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El delincuente sin nombre que lleva seis años encarcelado en Canadá

El hombre entró en el país con un pasaporte francés falso y las autoridades canadienses no pueden deportarlo sin conocer su identidad real

El hombre recluido los últimos seis años en Canadá.
El hombre recluido los últimos seis años en Canadá.Toronto Police Service

Un hombre, apodado en los registros oficiales como El desconocido, trae de cabeza desde hace seis años a las autoridades canadienses. El misterioso delincuente, que vive recluido en un centro de detención de la ciudad de Lindsay (Ontario), dice ser francés y llamarse Herman Emmanuel Fankem, pero su pasaporte fue obtenido con un certificado de nacimiento falso, según confirmaron las autoridades parisinas a sus colegas norteamericanos. El problema es que al no poder verificar la nacionalidad del detenido, que ha pasado la mayor parte de este tiempo en una cárcel de máxima seguridad sin haber sido condenado, resulta imposible dictar su expulsión y así se mantiene en un limbo legal desde que en 2013 fue detenido por estafa.

El enigmático recluso, de unos 40 años de edad, pisó suelo canadiense, procedente de Cuba, el 28 de octubre de 2012. Llevaba encima 3.000 dólares (2.689 euros), un billete de vuelta y una reserva de hotel. Obtuvo un permiso de estancia hasta el 7 de noviembre de ese año. Según los documentos de su expediente, que obra en manos de la Comisión de Inmigración y Refugio del país, lejos de cumplir los plazos establecidos, el hombre se dedicó a actividades poco compatibles con la ley y el orden. 

El falso Herman Emmanuel Fankem fue arrestado en Toronto cuando intentaba llevar a cabo la vetusta estafa de los billetes manchados, que tiene numerosas variantes, pero que consiste básicamente en pedir dinero para comprar una sustancia líquida que convierte cartulinas negras en billetes falsos. Sus dos cómplices lograron huir.

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Desde entonces, la falta de colaboración de El desconocido, que ha rechazado ser interrogado por los agentes hasta en 40 ocasiones, ha generado una situación de difícil salida para Canadá. A fin de facilitar su deportación, el fiscal encargado del caso incluso retiró las acusaciones criminales contra él: fraude y suplantación de identidad. Pero ni con esas; sin identidad no puede haber expulsión. 

Las autoridades francesas informaron a las canadienses de que el detenido había utilizado anteriormente el nombre de Febie Bououn Emmanuel, un ciudadano supuestamente originario de Camerún. Además de Francia, otros 10 países han revisado sus archivos a petición de Canadá y han aportado algunas pistas. Se supo a raíz de esas requisitorias que el individuo también se hizo pasar por un ciudadano haitiano y se hacía llamar Joseph James. También que cumplió 20 meses de reclusión en una cárcel británica por un delito de fraude.

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La Comisión de Inmigración y Refugio le otorgó, in absentia, la libertad condicional el 22 de junio de 2018. Sin embargo, la decisión fue frenada por el Ministerio de Seguridad Pública del país. “Para liberar a una persona detenida legalmente, es esencial considerar los siguientes factores: identidad, riesgo de fuga, disposición para cumplir con las órdenes judiciales, cumplimiento anterior a órdenes de esta naturaleza y seguridad pública”, manifestó el juez Richard Bell.

El pasado 15 de mayo, el falso Fankem compareció finalmente en persona ante la Comisión de Inmigración y Refugio de Canadá para una revisión de su caso, pero las autoridades no permitieron la entrada a los medios de comunicación. Jean-Marc McCabe, mediador de dicha comisión, dijo al diario The National Post que la decisión se tomó para que el detenido “pudiera participar plenamente en la audiencia sin provocarle una angustia adicional”.

En las próximas semanas se conocerá el desenlace de esta historia con el veredicto de la Comisión de Inmigración. Mientras tanto, quedan preguntas por resolver. ¿Quiere el detenido preservar su verdadera identidad para no afrontar procesos en otros países? ¿Recibió acaso amenazas de sus cómplices en Toronto para permanecer en silencio? ¿Ha utilizado tantos nombres inventados a lo largo de su vida que ya no recuerda el real? Muchas preguntas y pocas respuestas. 

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