La larga batalla contra la homofobia en India
El legado colonial británico introdujo la judicialización moral de determinados comportamientos sexuales en una cultura caracterizada por la libertad
La decisión tomada este jueves por el Tribunal Supremo de India en base a la cual se anula la persecución penal de las mal llamadas relaciones contra natura actualiza el marco legal del país asiático, equiparándolo al de más de 120 naciones en las que la homosexualidad está permitida. Con más de 1.250 millones de ciudadanos, la mayor democracia del mundo amplía sus derechos a otro sector de la población y sienta ejemplo en Asia que es, junto con África, la región con mayor cantidad de países en los que la homosexualidad está perseguida, según la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA). La sentencia pone a la legislación en consonancia con la propia sociedad india, en su mayoría, despojada del tabú de la homosexualidad, mientras que reniega de parte del legado colonial británico que introdujo la judicialización moral en una región en la que antes se aceptaban las orientaciones y relaciones sexuales de todo tipo.
“Cualquier relación sexual con el consentimiento mutuo de dos adultos –homosexuales, heterosexuales o lesbianas – no puede ser inconstitucional”, dijo el presidente del Tribunal Supremo, Dipak Misra, durante la lectura de la esperada sentencia final. La Constitución de India nació con identidad secular para diferenciarse de sus vecinos musulmanes, Pakistán y Bangladés --hijos de la desmembración del subcontinente por el enfrentamiento religioso–, abarcando así una sociedad multicultural y multireligiosa de mayoría hindú, aunque con destacable presencia de las principales creencias monoteístas: islamismo, cristianismo y budismo.
A diferencia de la narrativa musulmana y cristiana, el hinduismo politeísta tiene una tradición milenaria que reconoce la fluidez de las identidades de géneros y sus relaciones sexuales. Así, diversos textos hindúes representan personajes –incluidos dioses– a medio camino entre el hombre y la mujer, mientras que algunos monumentos religiosos centenarios son hoy muestra palpable de la aceptación hacia diferentes orientaciones sexuales; como el complejo arquitectónico de Khajuraho. Enrocado en el bosque del Estado septentrional de Madhya Pradesh y considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco, esta serie de templos del siglo XX están esculpidos con figuras eróticas explícitas practicando diversas actividades sexuales en grupos o entre hombres, mujeres e, incluso, animales.
No fue hasta la colonización del subcontinente indio por parte del Imperio Británico que la diversidad de género y las orientaciones sexuales fueron examinadas con el prisma del puritanismo victoriano. Inspirándose en la Ley de Sodomía de Enrique VIII para perseguir la penetración anal, la zoofilia y la homosexualidad en Reino Unido, la primera referencia a las relaciones "contra natura" fue introducida por el inglés Thomas B. Macaulay en India, en 1835. Treinta años más tarde, aquella mención dio lugar al artículo 377 del Código Penal de India bajo gobierno británico por el que se persiguen los "delitos no naturales" de “quien voluntariamente tenga relaciones carnales contra el orden de la naturaleza”. Una norma que, literalmente, hacía susceptible de delito cualquier relación anal u oral entre individuos homosexuales o heterosexuales, según las prácticas sexuales preestablecidas por la iglesia.
La rectificación del artículo 377 pone al día la legislación con respecto a la transformación de la sociedad india, donde el tabú sobre la homosexualidad ha cambiado. Más de 30 ciudades del país han organizado marchas del orgullo gay en los últimos años. Mientras que la industria cultural lleva tiempo desafiando los estereotipos homosexuales. Por ejemplo, un puñado de éxitos de taquilla de Bollywood, la industria cinematográfica nacional y medio de comunicación de masas por excelencia en India, muestran personajes gais no solo como caricaturas o figuras cómicas, sino como protagonistas centrales o secundarios.
Otras normas revisadas
Sin embargo, hoy en día salir del armario es un problema en una sociedad patriarcal y machista como la india, donde apenas se ven mujeres en muchas de sus metrópolis a partir de las siete de la tarde o donde las normas relativas las "manifestaciones públicas de afecto" censuran las relaciones entre ciudadanos. También heredero de la norma revisada hoy y del puritanismo británico, el artículo 294 del Código Penal se sigue usando para perseguir a parejas que se besan o abrazan en las calles, ya que considera un crimen –castigado con hasta 3 meses de prisión– los “actos obscenos”; un vago término usado por la policía y algunos políticos de los Estados más conservadores de India para controlar a la sociedad.
En este contexto, la comunidad homosexual, particularmente los gais, han sido condenados al ostracismo y obligados a verse secretamente en baños de parques públicos o forzados a utilizar aplicaciones de citas para evitar el estigma de su comunidad cuando no el rechazo de sus familias que les presionan para tomar medicación, visitar a curanderos o afrontar terapias de choque.
Esta realidad contrasta con el reconocimiento histórico otorgado a la comunidad hijra, colectivo de transexuales e intersexuales considerado casta en India desde hace siglos. Aunque marginados socialmente, los hijras están asociados a con poderes místicos y su presencia en el subcontinente determinó el reconocimiento del tercer género como identidad legal. Gracias a ello, la comunidad transexual recibe ayudas y programas de educación en muchos Estados indios.
La influencia que la comunidad tradicional hijra tuvo en una medida tan progresista como el reconocimiento del tercer género, así como la existencia de diversidad sexual en la cultura hindú frente a la ley anulada hoy en India demuestran que, en ocasiones, es necesario mirar al pasado para avanzar hacia el futuro.
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