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El Parlamento Europeo asusta a la Comisión Von der Leyen con el rechazo de dos candidatos

Los conflictos de interés detectados por la eurocámara obligan a Rumanía y Hungría a designar nuevos aspirantes

Von der Leyen (izquierda), el 19 de septiembre en el Parlamento.
Von der Leyen (izquierda), el 19 de septiembre en el Parlamento.VINCENT KESSLER (REUTERS)

Dos envites con el Parlamento Europeo, dos grandes sustos para la presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La comisión de Asuntos jurídicos del Parlamento ha rechazado este lunes a los candidatos a comisario europeo designados por Rumanía y Hungría, a quienes von der Leyen había atribuido carteras de cierta importancia como Transporte y Ampliación. Los europarlamentarios consideran que los intereses financieros de ambos candidatos presentan unos conflictos de interés incompatibles con el cargo comunitario.

El varapalo llega solo dos meses después de que la aspirante a presidir la Comisión sufriera en julio una comprometida sesión de investidura que solo superó por un margen de nueve votos a favor sobre el mínimo necesario.

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La dura votación de julio (que cosechó 327 votos en contra de Von der Leyen) y la doble defenestración de septiembre revela el encrespamiento de un Parlamento que no oculta su hostilidad hacia el acuerdo del Consejo Europeo que rechazó los candidatos designados por los partidos políticos para presidir la Comisión Europea y colocó de la noche a la mañana a la ex ministra alemana de Defensa.

El enfado del parlamento podría cobrarse nuevas víctimas porque desde este lunes y hasta el 8 de octubre, como mínimo, deberá someter a escrutinio el talante político y la preparación técnica de los 26 futuros comisarios. Y a finales de octubre, si se cumple el calendario previsto, los 27 miembros de la Comisión (incluida su presidenta) deberán someterse a una votación conjunta y definitiva que requiere una mayoría simple de los votos emitidos.

Algunas fuentes comunitarias apuntan que la caída de la candidata rumana, la socialista Rovana Plumb, y del conservador húngaro Laszlo Tocsanyi, podría apaciguar al Parlamento y anticipar unas audiencias más benévolas de lo previsto.

Fuentes parlamentarias, en cambio, advierten de que la tardanza en asumir el veredicto de la comisión de Asuntos Jurídicos ha soliviantado aún más a muchos europarlamentarios.

La comisión concluyó el pasado 26 de septiembre que ni Plumb ni Tocsanyi podrían ejercer el cargo de comisario si no solventaban los conflictos de interés detectados en sus declaraciones de interés. Pero el presidente del Parlamento, David Sassoli, reclamó a la comisión que aclarase sus conclusiones antes del mediodía del 30 de septiembre. Y von der Leyen, según fuentes comunitarias, amagó con la posibilidad de salvar a uno o los dos comisarios en peligro mediante un cambio en las competencias atribuidas.

Algunos miembros de la comisión de Asuntos Jurídicos interpretaron las dudas de Sassoli y de von der Leyen como maniobras para ganar tiempo. Otras fuentes parlamentarias achacan la dilación a un malentendido atribuible a la inexperiencia de una comisión que ha estrenado poderes reforzados en esta legislatura para verificar los conflictos de interés.

La reacción de la comisión de Asuntos Jurídicos, en cualquier caso, ha sido contundente. Y este lunes, en una nueva reunión, han señalado que cada aspirante señalado “no puede ejercer sus funciones de acuerdo con los Tratados y el Código de Conducta”. Resueltas las presuntas dudas, tanto Plumb como Tocsanyi han arrojado la toalla. Y los gobiernos de Rumanía y Hungría se han visto en la humillación de designar a otros candidatos.

La andanada hace temblar a los candidatos con algún punto polémico en su trayectoria. El riesgo de un voto en contra en las audiencias es evidente y ya ocurrió en el pasado, cuando los candidatos de países como Italia, Bulgaria o Eslovenia fueron rechazados.

En esta legislatura, la prueba resulta más dura porque, por primera vez, el visto bueno de las comisiones parlamentarias requiere el voto favorable de los coordinadores de grupo que representen al menos dos tercios de los escaños. Cabe la posibilidad de una segunda votación con el mismo umbral. Y de una tercera, en la que solo se requeriría una mayoría simple pero con el voto de todos los europarlamentarios de la comisión. Pero si algún aspirante tiene que llegar a ese tercer escrutinio es probable que las dudas sobre su idoneidad estén tan generalizadas que difícilmente podrá superarlo. La sorpresa podría saltar en cualquier audiencia, pero algunas se anuncian ya como bastante complicadas.

