianne Guimarães, directora del Grupo Vila, del que forman parte Morada da Paz y otros cementerios de los Estados de Río Grande del Norte y Pernambuco, asegura que la demanda de funerales en línea ha aumentado mucho desde marzo de este año. “Antes, se hacían una media de 30 funerales [al mes] en esta modalidad, pero en marzo la cifra aumentó a 46”, dice. “Asistí al funeral en línea de mi tío el mes pasado. Y fue importante, porque los familiares que viven en otros países pudieron estar presentes”.
Según una encuesta realizada por el Sindicato de Cementerios y Crematorios Privados de Brasil, más de la mitad de los cementerios ofrecen hoy esta alternativa a los funerales convencionales. “Muchos ya disponían de esta tecnología, pero ahora la adhesión es mayor”, dice Gisela Adissi, presidenta de la entidad. El velatorio virtual tiene otras particularidades, además de una contraseña y un enlace de acceso. “Debido al número limitado de personas en la sala, las familias llevan fotos de quienes les gustaría que estuvieran presentes, por ejemplo”.
Para la psicóloga y especialista en emergencias Cibele Marras, de São Paulo, la privación de los rituales de despedida puede ocasionar trastornos emocionales a los que están de luto y, en este sentido, las ceremonias virtuales son alternativas válidas en tiempos de distanciamiento social. “El funeral tiene la función de concretar la pérdida, de comprender que ese ser querido se ha ido. Los velatorios y los entierros siguen siendo rituales muy significativos en la cultura brasileña. Vivir el luto es importante incluso desde el punto de vista de la salud mental. Es importante que comprendamos que las personas que han muerto han tenido despedidas dignas. Han tenido la mejor despedida posible. Tenemos que permitir que los que están de luto expresen sus emociones y sus sentimientos sean validados”, considera.
Otra alternativa que ha surgido en medio de la pandemia, según la presidenta del sindicato de cementerios, es el aplazamiento de la ceremonia para cuando pase este momento de contagio más severo. Sin embargo, todas son medidas paliativas. En el momento del luto, los que se quedan quieren al menos despedirse con dignidad. “Una vez asistí a una familia que había perdido a su madre. Estaba hablando con la hija sobre los detalles del ataúd y del velatorio, cuando ella me interrumpió y me dijo: ‘Voy a buscarle un abrigo a mi madre, porque va a hacer frío”, dice Gisela. “En estos momentos todo tiene un valor. Incluso el acolchado de la urna reconforta, aunque sea de forma simbólica”. Brasil registró hasta este lunes 23.473 muertes por la covid-19.
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