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Los africanos que liberaron Europa

Macron conmemora el 75º aniversario del desembarco en Provenza con un llamamiento a mantener la memoria de los combatientes de las colonias francesas

Marc Bassets
Emmanuel Macron, en la conmemoración del desembarco en Provenza.
Emmanuel Macron, en la conmemoración del desembarco en Provenza.ERIC GAILLARD (REUTERS)

Es el otro desembarco, menos conocido y mitificado que el de Normandía, el D-Day, pero clave en el final de la Segunda Guerra Mundial. Si en Normandía, el 6 de junio de 1944, fueron británicos, estadounidenses y canadienses los que protagonizaron la operación, en el desembarco de Provenza, el 15 de agosto del mismo año, los héroes fueron otros.

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Los llamados fusileros senegaleses —no solo de Senegal, sino de otras colonias francesas subsaharianas, que habían participado ya en la Primera Guerra Mundial— y soldados del norte de África representaron la mayoría de las tropas que aquel día alcanzaron la costa del Mediterráneo. Su contribución aceleró la liberación de Francia y de Europa, y la derrota de la Alemania nazi.

“Francia tiene en ella una parte de África. Y en este suelo de Provenza, esta parte fue la de la sangre vertida”, dijo este jueves el presidente Emmanuel Macron en una ceremonia en la necrópolis nacional de Boulouris para conmemorar el 75º aniversario del desembarco. Todos estos soldados, añadió el presidente, “honraron y engrandecieron Francia”. “Pero, ¿quién se acuerda hoy de su nombre, de su rostro?”, se preguntó.

Entre los invitados, se encontraba el presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, y el de Guinea, Alpha Condé. También Nicolas Sarkozy. La conmemoración era el primer acto oficial desde que hace dos semanas los Macron comenzaron el veraneo en el fuerte de Brégançon, en la Costa Azul.

“Fueron esenciales para Francia...”, explica el historiador Julien Fargettas, autor del libro Les tirailleurs sénégalais. Les soldats noirs entre légendes et réalités 1939-1945 (Los fusileros senegaleses. Los soldados negros entre leyendas y realidad. 1939-1945). Lo fueron tras la derrota de 1940 ante Alemania, el general De Gaulle se marchó a Londres para encabezar la Francia libre: las colonias africanas le ofrecían territorio y soldados. Fueron esenciales, también, en el desembarco: el principal recurso eran las colonias, puesto que Francia seguía semiocupada.

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Entre los fusileros senegaleses, había pocos oficiales. En otoño de 1944, cuando los aliados se acercaron a la frontera alemana, los relevaron por soldados autóctonos franceses. Fue lo que se denominó el blanqueamiento, que les impidió saborear la gloria militar. “Participaron en los desfiles, pero el blanqueamiento se les atragantó, porque se hizo sin medios”, explica Fargettas. “Les desvistieron para dar los uniformes a los jóvenes resistentes que subían al frente. Además, los trasladaron a cuarteles en estado lamentable en el sur de Francia, mal alimentados. Y tuvieron que esperar meses a los barcos que debían repatriarlos”.

La historia no acabó aquí. Algunos tuvieron que enfrentarse a la burocracia colonial para verse reconocidos. Otros participaron, todavía en nombre de Francia, en las batallas de los años siguientes en Argelia o Indochina. Cuando sus países alcanzaron la independencia, dice el historiador, “las nuevas élites políticas les tuvieron en bastante poca consideración porque representan el orden colonial”.

En 2004, el presidente Jacques Chirac organizó una cumbre con 16 jefes de Estado y de Gobierno africanos para conmemorar el 60 aniversario del desembarco. Más tarde se equipararon sus pensiones con las de los veteranos franceses. En 2017, François Hollande facilitó su acceso a la nacionalidad. En el 75º aniversario, Macron instó a los alcaldes del país a que honren a las tropas africanas con el nombre de calles y plazas, con monumentos y ceremonias.

Toda memoria es política, y en tiempos en que se agita el miedo a la inmigración y la retórica identitaria avanza en Occidente, el homenaje a los fusileros senegaleses es una manera de invocar la irradiación global de Francia, y su diversidad. “No olvidaremos nada, ni a nadie”, prometió el presidente francés.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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