Las dietas del polaco

Von der Leyen ha otorgado la cartera de Agricultura al comisario designado por Polonia, Janusz Wojciechowski. El aspirante se somete este martes a la audiencia parlamentaria, solo cuatro días después de que la Oficina europea de Lucha contra el Fraude concluyese una investigación sobre las dietas percibidas de más por Wojciechowski durante su ejercicio como miembro del Parlamento Europeo. Como consecuencia de la investigación, el todavía europarlamentario polaco ha tenido que devolver 11.243 euros cobrados indebidamente del erario público europeo. Al aspirante tampoco le ayuda haber sido desviando por uno de los gobiernos más euroescépticos del club comunitario ni proceder de un país sometido a un expediente por presunta vulneración de los valores fundamentales de la Unión.

Francia bajo sospecha

La comisaria designada por Francia, Sylvie Goulard, llega con excelentes credenciales políticos pero salpicada por una investigación sobre el uso de empleos ficticios por parte de algunos europarlamentarios franceses. El caso ya le costó su puesto como ministra de Defensa nada más ser nombrada por Emmanuel Macron. París la compensó con el cargo de vicegobernadora del Banco de Francia, un puesto desde el que ha saltado hasta cartera de Mercado Interior (con competencias en industria y defensa) en la futura Comisión Europea. El miércoles se someterá a un examen que también se anuncia jugoso.

La euroorden belga

El miércoles también se someterá a audiencia el candidato belga, Didier Reynders, a quien Von der Leyen le ha asignado la cartera de Justicia. La prueba parece fácil para el veterano liberal belga, que lleva más de 20 años ininterrumpidos como miembro del gobierno de su país. La cartera, sin embargo, es delicada para el representante de un país con una posición equívoca sobre el Estado de derecho. Por un lado, Reynders aboga por impulsar el control sobre los valores fundamentales en la UE, con un mecanismo de verificación socio por socio. Por otro, su país encaja con cierta frecuencia sentencias en contra del Tribunal europeo de Derechos Humanos. Entre los eurodiputados españoles de los principales grupos, además, causa resquemor la repetida negativa de Bélgica a facilitar la extradición de personas buscadas por la justicia española, desde miembros de ETA al ex presidente catalán Carles Puigdemont. Para calmar esa inquietud, Reynders ha ofrecido una posible reforma de la llamada euroorden de detención y entrega, aunque sin concretar si sería para agilizarla o dificultarla.

El sambenito europeo

Al comisario designado por Grecia, Margaritis Schinas, le ha caído en suerte una vicepresidencia para la Protección de nuestro estilo de vida europeo. Una etiqueta elegida por Von der Leyen pero que puede poner en un brete a Schinas durante su audiencia del próximo jueves. Los populares defienden esa denominación. Pero los socialistas y, sobre todo, los liberales, han exigido el cambio de la denominación o, al menos, que se retiren a Schinas las competencias relativas a inmigración para no alentar amalgamas incómodas entre la protección un supuesto estilo de vida y la gestión de los flujos migratorios. Schinas no corre gran peligro. El nombre de su cartera, sí.

El doble reto de Borrell

El próximo lunes será el turno de la audiencia parlamentaria de Josep Borrell, elegido por el Consejo Europeo como futuro vicepresidente de la Comisión Europea y Alto Representante de Política Exterior de la UE. El todavía ministro español de Exteriores será uno de los miembros con mayor experiencia de la Comisión de Von der Leyen, tras más de cuatro décadas en primera línea política nacional y europea (presidió el Parlamento Europeo). Aun así, Borrell ha admitido que afronta el examen parlamentario con evidente prudencia y sin darlo por ganado de antemano.

Los rivales políticos del socialista parecen dispuestos a airear durante el examen su declaraciones más polémicas (como la relativa a la conquista de América) y las sombras de su currículum, como el abandono prematuro de la presidencia del Instituto Universitario Europeo de Florencia o la reciente sanción de la CNMC por uso de información privilegiad en la venta de acciones de Abengoa.

Ninguna de las posibles objeciones a Borrell parece insuperable. Y a su favor juega, en principio, que su nombramiento forma parte del acuerdo alcanzado en julio por los presidentes de Gobierno de la UE para repartir los cinco altos cargos en juego (presidencia de la Comisión, del Consejo, del BCE, del Parlamento y Alto Representante) entre populares, socialistas y liberales.

Esa baza, sin embargo, también puede jugar en contra porque los europarlamentarios ya han mostrado su disgusto con aquel acuerdo, con una votación muy ajustada para la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y un respaldo deslucido para la presidenta del BCE, Christine Lagarde (que obtuvo menos votos a favor que cualquiera de sus tres predecesores).

A diferencia del resto de comisarios, a Borrell le queda un segundo reto tras la audiencia. El Alto Representante es el único puesto que puede ser revocado por el Consejo Europeo (por mayoría cualificada), por lo que Borrell deberá garantizar que mantiene la confianza de las 27 capitales durante todo su mandato.

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