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COMBAT ROCK
Columna
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Crédulos

Usted gasta tanto tiempo en difundir tonterías que no le queda tiempo de leer materiales que le ofrezcan datos y perspectivas distintas

Antonio Ortuño
Un hombre lee el periódico en Zacatecas (México).
Un hombre lee el periódico en Zacatecas (México). MISAEL VALTIERRA (CUARTOSCURO)

Querido difusor de fake news: ya sabemos que usted divulga memes seudoinformativos, videos de Youtube subidos por algún oscuro conspiracionista y pantallazos de sitios web repletos de noticias trucadas porque no le cree a la prensa. Y sabemos que no lo convence la evidencia de que la mayoría de los periodistas acostumbran a decir solamente lo que ven y lo que indagan y no pierden el tiempo cumpliéndole la fantasía de mentirle para perjudicarlo o tomarle el pelo. Sí: sabemos también que usted está muy atento el día en que sale a la luz un escándalo de reporteros inventando o falseando fuentes y se regodea con ello. Pero nos tememos que presta menos atención cada vez que un periodista, en México, es presionado, amenazado o asesinado por decir lo que ve y divulgar lo que investiga (y esto es mucho más frecuente que lo otro, por cierto). Nos queda muy claro que, decididamente, nunca hace caso a la evidencia que desmiente sus memes, sus videos de Youtube y sus pantallazos de sitios web de noticias trucadas. Es usted un guerrero: daría su vida para defender la veracidad de la basura que comparte antes de aceptar siquiera la posibilidad de estar diseminando mentiras.

A usted le gusta considerarse como alguien que piensa por sí mismo y que descree, por lo tanto, de lo que “los medios” (así, en plural, como si hablara de los ladrillos de una pared perfectamente alineados) quieren “venderle”. Cosas tan inauditas como que la Tierra no es plana, como que las vacunas son, de hecho, una medida de salud pública indispensable, como que la medicina ofrece una esperanza sólida de curación a las enfermedades y que, en cambio, respirar profundamente a ratitos o recibir las “vibras” de un gurú no son acciones que sirvan para curar nada. Curiosa tragedia la suya, ya anticipada por Chesterton, quien dijo que el problema de aquel que asegura no creer en nada es que termina por creer en cualquier cosa, por más absurda o nociva que sea...

Usted, en el fondo, se considera una persona muy astuta. De otro modo se informaría en los medios, como un pobre borrego, en vez de poner su fe, como lo hace, en aquel llamativo pantallazo que asegura que el personaje que usted tanto detesta es un inmoral, un timador, un devorador de niños y cuya fuente es indudablemente de fiar: un perfil en la red titulado, por ejemplo, “La verdad que no quieren que sepas” o “Mexicanos dispuestos a todo por un cambio que no sea este cambio”, o un sitio web tan serio como “¡Abre los ojos! Noticias urgentes y tremebundas” (todos sin créditos, sin fuentes, sin pruebas). Qué importa si la frase que se le atribuye al objeto de su odio es apócrifa, o el dato que se le achaca es inexacto o vilmente simulado. Usted no necesita la verdad, sino un dardo para arrojarle a la cabeza a sus enemigos, es decir, a aquellos que no piensan como usted. Y si la información veraz no le sirve para restregárselas en la cara, pues que la información veraz se vaya al demonio ¿no?

¿Para qué tomarse la molestia de documentarse y corroborar o desmentir una información antes de compartirla? (y nadie le pide que se doctore antes de abrir la boca, sino solo que sea capaz de utilizar Google igual que hace su hijo el menor cuando le dejan una tarea en la escuela...). Pero usted gasta tanto tiempo en difundir tonterías que no le queda tiempo de leer materiales que le ofrezcan datos y perspectivas distintas, y que serían fácilmente accesibles si de verdad tuviera interés en entender algo. ¿Pero para qué investigar y pensar si un meme muy colorido (y mentiroso hasta el túetano) le facilita la tarea de mostrarse crítico e implacable? ¿Después de todo, qué consecuencia negativa podría tener su costumbre de difundir y defender fake news? Salvo que el cambio climático se agudice y nos lleve entre las patas, claro, o la falta de vacunas provoque epidemias y usted se muera de una enfermedad curable porque insistía en untarse los pies con mostaza de Dijon en vez de tomar medicina. Pero, caray, ¿no será la mismísima noticia de su muerte una exageración, es decir, una fake new, tal como le gustaba bromear a Mark Twain?

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