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La comunidad internacional compromete más de 2.500 millones para los países de acogida del éxodo venezolano

Los fondos buscan mejorar las condiciones de vida de más de cinco millones de migrantes

El jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, durante una rueda de prensa en Bruselas, el mes pasado. En vídeo, Borrell en la conferencia de donantes este martes.Vídeo: OLIVIER HOSLET (Reuters) | EP

Con la pandemia esparciéndose sin freno por América Latina, nuevo epicentro del coronavirus, la situación de los más de cinco millones de migrantes venezolanos repartidos por los países vecinos se agrava. Dirigentes de 40 países y organizaciones internacionales aunaron fuerzas este miércoles en un acto organizado por la UE y España para lanzar un paquete de ayuda que limite las consecuencias del éxodo. La iniciativa sumó compromisos por 2.544 millones de euros, siendo la mayor parte préstamos. Solo 595 millones son desembolsos directos de los países. El resto constituye otro tipo de apoyo financiero.

A los países limítrofes con Venezuela se les acumulan los problemas justo cuando tratan de amortiguar el brutal impacto de la masiva llegada de inmigrantes. Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil, principales destinos, se han topado con una virulenta emergencia sanitaria que ha tensado al extremo la capacidad de sus sistemas de salud y educación para atender a los recién llegados. “Durante demasiado tiempo, los países que acogen a los refugiados lo han hecho con poca ayuda. Ahora tenemos una gran oportunidad de marcar la diferencia y movilizar recursos”, pidió al inicio de la conferencia Filippo Grandi, alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados.

La UE y España asumieron la organización de la respuesta internacional para aportar algo de oxígeno a los Gobiernos latinoamericanos. La recaudación superó las expectativas, con una cantidad que cubre las necesidades para 2020. Antes del evento, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) cifraron en 1.410 millones de dólares (1.285 millones de euros) los fondos necesarios para este año. “Hemos cumplido con una asignatura pendiente que tenía la UE. Las contribuciones son muy significativas y debemos felicitarnos”, celebró el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

Entre los donantes, la presencia más significativa fue la de Estados Unidos, ausente de otras iniciativas multilaterales de trascendencia como la recogida de fondos para financiar una vacuna contra el coronavirus. Washington anunció una aportación de 200 millones de dólares, por encima de los 144 millones de euros a los que se comprometió Bruselas, aunque estos van acompañados de 400 millones en préstamos del Banco Europeo de Inversiones.

La contribución estadounidense fue bien recibida por la UE, que aspira a recuperar el diálogo político con Venezuela de la mano de Washington. La Casa Blanca sugirió el mes pasado una solución intermedia en la que tanto Nicolás Maduro como Juan Guaidó dejaran paso a un Gobierno de concentración que manejara la transición. Y Borrell dijo tomar nota “positivamente” de la idea.

Durante la conferencia, en la que los ministros de Exteriores fueron interviniendo uno a uno por videoconferencia para anunciar sus aportaciones, los representantes de los países de acogida se mostraron dispuestos a seguir atendiendo a los inmigrantes, y no escatimaron ataques al régimen de Maduro. “Los venezolanos huyen del peor régimen totalitario que hayan conocido jamás”, arremetió el canciller brasileño, Ernesto Araújo. “Si no termina rápidamente esta dictadura la situación se va a agravar”, añadió el presidente colombiano, Ivan Duque, que dijo temer que el éxodo, el segundo mayor global solo por detrás del sirio, acabe llegando a los siete millones de desplazados. Argentina se mostró contraria a las sanciones impuestas.

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Agilidad de los pagos

Una de las principales inquietudes de España y los países de acogida es garantizar la agilidad de los pagos. En la mente de los organizadores pesa la experiencia del pasado octubre, cuando una conferencia de solidaridad con Venezuela organizada en Bruselas recaudó 120 millones que aún no han sido desembolsados.

En esta ocasión, los organizadores tienen la intención de recuperar la cantidad que quedó en el limbo y de facilitar un desembolso rápido. “La covid-19 ha incrementado las urgencias. No se puede esperar más para canalizar este dinero”, explican fuentes de Exteriores. La fórmula acordada consiste en que cada donante identifique a los destinatarios de su partida, ya sean directamente los países que más refugiados acogen o los proyectos de las organizaciones humanitarias sobre el terreno. Con este esquema se busca evitar la creación de una nueva plataforma para la conferencia “que demoraría aún más el devengo”, argumentan estas fuentes. El riesgo de este mecanismo, que deja a criterio de cada donante, es que la distribución de dinero entre los países que acogen a los refugiados resulte desigual.

En un contexto económico adverso, con caídas del PIB que en muchos casos rondan los dos dígitos por el parón de la actividad derivado del confinamiento, la capacidad de movilizar recursos de la comunidad internacional tenía algo de incierto. “Podemos estar satisfechos”, concluyó la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya.

Ahora la mayor inquietud es que las promesas se desvanezcan según empeoren las perspectivas financieras. Ante la desconfianza de que así suceda, el Gobierno canadiense se ha comprometido a organizar otra conferencia de seguimiento de esos fondos.

España aporta 50 millones

España aportará 50 millones de euros para aliviar la situación de los desplazados venezolanos. Se trata de una de las mayores partidas individuales comprometidas por los países participantes en la conferencia -a mucha distancia, eso sí, de los 182 millones de euros estadounidenses- y se desembolsará en tres años. Casi la mitad (23 millones) se pagará este año. De esa partida, el Ministerio de Exteriores solo detalla los 12 millones que destinará a Acnur y a OIM, las agencias de la ONU dedicadas a los refugiados y a las migraciones en general, respectivamente. El resto se irá concretando más adelante.

Con esta aportación, España da “un salto cualitativo” en la ayuda a la crisis venezolana, en palabras de la ministra de Exteriores. Antes de habilitar estas cantidades, la cooperación española ya ha destinado más de 20 millones tanto a los Estados que acogen a refugiados venezolanos como a afectados dentro del país.

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