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Los laboristas piden a May y a la UE el fin del “juego político”

Jeremy Corbyn afirma que un Brexit sin acuerdo “no es una opción”

Rafa de Miguel
Foto de familia de la cumbre europea de Salzburgo (Austria).
Foto de familia de la cumbre europea de Salzburgo (Austria).LISI NIESNER (REUTERS)

El líder del Partido Laborista de Reino Unido, Jeremy Corbyn, camina por un campo de minas cada vez que tiene que referirse al Brexit. Evita irritar a una parte considerable del electorado de izquierdas que votó por la salida de la UE, intenta conciliar su posición con la de los principales sindicatos del país —espantados ante la posibilidad de que no haya acuerdo con Bruselas— y apuesta políticamente por que finalmente Theresa May sea derribada por sus propias filas y haya un adelanto electoral. Corbyn ha intentado conjugar todos esos objetivos en un breve comunicado, emitido este viernes nada más escuchar las desafiantes palabras de la primera ministra después de regresar de Salzburgo con un no rotundo de los jefes de Estado y de Gobierno europeos a su plan de negociación.

“La estrategia negociadora para el Brexit de Theresa May ha sido un desastre”, aseguró el líder laborista. “Los tories han dedicado más tiempo a discutir entre ellos que a negociar con la Unión Europea. Desde el primer día, la primera ministra se ha mostrado incapaz de lograr un buen acuerdo de Brexit para Reino Unido”, decía en el comunicado.

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Pero Corbyn quiso repartir culpas entre las dos capitales, Londres y Bruselas: “Los juegos políticos de los que tanto la Unión Europea como nuestro Gobierno son responsables deben terminar, porque una salida sin acuerdo no es una opción”, afirmó. Es esta última parte la que cargará de argumentos a los críticos del líder laborista dentro de su propio partido. Le acusan de ser un euroescéptico de corazón que defendió con tibieza la permanencia de Reino Unido en la UE en la campaña del referéndum de 2016 y que se muestra incapaz de definir actualmente su posición.

Desde el ámbito sindical, que cuenta aún con mucha autoridad y poder dentro del laborismo, y desde los numerosos grupos activistas afiliados al partido que auparon a Corbyn a la dirección, se reclama cada vez con más fuerza que se celebre una nueva consulta popular.

El Partido Laborista celebrará a partir de mañana su congreso anual, y son cientos las mociones enviadas desde las distintas delegaciones reclamando un nuevo referéndum para que los ciudadanos puedan opinar sobre un hipotético acuerdo de salida con la UE o incluso sobre la posibilidad de que haya un Brexit sin acuerdo. Corbyn tendrá complicado mantener durante esos días su calculada ambigüedad. Como explicaba recientemente un veterano diputado laborista, los vientos que trajeron el Brexit son los mismos que impulsaron la victoria a Corbyn dentro del partido. No es un problema solo de May. Es un problema de ambos, y el líder de izquierdas va a tener finalmente que esforzarse en deshacer ese nudo.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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