Grupos violentos atacan de nuevo a los manifestantes prodemocracia en Hong Kong
Una veintena de hombres, armados con varas de metal y palos, sale al paso de una marcha en North Point
Con Hong Kong convertido en un territorio sin ley, varios grupos violentos han vuelto a actuar contra las marchas prodemocracia. Los incidentes han ocurrido en los barrios de North Point y de Tsuen Wan, donde una persona resultó herida por arma blanca. En el primero, los manifestantes se dirigían hacia la comisaría de la zona cuando una veintena de hombres les han salido al paso, armados con varas de metal y palos. El ataque ha sido repelido y los agresores han escapado, escondiéndose en el interior de los edificios y las callejuelas de la zona.
El barrio está bajo control de la mafia de Fujian, organización a la que supuestamente pertenecían los atacantes. Anthony, un vecino, se cubre la boca para explicar en voz baja: “Reciben dinero desde China y lo blanquean aquí, de eso viven”. Según cuenta Anthony, testigo ocular, “los matones han atacado primero porque querían defender el barrio”. La mayoría de los habitantes de la zona son emigrantes de China continental, por lo que no ven con buenos ojos las protestas. Algunos de los habitantes han tratado de impedir el avance de los manifestantes y desde las ventanas han lanzado piedras y botellas de vidrio.
No todos los vecinos han actuado contra los manifestantes. Cuando Bryan, de 47 años, los ha visto llegar ha vaciado su nevera y ha salido a la calle en compañía de su mujer para repartir alimentos y bebidas. “Los supermercados estaban vacíos y quería ayudar”, asegura. Un gesto que ilustra la enorme simpatía popular de la que gozan las protestas entre los hongkoneses.
Los jóvenes que participaban en las marchas estaban preparados para el ataque después de que corrieran rumores de la presencia de miembros de mafias locales, conocidas como tríadas, en North Point. Muchos se había armado con palos de bambú que habían obtenido desmontando varios andamios —la utilización de este material en las construcciones es muy habitual en Hong Kong—. Pasadas las diez de la noche, los agredidos han comenzado a realizar batidas por los callejones de la zona en busca de los agresores sin encontrarlos.
Un ataque similar tuvo lugar hace dos semanas en la estación de metro de Yuen Long, cuando un grupo de hombres identificados por el blanco de sus camisetas —en oposición al negro de las protestas— atacaron a los manifestantes que volvían a casa, en un asalto que se saldó con 45 heridos. La actuación de la policía fue muy criticada, ya que a pesar de los múltiples avisos llegaron a la zona muy tarde y se fueron sin realizar ningún arresto. Lo mismo ha sucedido este lunes: la policía no ha aparecido en el lugar de los hechos.
En las horas previas a este suceso, los manifestantes habían continuado con su táctica de moverse a toda velocidad por la ciudad, causando el caos pero evitando el enfrentamiento directo con la policía. A primera hora de la tarde, después de la huelga general —la primera en cincuenta años y durante la cual todos los transportes de la ciudad han sido bloqueados— han cortado la calle Harcourt en los alrededores de la sede del Gobierno local, de donde han sido desalojados por la policía que ha disparado varias salvas de gases lacrimógenos.
De ahí pasaron a la zona comercial de Causeway Bay, escenario de los enfrentamientos con los antidisturbios del domingo por la noche. “Quieren que tengamos miedo”, apuntaba un joven que insistía en ser identificado como “un hongkongés” mientras levantaba una barricada con vallas metálicas, “pero tras las protestas de los paraguas hace cuatro años aprendimos que acampar y jugar a las cartas no sirve para nada; tampoco negociar; tenemos que salir a la calle y movernos: nuestro futuro está en juego”.
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