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Israel estrecha lazos con el mundo islámico a pesar del conflicto palestino

Netanyahu viaja a Chad para restablecer las relaciones diplomáticas suspendidas hace 47 años

Juan Carlos Sanz
El presidente de Chad, Idriss Déby, y el primer ministro de Israel, Benjamín Nentanyahu, el domingo en Yamena.
El presidente de Chad, Idriss Déby, y el primer ministro de Israel, Benjamín Nentanyahu, el domingo en Yamena. BRAHIM ADJI (AFP)

Mientras languidece el interés internacional por el conflicto palestino, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, prosigue con su calculada estrategia política de estrechar lazos con países de mayoría islámica. Una visita relámpago a Yamena le sirvió este domingo para reanudar relaciones diplomáticas con Chad, suspendidas desde 1972; poner otra pica diplomática en África y presentarse ante la opinión pública hebrea como un estadista insustituible tras una década de poder ininterrumpido. Como un hito más del largo periplo hasta las decisivas elecciones legislativas de abril, Netanyahu emprendió el viaje al lejano y empobrecido país africano mientras la prensa hebrea no deja de informar con detalle sobre los casos de corrupción que le salpican.

“El restablecimiento de los lazos con Chad, que tiene frontera con Libia y Sudán, supone un vuelco para los mundos árabe y musulmán”, se jactó Netanyahu en la capital chadiana, según el texto del discurso difundido por su oficina de prensa en Jerusalén. “Estamos haciendo historia. Aquellos que han intentado sabotear este viaje han fracasado”, aseguró el mandatario, en una nada velada alusión a Irán, antes de anunciar próximas visitas a otros países islámicos cuya identidad que no quiso precisar.

Más de la mitad de los chadianos (de los casi 15 millones de habitantes que tiene el país) son de religión musulmana, frente al 40% que se declaran cristianos protestantes o católicos. El presidente Idriss Déby —que derrocó al dictador Hissène Habré en 1990 y que ha ganado todas las elecciones en los últimos 22 años— fue quien inició el deshielo en noviembre con una visita oficial a Israel centrada en la cooperación militar y de seguridad.

El Ejército de Chad ha recibido ayuda militar occidental por su participación en la lucha contra el Estado Islámico en África central y occidental. Además de contribuir a las operaciones antiterroristas militares regionales en Malí, sus fuerzas tienen que combatir en el norte del país a grupos rebeldes yihadistas afiliados a Boko Haram.

“La reanudación de las relaciones no va a eliminar el problema palestino con Israel”, advirtió Déby en una comparecencia conjunta con Netanyahu en el palacio presidencial de Yamena citada por France Presse. “Chad sigue comprometido con una solución negociada entre ambas partes, de conformidad con las resoluciones de Naciones Unidas”, se curó en salud el veterano mandatario. “Lo que pasa en el Sahel es importante para el futuro de África y tiene influencia sobre el resto del mundo”, apostilló el primer ministro israelí.

En los últimos meses, Netanyahu ha reactivado contactos diplomáticos que habían sido emprendidos por Israel con países musulmanes tras los Acuerdos de Oslo (1993) y que fueron suspendidos tras el estallido de la Segunda Intifada (2000-2005). El jefe del Gobierno hebreo visitó en octubre en Muscate al sultán Qabús de Omán, y varios de sus ministros han asistido a encuentros internacionales en países del Golfo, que observan con preocupación dos (al igual que Israel) el auge de la presencia de Irán en la región.

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Tras su visita a Yamena, Netanyahu suma cuatro viajes oficiales africanos en los dos últimos años. En el mundo árabe, Israel cuenta con el reconocimiento expreso de Egipto y Jordania, Estados con los que respectivamente firmó tratados de paz en 1979 y 1994. En 2016 estableció además relaciones diplomáticas con Guinea, país mayoritariamente musulmán de África Occidental tras un acuerdo con el Gobierno de Conakry.

 

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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