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Un multitudinario concierto toma las calles de Bogotá para redoblar la presión al Gobierno

Miles de personas se movilizan de forma pacífica en la capital de Colombia en apoyo de las protestas

La movilización pacífica en las calles de Bogotá, este domingo.Vídeo: LUISA GONZÁLEZ (REUTERS) / REUTERS-QUALITY
Francesco Manetto

Miles de colombianos desfilaron este domingo de forma pacífica por las calles de Bogotá en una movilización que buscaba dejar claro al Gobierno de Iván Duque que las protestas no se detienen. El formato elegido celebra un aspecto esencial de lo que desde el pasado 21 de noviembre ha acompañado las marchas de los trabajadores, estudiantes y distintos colectivos: la música. Un multitudinario concierto cruzó la capital de Colombia desde las ocho de la mañana con una tarima móvil que recorrió la carrera Séptima, una de las principales arterias de la ciudad, del sur hasta la calle 85. Allí y en cuatro escenarios fijos se exhibieron decenas de los artistas que más solidaridad han mostrado con las reivindicaciones de los manifestantes, de Bomba Estéreo a Toto la Momposina, Adriana Lucía o Monsieur Periné.

"A parar para avanzar, viva el paro nacional". El hilo conductor de la jornada fue precisamente el llamamiento a la continuidad de las huelgas. En menos de 20 días, el país ha vivido tres paros nacionales que, con adhesión desigual, han mantenido el pulso con el presidente. Pero las fechas navideñas, el cierre de las universidades, la falta de experiencia en sostener las manifestaciones en la calle y las pérdidas económicas alimentaron la posibilidad de una desmovilización. El concierto de este domingo, bautizado como Un canto por Colombia, pretendía ofrecer una imagen de transversalidad. Lo logró, sobre todo, a lo largo de la mañana. Y, al mismo tiempo, quería proyectar serenidad en la protesta, que en sus primeros días estuvo manchada por algunos episodios de vandalismo y represión policial como la actuación del policía antidisturbios que disparó y provocó la muerte de un joven estudiante, Dilan Cruz.

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"Resistencia, resistencia", coreaban a media mañana cientos de personas en el Parque de los Hippies, una plaza que se convirtió en uno de los símbolos de las concentraciones, sobre todo de los estudiantes. Ese es ahora el objetivo de los líderes de las protestas. Resistir y, mientras las conversaciones entre el Gobierno y el Comité Nacional del Paro tratan de alcanzar algún acuerdo, demostrar que conservan capacidad de presión.

Este movimiento, que aparte de los representantes sindicales, estudiantiles y de las comunidades indígenas no tiene un líder definido, se ha dado cita en la calle prácticamente a diario desde la primera convocatoria. Entre cacerolazos, asambleas de vecinos, marchas y performances reclaman, en la sustancia, un cambio en la política económica del Ejecutivo. Empezando por una nueva reforma tributaria, que acaba de superar el primer trámite en el Congreso. La Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT) y la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) llegaron a anunciar una "toma de Bogotá" para el día en que se debata esa ley en el pleno del Parlamento.

Una mayoría está de acuerdo con los motivos de los paros

SANTIAGO TORRADO

En un reciente estudio del Centro Nacional de Consultoría (CNC), el 71% de los consultados se mostró de acuerdo con que el paro representa esperanza porque obliga al Gobierno a atender reclamos justos de la sociedad, mientras un 27% consideró que desestabiliza el país y pone en riesgo a la democracia. El apoyo a las movilizaciones es aún más robusto entre los jóvenes, que han sido protagonistas de las marchas. “Cuando uno habla con los jóvenes, ellos sienten que han hecho una cosa bonita para bien del país, ese es el sentimiento detrás del paro”, explica Carlos Lemoine, fundador del CNC.

La estrategia del Gobierno jugaba al desgaste de las protestas. Sin embargo, al menos por el momento, no hay visos de que las marchan se detengan. Mientras tanto, Iván Duque, tiene que afrontar la habitual pinza que lo sitúa entre los que contestan su política, los líderes de la oposición y el ala más radical del Centro Democrático, el partido derechista que vertebra al Ejecutivo que le reclama mayor dureza. Esta semana la desaprobación de su gestión alcanzó el 70%, según la última medición de la firma Invamer. El mandatario lanzó la idea de una "conversación nacional", que ya ha comenzado con distintos actores sociales y que apunta a una nueva modalidad de talleres regionales en los que las autoridades nacionales mantienen contacto con las del territorio. Es decir, no está claro que esta iniciativa llegue a algún resultado concreto ante las demandas de los manifestantes.

A las exigencias de carácter económico se suman otras que tienen que ver más con la profunda transición cultural que está experimentando Colombia cuando se acaban de cumplir tres años de la firma de los acuerdos de paz con las FARC. A pesar de que la violencia sigue azotando el campo, la sociedad está cambiando. Reclama una aplicación más efectiva de lo pactado con la extinta guerrilla y que las fuerzas de seguridad comiencen a tener otra conducta. Claudia López, alcaldesa electa de Bogotá, lo resumió con estas palabras al unirse a la movilización. "Un abrazo lleno de gratitud a todos los ciudadanos, talentos y voces que invitan a esta construcción colectiva de país, inspirada por generaciones que sabemos que el cambio es aquí y ahora".

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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