“El camino que ha elegido el Gobierno no es el correcto”
El presidente de la patronal de empresarios italianos repasa el malestar del sector industrial con el Ejecutivo populista
Los empresarios italianos no están contentos con este Gobierno. Esperaban poco del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y algunas medidas, como el llamado Decreto Dignidad, han confirmado sus sospechas. Pero el tono de la Liga, el incumplimiento provisional de promesas como la tarifa plana de impuestos o las amenazas a las reglas europeas y a la supuesta superación del 3% de déficit que dispararon la prima de riesgo tensaron enormemente los ánimos. La semana pasada, los industriales del norte del país amenazaron con manifestarse en la calle contra el Ejecutivo. Lo nunca visto. Vincenzo Boccia (Salerno, 1954), presidente de la patronal italiana Confindustria, no oculta el disgusto que recorre las principales firmas industriales del país y confía en que la ley de presupuestos rectifique algunas tendencias.
Pregunta (P). ¿Qué impacto está teniendo este Gobierno en las empresas?
Respuesta (R). Más allá de las declaraciones, en los hechos todavía ninguno. Las expectativas de las empresas son elevadas, y esperamos que se preste atención al crecimiento, determinante para el futuro del país.
P. La patronal de empresarios y el mundo empresarial han mostrado ya su disgusto y malestar con las primeras medidas. ¿Por qué?
R. Por el método y el mérito de algunas elecciones que no compartimos, porque no tendrán ningún efecto positivo sobre la economía real. Pero el cambio de dirección anunciado por el Gobierno en los últimos días nos alejaría de esos riesgos.
P. Una de las medidas más criticadas ha sido el Decreto Dignidad. ¿Qué significa desde el punto de las empresas?
R. Un mayor incremento de los trabajadores a tiempo parcial para evitar potenciales contenciosos. Nosotros habíamos propuesto la eliminación de ciertas posibles causas para los contratos cortos, de hasta 24 meses. Pero lamentablemente el Gobierno no ha considerado oportuno recoger esa propuesta.
P. El ambiente parece tenso. El presidente de Confidustria en Veneto, una de las regiones más ricas, ha advertido al Gobierno que “si las empresas” siguen siendo el enemigo”, los industriales se manifestarán junto a los trabajadores y sindicatos.
R. Las palabras de Zoppas son el signo del disgusto muy extendido entre los empresarios del país, no solo de Confindustria, también de otras organizaciones. Muchísimos de nuestros socios nos han pedido que intervengamos con determinación para hacer entender al Gobierno que el camino elegido no era correcto. Uno de los aspectos que ha hecho aumentar el malestar han sido las declaraciones egoístas de parte de algunos diputados de los partidos del Gobierno respecto a la industria y algunos de nuestros representantes. Eso ha elevado la tensión. Pero Salvini y Di Maio han rebajado el tono y han sido más responsables con la política económica: desde el plan de respeto a las reglas europeas hasta la apertura a las razones del crecimiento. Esperamos que sea el inicio de otra fase para el país. Está claro que el primer banco de pruebas será la ley de presupuestos. La política se mide con resultados.
P. ¿Piensa que hay algún riesgo si esa ley incluye medidas prometidas como la renta básica de ciudadanía?
R. Depende de cómo venga concebida y cuántos recursos le den. Nadie puede ser contrario a combatir la pobreza, pero nuestra idea es que para acelerar el crecimiento y crear puestos de trabajo es mejor invertir que regalar el dinero.
P. La Flat Tax supongo que les gusta más. ¿Cuáles serían sus beneficios?
R. Si se entiende como un aligeramiento de la cara fiscal, será recibida con gran entusiasmo de las empresas. Pero, de nuevo, genera el problema de compatibilidad con el déficit y la deuda pública. Y ese es el motivo por el que Confindustria sugiere que se haga de una forma gradual, empezando primero por el mundo productivo.
P. ¿Cuáles son los desafíos reales de este país para este curso político y económico?
R. Crear trabajo y empezar con los jóvenes. Y para ello no hay otro modo que incentivar el crecimiento en el respeto a los parámetros europeos. Nosotros sugerimos partir de un gran plan nacional y europeo para las infraestructuras. También aportar eficiencia reduciendo los tiempos de la justicia, devolver cualificación a la Administración pública, pagar las deudas al sector privado y reformar la normativa de licitación pública.
P. ¿Qué política exterior sería más beneficiosa?
R. Una que no levante barreras comerciales, más bien que las derribe. Para un país transformador como Italia, sin materias primas, la libertad comercial es un factor vital también para construir una sociedad abierta e inclusiva.
P. ¿Cree que el debate sobre la pertenencia de Italia a la Unión Europea puede ser peligroso para las inversiones extranjeras? ¿Lo han notado ya?
R. Italia es Europa. El problema que plantea una parte de la opinión pública es si las reglas que hoy la caracterizan son las mejores para asegurar los intereses de bienestar colectivos que los padres fundadores indicaron. Quizá ha llegado el momento de revisarlas.
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