Bruselas se resigna a no sancionar a Italia por su presupuesto tras alcanzar un pacto de mínimos
La Comisión acepta un acuerdo que no es "ideal" para evitar el choque con Roma, que ha rebajado su déficit del 2,4% al 2,04%
Mejor un mal acuerdo que un desacuerdo. Esa es la conclusión a la que ha llegado la Comisión Europea con Italia, que finalmente ha evitado la apertura de un expediente sancionador por violar las normas presupuestarias comunitarias. Los números que ha presentado Roma todavía no cuadran, pero Bruselas ha considerado que no podía ir más allá. “No es la solución ideal”, ha admitido el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis. Aun así, el ejecutivo comunitario ha acabado avalando un paquete de medidas por 9.000 millones de euros para ajustar el déficit y la suspensión de una partida de 2.000 millones por si ese esfuerzo no es suficiente.
Dombrovskis admitió que en la reunión hubo un “debate profundo” en el que muchos comisarios reclamaron un seguimiento de las finanzas públicas italianas. El gobierno del M5S y la Liga lanzó a comienzos de otoño un órdago a Bruselas con un presupuesto expansivo cuyo déficit se situaba en el 2,4% del Producto Interior Bruto (PIB). La Comisión no dudó en poner en marcha todos los trámites para un procedimiento que podía culminar en sanciones. Aun así, Roma ha realizado concesiones tras el diálogo con Bruselas y ha rebajado su déficit hasta el 2,04% del PIB.
El gobierno de Giuseppe Conte ha presentado varias medidas para ahorrar 9.000 millones de euros y ha decidido congelar otros 2.000 millones para asegurarse de que no se desvía del déficit. Y además, ha rebajado su previsión de crecimiento económico en medio punto, hasta el 1%, más acorde con los cálculos de los organismos internacionales. Sin embargo, la Comisión le pedía un ajuste estructural mínimo –es decir, con independencia del ciclo económico—. Y pese a que ya no hay un deterioro de ese esfuerzo, es del 0%.
La renuncia a abrir expediente obedece más a razones políticas. “No se puede vivir en una bola ignorando la realidad”, ha apuntado el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, quien admitió que la Comisión no ha sido ajena al contexto que vive la Unión Europea: el ascenso de los nacionalismos y las acusaciones a Bruselas de “burócratas” practicar una “austeridad excesiva”. “Si el resultado fuera otro o hubiéramos actuado de otra manera, los antieuropeístas hoy estarían más contentos”, remachó Moscovici.
"Victoria del diálogo"
Moscovici sostuvo que el acuerdo alcanzado con Italia es “la victoria del diálogo político”. “Algunos querrían señalarnos con el dedo como tecnócratas”, abundó. Aun así, añadió, la Comisión finalmente quiso trasladar el mensaje de que las “reglas son compatibles con las decisiones democráticas” que tomen los países. Pese a negar que las elecciones no han incidido en la situación, Bruselas no quería tampoco llegar a mayo, donde las grandes familias quieren dar la batalla a los populismos, ofreciendo gasolina a miembros del gabinete italiano como Matteo Salvini, quien ha buscado el cuerpo a cuerpo con Jean-Claude Juncker durante todo este periodo.
Con un ajuste estructural del 0%, además, a Bruselas se le acababan los argumentos para mantener esa vía viva. Sobre todo después de que Francia haya anunciado que el año que viene su déficit se disparará hasta el 3,4% del PIB, más allá del límite fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El comisario quiso desvincular ambos casos y recordó que esta misma tarde el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, acudirá a Bruselas a explicar las modificaciones en sus cuentas. Italia pasará ahora a formar parte de un grupo de países que, como Francia o España, merecerán especial atención de la Comisión al presentar unas cuentas que no garantizan el cumplimiento de las reglas comunitarias.
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