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Un hombre dona a un bar canadiense dos dedos del pie para la preparación de un famoso cóctel

El británico Nick Griffiths perdió los apéndices por congelamiento tras una prueba de resistencia y los envió a un hotel para que los utilizara en una bebida llamada Sourtoe

Una clienta prueba el cóctel, edificio del hotel, anuncio de búsqueda de dedos y sorpresa de una mujer al ver el dedo momificado.
Una clienta prueba el cóctel, edificio del hotel, anuncio de búsqueda de dedos y sorpresa de una mujer al ver el dedo momificado.downtownhotel.ca

El territorio canadiense de Yukón, que linda con Alaska, arrastra fama mundial por la fiebre del oro de finales del siglo XIX y por los depredadores de profuso pelaje que habitan en sus bosques, osos, lobos... Jack London reflejó como nadie estos elementos en varios de sus libros. También este lugar es sede del Arctic Ultra, una implacable prueba de resistencia a muy bajas temperaturas. Esa zona del mundo alberga también una bebida autóctona no apta para almas sensibles o paladares escrupulosos. En uno de sus bares se puede degustar el Sourtoe —cóctel agrio de dedo del pie—. La receta es sencilla: una onza (29,5 mililitros) de cualquier destilado (aunque la tradición sugiere Yukon Jack, el whisky local) y un dedo momificado de pie humano.

Nick Griffiths, un exmiembro de la Marina Real británica, había participado en febrero de 2018 en esa exigente prueba conocida como Arctic Ultra, en la que los participantes deben caminar más de 480 kilómetros con temperaturas que pueden alcanzar los 50 grados bajo cero. La prueba acabó para el exmilitar con un doloroso balance: la congelación de sus pies se cobró la amputación de tres dedos. Respetando una promesa, dos de ellos llegaron por correo al Hotel Downtown de Dawson (localidad de Yukón, de apenas 1.500 habitantes), ya que el bar de este recinto es el único que prepara el Sourtoe. “No podríamos estar más felices de recibirlos [los dedos]. Últimamente, son muy difíciles de conseguir”, comentó Adam Gerle, gerente del hotel, en un comunicado.

Griffiths explicó a la cadena CBC que supo de la famosa bebida mientras recibía atención médica en Whitehorse (la capital de Yukón). Pensó, por lo tanto, que sus dedos podían servir para esta preparación. Y decidió intercambiar mensajes con el dueño del hotel Tras varios meses de rehabilitación y asuntos pendientes en Gran Bretaña, finalmente envió dos de los tres dedos amputados por correo, en frascos con alcohol sanitario.

Al recibir el paquete, el personal del hotel halló una sorpresa más por el contenido de uno de los frascos. “Los dedos gordos son los más repugnantes y también los más populares entre la clientela. Y allí había uno de ellos”, manifestó en el comunicado Terry Lee, encargado del bar Sourdough. Lee señaló que se requieren seis semanas para momificar los dedos, enterrándolos en sal. Cada cóctel cuesta 12 dólares canadienses (unos ocho euros); siete por el alcohol y cinco por inscribirse en el Sourtoe Cóctel Club. Sin embargo, las personas que deseen recibir un certificado de pertenencia al club deben cumplir con una regla: beber el destilado y tocar el dedo con los labios.

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Hasta hoy, unos 100.000 individuos han probado esta mezcla imposible de encontrar en otro punto del planeta y que también ha provocado algún incidente. En agosto de 2013, un cliente se tragó uno de los dedos momificados y tuvo que pagar 500 dólares canadienses de multa (unos 330 euros). A raíz de este caso, la sanción subió a 2.500 dólares (1.650 euros). Asimismo, en junio de 2017, un visitante hurtó un apéndice; lo devolvió poco tiempo después. Según la publicidad del bar, el Sourtoe nació en 1973, cuando Dick Stevenson, el capitán de un barco que daba servicio en el río Yukón, halló en una cabaña abandonada una jarra de whisky donde flotaba un dedo humano. Poco tiempo después, fundó el Sourtoe Cóctel Club.

Los dedos de Nick Griffiths servirán para seguir deleitando a la clientela del bar, aunque la página web del hotel invita a recibir más donaciones. “Se buscan dedos para el cóctel Sourtoe”, se lee en un anuncio, acompañado de un correo electrónico para quienes no sepan qué hacer con sus dedos amputados. Según el comunicado, el dueño del hotel cubrirá los gastos de transporte de Griffiths, en caso de que el británico quiera beber el cóctel. El exmilitar no tendría que sacar la billetera en la barra. Podría probar el sabor del whisky con sus dedos macerados totalmente gratis.

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