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El ministro de Interior turco presenta su dimisión por el caótico toque de queda contra el coronavirus

Erdogan anuncia que no acepta la renuncia de Süleyman Soylu, uno de los hombres más fuertes del Gobierno y enfrentado a la facción que dirige el yerno del presidente

Aglomeraciones en torno a tiendas de alimentación en Estambul la noche del pasado viernes poco después de que se anunciase que, dos horas después, se impondría un estricto toque de queda de fin de semana para evitar contagios por el coronavirus.
Aglomeraciones en torno a tiendas de alimentación en Estambul la noche del pasado viernes poco después de que se anunciase que, dos horas después, se impondría un estricto toque de queda de fin de semana para evitar contagios por el coronavirus.AP
Andrés Mourenza

El ministro turco de Interior, Süleyman Soylu, uno de los hombres más influyentes del Gobierno de Erdogan y conocido por sus políticas de mano dura, presentó este domingo su dimisión a raíz del caótico toque de queda de 48 horas decretado este fin de semana para evitar la propagación del coronavirus en un país que ya ha registrado casi 57.000 infectados. Sin embargo, un par de horars después del anuncio, la oficina del presidente, Recep Tayyip Erdogan, explicó que no acepta la renuncia del ministro, del que dijo valorar “su exitoso trabajo” en la lucha contra la epidemia de Covid-19 y, en general, su labor en pro de la “seguridad pública” en el país.

La estricta medida de este fin de semana -se ordenó el confinamiento total de la población a excepción de una exigua lista de profesiones, como médicos o panaderos- fue en general cumplida a rajatabla por la población de las 31 provincias donde estuvo vigente, pero el modo de anunciarla, dos horas antes de que entrase en vigor y sin dar apenas detalles, provocó que miles de personas se echasen el viernes a la calle para abastecerse. Las aglomeraciones y las largas filas ante colmados y tiendas de alimentación, bebida y tabaco pudieron provocar, según los expertos, cientos de posibles nuevas infecciones.

“Esta medida se preparó con extremo cuidado para prevenir los contagios durante el fin de semana (…). Pero las imágenes resultantes no reflejan la planificación que hubo detrás. (…) Asumo toda la responsabilidad de la aplicación de esta medida y dimito de mi cargo de ministro de Interior”, anunció en las redes sociales Süleyman Soylu. El comunicado publicado por el Ministerio de Interior el pasado viernes anunciando el toque de queda aseguraba que la declaración del toque de queda contaba con el visto bueno del presidente, si bien los alcaldes de las provincias afectadas -las más pobladas del país y, muchas de ellas, gobernadas por la oposición- se quejaron de que no se les notificó la decisión, lo que les impidió tomar medidas para evitar aglomeraciones antes de su entrada en vigor. No solo la oposición pidió la dimisión del titular de Interior, varios medios también se hicieron eco del malestar del ministro de Sanidad, Fahrettin Koca -médico de profesión-, al que aparentemente no se consultó a la hora de tomar la decisión. La misión del toque de queda era impedir que, debido al buen tiempo, los habitantes de las grandes ciudades se concentrasen en parques y paseos como ha ocurrido en anteriores sábados y domingos. Sin embargo, desde el punto de vista epidemiológico, un confinamiento de dos días no tiene sentido a la hora de detener la expansión de la Covid-19.

Pese a proceder del exterior del movimiento islamista -dirigió un partido de centroderecha laico opuesto a Erdogan- Soylu fue cooptado por el presidente turco y ascendió rápidamente en su Gabinete. Primero ocupó el cargo de ministro de Trabajo y, tras el intento de golpe de estado de 2016, fue designado ministro de Interior. Por ello, fue quien manejó las purgas y sustituciones en las fuerzas de seguridad, ascendiendo a elementos ultranacionalistas y de extrema derecha dentro de la policía. Se ha caracterizado por ser la mano dura del Gobierno y ha convertido la cartera en su coto personal. La confianza de Erdogan le ha hecho ganar peso dentro del gabinete pero también le ha enfrentado a otras facciones: principalmente la dirigida por el yerno y posible delfín del presidente, el ministro de Finanzas, Berat Albayrak. Un violento cruce hace dos años en el que Albayrak golpeó con el hombro a Soylu sin girarse a mirarlo congeló ante las cámaras la gélida relación entre ambos. De hecho, varios analistas atribuyen a la llamada facción de los “pelícanos”, representada en el Ejecutivo por Albayrak, la presión a Soylu para que presentase su dimisión. A tenor del resultado, sin embargo, cabe inferir que Soylu sigue contando con el apoyo de Erdogan.

No es el primer miembro del Gobierno de Turquía cuyo puesto se ha visto afectado por el coronavirus. El pasado 28 de marzo, el ministro de Transporte e Infraestructura, Mehmet Cahit Turan, fue cesado de la noche a la mañana. Según la prensa opositora se debió a desavenencias sobre el manejo de adjudicaciones de ciertas infraestructuras, cuyos concursos han continuado pese a la epidemia.

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