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El exespía que enturbia la campaña de la CDU en el Este

Hans-Georg Maassen recorre distritos electorales con posiciones alejadas de la línea oficial del partido y en nombre de su ala más conservadora

Ana Carbajosa
Maassen, en el Parlamento en septiembre de 2018.
Maassen, en el Parlamento en septiembre de 2018.MICHAEL SOHN (AP)

Hans-Georg Maassen quiere cambiar la Unión Demócrata Cristiana (CDU), devolverla a lo que el exjefe servicios secretos internos alemanes cree que fue el partido de centro-derecha alemán antes de la era Merkel, a lo que considera sus esencias conservadoras. Con un mensaje plagado de guiños a la ultraderecha, el destituido exjefe de los espías se ha paseado por Sajonia y Brandeburgo, los dos Estados del Este de Alemania que este domingo van a las urnas, haciendo campaña con posiciones alejadas a la línea oficial del partido. Desde el cuartel general de la CDU, han capeado el temporal Maassen de forma improvisada y errática, conscientes de que expulsarle supondría un cisma en un partido, en el que las ideas de Maassen son bien recibidas entre quienes aspiran a derechizar la CDU.

Los conservadores y los socialdemócratas, los dos partidos que gobiernan en coalición en Berlín, se enfrentan según las encuestas a severas pérdidas en las elecciones en los dos Estados de la antigua República Democrática Alemana (RDA). La ultraderecha, Alternativa por Alemania (AfD), podría escalar sin embargo a la primera posición en alguno de los Estados.

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El jueves en Berlín, en un encuentro con periodistas extranjeros, Maassen expuso sus tesis, que en muchos puntos se solapan milimétricamente con el discurso ultra en Alemania. Habló de la necesidad de deportar a más demandantes de asilo, de la supuesta preocupación ciudadana ante la falta de libertad de expresión para opiniones discrepantes como la suya y el desconocimiento de “los políticos” de los problemas de la gente, “que no tienen que ver con Greta Thunberg”. “Mi impresión es que los políticos viven en una burbuja”, aseguró haciéndose eco del discurso antiestablishment propio del populismo de derechas.

Maassen habla en nombre del ala más conservadora del partido de la canciller, Angela Merkel, la corriente que se opone de manera furibunda a su política de refugiados y cuestiona la política climática del Ejecutivo. La venganza, por una destitución hace un año que, según quien le conoce, no acaba de digerir es otro de los motores que impulsa a este electrón libre de la CDU, que ha logrado enturbiar una campaña ya de por sí delicada.

Maassen se vio envuelto en una controversia con la extrema derecha hace un año, cuando se celebraron unas marchas xenófobas en Chemnitz en las que parecía haberse decretado una caza al extranjero. El entonces responsable de seguridad respaldó las tesis ultras y descartó que pudiera probarse que fuera un incidente xenófobo. La canciller intervino en la polémica, que acabó con la salida de Maassen de la jefatura de los servicios secretos internos.  El jueves, ante la prensa, Maassen volvió a insistir en que no hay pruebas de se tratara de un incidente xenófobo.

La fricción entre la CDU y Maassen es tal, que el exespía accedió el pasado domingo a mantenerse alejado de los escenarios en Sajonia. “quise ayudar a mi partido en Sajonia. Visto que mi apoyo no es considerado necesario […], me retiro con el corazón pesado”. Con su tuit cincelaba su papel de gran víctima de una clase política que no quiere escuchar las supuestas verdades del barquero que él asegura representar. Cerca o lejos del escenario, lo cierto es que Maassen ha conseguido que se hable de él, y mucho, durante una campaña muy complicada para la CDU.

El problema de Maassen es sin duda el más estridente, pero no el único. Annegret Kramp-Karrenbauer, también conocida como AKK representa el ala más centrista del partido, en cierto modo, una continuidad política de Merkel. A su derecha, anida en el partido, una corriente más conservadora, que acusa a la canciller de haber socialdemocratizado el partido y de favorecer el crecimiento de los ultras dejando excesivo espacio político a su derecha. Los más convencidos se agrupan en la llamada Unión de los valores, que coexiste dentro de la propia CDU. Forman una minoría, pero hacen mucho ruido, en especial en el Este.

Identidad del partido

“Es un debate que toca las capas más profundas de la identidad del partido”, explica por teléfono Werner Patzelt, politólogo y miembro del ala conservadora. “El debate ha ido cobrando intensidad a la luz de los malos resultados de las últimas elecciones. AKK no está teniendo mucho éxito y si hay más derrotas electorales, los que se oponen a la socialdemocratización de Merkel ganarán posiciones en la derecha”, vaticina Patzelt.

El ala más conservadora todavía no ha superado la derrota interna, cuando Merkel logró que se impusiera su candidata para presidir el partido el pasado diciembre. Pero a AKK, ahora también ministra de Defensa, no le va bien en las encuestas, lo que alienta a sus detractores ante la prevista sucesión de Merkel con el fin de la legislatura, en 2021. Esas tensiones amenazan con agudizarse tras las elecciones regionales del domingo en Sajonia y Brandeburgo. Una caída de la CDU, como vaticinan los sondeos, supondría un duro golpe para AKK, presidenta del partido conservador.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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