_
_
_
_

Las protestas de Argelia apuntan ahora contra el jefe del Ejército

Millones de argelinos reclaman la marcha del general Gaid Salah, quien pidió la inhabilitación de Buteflika mediante la Constitución

Francisco Peregil
Antidisturbios tratan de frenar a los manifestantes en Argel.
Antidisturbios tratan de frenar a los manifestantes en Argel.MOHAMED MESSARA (EFE)
Más información
El jefe del Estado Mayor argelino pide inhabilitar a Buteflika
Argelia: un auténtico falso golpe de Estado

Millones de argelinos en todo el país han salido por sexto viernes consecutivo a las calles para pedir un cambio de régimen. La calle no está exigiendo la renuncia del presidente Abdelaziz Buteflika, de 82 años, a un quinto mandato presidencial. Eso ya lo consiguió el 11 de marzo. Tampoco pide solo su inhabilitación. Eso ya lo da por descontado, aunque aún no se haya producido. Ahora reclama de forma directa la marcha de Ahmed Gaid Salah, quien ha permanecido al mando del Ejército durante 15 años.

Una semana más, como viene sucediendo desde el 22 de febrero, se han registrado marchas gigantescas en las principales ciudades del país: Orán, Constantina, Annaba, Sétif, Tizi Ouzou… y Argel. Por primera vez, la cadena pública ENTV transmitía en directo las manifestaciones. Pero, tanto ese canal como otros privados intentaban no enfocar las pancartas dirigidas contra el jefe del Estado Mayor.

En los cinco viernes anteriores las pancartas y los cánticos iban dirigidos contra el presidente, contra su hermano menor, Said Buteflika, de 61 años, o contra el ex primer ministro, Ahmed Ouyahia, de 67. Ouyahia empezó advirtiendo que las movilizaciones podrían degenerar en un caos mortal, como en Siria, fue destituido el 11 de marzo y ahora pide también la inhabilitación de Buteflika. Este viernes, sin embargo, los cánticos apuntaban hacia el jefe del Ejército: “Buteflika tú te vas a ir, llévate contigo a Gaid Salah”. Una pancarta decía: “Gaid Salah, cómplice del sistema. ¡Cállese! El Ejército no le pertenece a usted. Es el Ejército del pueblo. ¡Váyase!”.

El jefe del Estado Mayor pidió el martes, durante un discurso televisado, la aplicación del artículo de la Constitución 102, que inhabilitaría a Buteflika por motivos de salud. Y lo hizo con profusión de elogios hacia el pueblo argelino. Pero este viernes, millones de argelinos han dicho no al 102 y no al propio Gaid Salah. Frente al 102 esgrimen el artículo 7 donde se dispone que el pueblo es la fuente de toda legitimidad.

La persona que debe impulsar el artículo 102 es Tayez Belaiz, un jurista de 71 años, hijo político de Buteflika. Si Belaiz decretase la inhabilitación de su mentor, el Parlamento debería refrendarla por una mayoría de dos tercios. A partir de ese momento, el presidente interino pasaría a ser el presidente del Senado, Abdelkáder Bensalá, de 77 años y con 17 años en el cargo. De momento, Belaiz aún no ha traicionado a su padre político.

En cualquier caso todo ese trayecto del artículo 102 suena a demasiado poco y demasiado tarde para la sociedad civil. En las marchas se pide que se vayan todos los que han formado parte del régimen. Con Buteflika y Gaid Salah, en cabeza. El caricaturista Dilem, del diario Liberté, un humorista gráfico de prestigio internacional, resumió la jornada con una viñeta bajo el título “Itinerario de la marcha de hoy”. En ella se veían unas pisadas sobre el suelo que terminaban en el trasero del general Gaid Salah.

Un viernes más, de forma milagrosa, millones de personas han marchado de forma pacífica sin que apenas se registraran incidentes violentos. Nadie sabe cuánto tiempo puede sostenerse esta situación sin que haya derramamientos de sangre. El propio Ahmed Gaid Salah llamaba hace un par de semanas a encontrar soluciones de forma inmediata. El problema ahora es que millones de compatriotas, de ese pueblo pacífico al que tanto ha ensalzado en las últimas semanas, le están pidiendo que se vaya. Las demandas son mucho más exigentes que hace un mes.

“La gente del poder debe estar mordiéndose los dedos por no haber destituido al presidente en las primeras manifestaciones”, señaló el periodista Makhlouf Mehenni, del sitio TSA. “El poder, a fuerza de retrasar y maniobrar, creyendo ganar tiempo, ha perdido mucho tiempo”. Mientras tanto, el régimen sigue sin conceder visados a decenas de medios extranjeros.

Los clavos que sostienen a Buteflika

FRANCISCO PEREGIL

El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, suele ser representado en los actos oficiales con un cuadro de su retrato oficial. Así ha venido siendo desde que sufriera un infarto cerebral en 2013. La escena alcanzó su paroxismo surrealista el 9 de febrero, cuando los dirigentes del Frente de Liberación Nacional (FLN), anunciaron que Buteflika sería su candidato para las presidenciales. Sus fieles le homenajearon con un cuadro que solo pudieron “entregar” al mandatario poniéndolo delante de su propio retrato.

La imagen de Buteflika se ha podido sostener gracias a la unión de un poder profundo que ha sabido mantenerse más o menos unido en los últimos 20 años. Pero de ese sostén el pasado martes se descolgó el clavo del jefe del Ejército, Ahmed Gaid Salah, cuando pidió la inhabilitación de Buteflika.

Después lo hizo el Reagrupamiento Nacional Democrático (RND), principal socio del FLN en la coalición de Gobierno. Enseguida la reclamó también la Unión General de Trabajadores (UGTA), órgano sindical del régimen. Y este jueves dimitió el jefe de la patronal, Alí Haddad (FCE), hombre muy próximo a Buteflika, la cara más visible de la oligarquía financiera que ha prosperado gracias al dinero del Estado.

Y a pesar de todo, el cuadro de Buteflika sigue ahí, presidiendo las instancias oficiales en representación del Estado argelino. El FLN aún no ha descolgado el clavo de su apoyo, no ha pedido de forma oficial la inhabilitación. Pero la sociedad civil da por descontado que antes del 28 de abril, cuando expira formalmente su cuarto mandato, Buteflika dejará de ser presidente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_