Corbyn y los euroescépticos reclaman votar ya el Brexit
La oposición exige que el Parlamento británico decida sobre el acuerdo de salida de la UE esta semana
Theresa May desearía ganar tiempo y que las navidades calmaran las aguas del debate político. Apenas cuenta con aliados para este empeño. La oposición ha reclamado este viernes que el Parlamento británico vote la semana que viene el acuerdo del Brexit, cancelado el pasado lunes tras el ataque de pánico del Gobierno. Los liberales demócratas han pedido que se suspenda el receso vacacional y se aborde el debate. Los euroescépticos conservadores y los unionistas norirlandeses han ridiculizado el último esfuerzo de May por buscar el respaldo de la UE.
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, se reserva para sí mismo el margen de tiempo que le niega a May. Ajeno a las presiones de un sector de su partido, de los nacionalistas escoceses del SNP o de los liberales demócratas, que le animan a presentar ya una moción de censura, Corbyn ha diseñado una estrategia que supone alargar la agonía de la primera ministra. “Theresa May ha fallado estrepitosamente en su intento de obtener algún cambio significativo en su acuerdo chapucero”, ha dicho este viernes después de conocer el nuevo jarro de agua fría de los líderes de la UE a Londres. “La gente y las empresas necesitan certeza. La primera ministra debería someter a votación el acuerdo la semana que viene, por el interés del país”, ha insistido.
Un portavoz de May afirmó que no habría nueva votación en Westminster hasta después del receso navideño, que se prolonga hasta el 7 de enero. La líder británica todavía confía en conseguir algún tipo de apoyo a su plan de sus homólogos europeos. Los laboristas han expresado su intención de no dejar que se enfríe el asunto y barajan múltiples opciones, en forma de mociones o solicitudes de un debate de emergencia, para que la presión sobre May siga viva la semana próxima.
Los unionistas norirlandeses del DUP, que sostienen con sus votos la mayoría parlamentaria del Gobierno, quieren deshacerse cuanto antes de un acuerdo del que reniegan. Su líder, Arlene Foster, ha expresado este viernes sus dudas sobre el empeño de May en Bruselas. “No me sorprende la reacción de la UE”, ha dicho. “Han hecho lo que siempre hacen. La cuestión está en comprobar si la primera ministra les hará frente o si se plegará como ya ha hecho en otras ocasiones”.
Los euroescépticos conservadores agrupados en el Grupo de Investigaciones Europeas (ERG, en sus siglas en inglés) reclaman también que se vote ya el acuerdo en el Parlamento, convencidos —a pesar del fiasco que supuso su fallida moción de confianza interna contra May— de que habrá el suficiente número de votos para rechazarlo. Suman a la cifra de tories rebeldes los escaños de prácticamente toda la oposición. Su opción preferida, sin embargo, sigue siendo que May dimita, y no cesan de recordarle que Margaret Thatcher también superó la prueba de la moción y acabó aun así tirando la toalla al comprobar su pérdida de autoridad en el Partido Conservador. El número dos del ERG, Steven Baker, ridiculizó este viernes, para reafirmar su petición, la intervención de la primera ministra ante los líderes europeos. “¿Cómo puede seguir al frente del Gobierno si ni siquiera es capaz de articular sus exigencias para Reino Unido cuando llega el momento en que de verdad tiene que hacerlo?”, se preguntó.
Planes de contingencia
A la presión desplegada por sus adversarios internos y por la oposición se ha sumado el ex primer ministro Tony Blair. Nunca ha abandonado del todo la escena política, pero ahora ha decidido pasar a un primer plano. En una comparecencia multitudinaria en Londres, ante periodistas, diplomáticos y políticos, Blair ha utilizado su discurso para dirigirse directamente a los líderes europeos, advertirles de que se preparen para la ya casi certeza de un nuevo referéndum del Brexit y reclamarles que tomen la iniciativa y hagan una nueva oferta a Reino Unido. “No estamos bajo un estado de hipnosis. Podemos tomar conciencia de la realidad. Tenemos nuestro libre albedrío. Y ya va llegando la hora de que lo ejercitemos”, ha dicho Blair, quien ha pedido a continuación a la UE que se vaya preparando para prolongar los plazos y contribuya a la solución. “Los líderes europeos deben ser conscientes [de la situación de bloqueo político que vive el país] y comenzar a prepararse. Si Reino Unido decide celebrar un segundo referéndum, necesitaremos que prorroguen el artículo 50”, ha avisado.
La opción de una nueva consulta sobre el Brexit, impensable hace unos pocos meses, comienza a ser contemplada por muchos políticos, a uno y otro lado de Westminster, como la única salida posible del laberinto en el que se ha metido Reino Unido. May la descarta de inmediato cada vez que es preguntada al respecto, pero van creciendo las voces dentro de su partido que reclaman esa solución como la más democrática.
La postura oficial del Gobierno sigue siendo la de una opción binaria. El acuerdo alcanzado con May, sostienen, es el único posible, y su alternativa solo puede ser llegar a la fecha límite del 29 de marzo sin ningún tipo de acuerdo y abandonar a las bravas la UE, con todo el riesgo para la estabilidad económica que eso supone. Un ministro que prefirió hablar desde el anonimato, dada la delicadeza de esta hipótesis, aseguró que “la posibilidad de tener que gestionar un Brexit sin acuerdo crece por momentos”, aunque también admitió que la opción de un segundo referéndum gana cada vez más enteros.
El Ejecutivo británico encargó a finales del verano a todos sus departamentos que fueran preparando planes de contingencia ante la posibilidad de una salida abrupta de la UE, y en las últimas semanas, ante el bloqueo político vivido en el Parlamento, esas órdenes se han vuelto a emitir. En un primer momento se contempló como un órdago político de May, pero ahora se ve como una realidad cercana y temida.
El fiasco del plan secreto que negoció el enviado de May
Los principales medios británicos detallaron este viernes el fiasco del plan secreto que, según reveló en primera instancia el diario The Times, había logrado urdir el enviado especial de Theresa May.
Su hombre de confianza, Olly Robins —depositario de las iras de todos los euroescépticos conservadores—, arrancó de Bruselas, según este periódico, el compromiso de echar una mano a la primera ministra en su esfuerzo por sacar adelante en el Parlamento el acuerdo del Brexit a través de una estrategia de dos fases. En la primera, se habría expresado una declaración política de apoyo a May. La segunda, después de Navidad, habría incorporado nuevos compromisos de que la llamada salvaguarda irlandesa, el principal escollo para sacar adelante el acuerdo, duraría el menor tiempo posible. A última hora, según The Times, los líderes de la UE decidieron no dar más bazas a los euroescépticos y consideraron que ayudaría más a la premier mantener un tono de firmeza.
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