El ‘Aquarius’ zarpa desde Valencia para volver a aguas internacionales frente a Libia
La solución española aviva el debate político y legal sobre los rescates en el Mediterráneo porque las ONG dicen que repetirla es inviable
El Aquarius ha zarpado de nuevo este miércoles desde Valencia hacia aguas internacionales frente a Libia. Fue el primer barco de entre las ONG que aún rastrean y rescatan frente a Libia que se hizo a la mar tras la toma de posesión del nuevo Gobierno xenófobo de Italia; dos días después, el 10 de junio, se convirtió en el primer damnificado del cierre gubernamental de los puertos que propició –cosas de la política—que atracara en España con 630 migrantes a bordo. Una solución excepcional para un caso excepcional por novedoso.
Un barco de la española Proactiva Open Arms también ha zarpado este miércoles.
El coordinador de rescates del Aquarius, el italiano Nicola Stalla, ha recordado en el muelle antes de zarpar que “la misión de SOS Mediterranée es continuar en el mar mientras haya una necesidad” tras este episodio en el que les “ forzaron a emprender esta odisea a España”. Ha reiterado el llamamiento de las ONG que fletan el barco “a las autoridades competentes para que cumplan sus obligaciones y garanticen un puerto seguro que debería ser el más cercano a la zona de rescates”. No tienen intención de repetir la larga y dura travesía hasta Valencia. “Claramente no es nuestro plan. Valencia está muy lejos, todos hemos visto que esto es algo que no se debería repetir”.
Desde Libia siguen zarpando las pateras y cientos de migrantes han sido rescatados en los últimos días, algunos incluso por ONG, pero estas han tenido que transferirlos a barcos militares italianos que, con notable demora, los han llevado a puertos sicilianos. Varios expertos analizan para EL PAÍS la situación en que queda el Mediterráneo central, la principal ruta migratoria a Europa, aunque la vía a España le pisa los talones.
El portazo gubernamental de Italia a las ONG y la inacción de la cercana Malta ha avivado el debate político, diplomático y legal sobre cómo abordar las peligrosas llegadas irregulares de migrantes a Europa por mar. El presidente Sánchez ha resuelto el problema puntual de los 630 del Aquarius. Pero ¿qué ocurre con los siguientes? El experto en control fronterizo Paolo Cuttitta, de la Universidad Libre de Ámsterdam, sostiene que “las consecuencias de su decisión (de Sánchez) para los migrantes en general dependerán de cómo actúe el resto de los países de la UE y de cómo se adapten las tácticas de migrantes y traficantes. Y eso es muy impredecible”.
El cierre de puertos dictado por el Ejecutivo del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga no solo generó quebraderos de cabeza en el puente de mando del Aquarius. Entre los afectados destaca un navío de la Marina de EEUU. En el Mediterráneo proliferan los mercantes y los barcos militares. Y uno de ellos, el estadounidense Trenton, se topó la semana pasada una patera en peligro con 41 personas y 12 cadáveres a 20 millas náuticas de Libia. Como dicta la ley del mar, los rescató a los supervivientes. Intentó trasvasarlos al barco de la ONG Sea Watch (que con Lifeline patrulla estos días frente a Libia) pero esta ha explicado que, sin garantías de poder desembarcarlos en Italia, se negó a recogerlos. La docena de cadáveres fueron abandonados en el mar por los estadounidenses. El Trenton tuvo que acoger a los vivos durante unos días hasta que logró transferirlos a la Guardia Costera italiana, que por fin los ha llevado este martes a tierra firme. Este caso ilustra la letra pequeña del conflicto que ha agravado el veto del recién estrenado ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, líder de la Liga, a que las ONG atraquen en su territorio con migrantes a bordo.
Nathalie Tocci, directora del Istituto Affairi Internazionali (IAI), un think tank, sostiene que “las ONG están en el mar porque cubren un hueco, la presencia insuficiente de navíos europeos para salvar vidas. Pero no creo que en este contexto político se incrementen, desde luego no de Italia. El riesgo es que se reduzcan si, por ejemplo, acabara la operación Sofía (una operación militar de vigilancia la UE), lo que significa que el hueco que cubren las ONG aumentaría, en ningún caso disminuirá”.
El especialista de la Universidad Libre de Ámsterdam recuerda que a corto plazo el traslado a España ha alejado a tres embarcaciones de la zona de pateras durante varios días. Y detalla las consecuencias que prevé a largo plazo si Italia mantiene la prohibición a las ONG: los mercantes tendrían que asumir más rescates, aumentarían los ahogamientos porque habría menos barcos en busca de pateras con la misión prioritaria de salvar vidas y porque “el resto de embarcaciones y sus tripulantes no están específicamente preparadas para rescatarlos y acogerlos”. La Alianza Europea de Asociaciones de Armadores (ECSA, por sus siglas en inglés) ha expresado su preocupación por el cerrojazo italiano y recalca que “la convicción de que los migrantes pueden ser desembarcados cuanto antes es crucial para la seguridad de los migrantes y de los marinos”. El investigador en migración por el Mediterráneo y el norte de África Stefano Torelli, destaca que “Sánchez hizo lo correcto al ofrecer ayuda a gente que necesitaba ayuda inmediata pero eso no resuelve la situación general”. Tocci, de IAI, añade que la oferta del presidente Sánchez era lo “decente en términos humanitarios y lo correcto políticamente a nivel europeo” pero constata que “el resultado político en Italia ha sido catastrófico: en vez de ser percibido como una decisión de un nuevo Gobierno en España con una sensibilidad distinta, se ha interpretado como una gran victoria para Salvini y su política de mano dura”.
El 59% los electores italianos apoya el cierre de puertos de Salvini, según una encuesta publicada el sábado por el Corriere della Sera, incluido un tercio de los votantes del socialdemócrata Partido Democrático. Con el paréntesis del desembarco por Grecia de 800.000 personas en 2015, Italia es tradicionalmente la gran puerta de entrada a Europa para los africanos: las llegadas han caído hasta las 15.500 desde enero, pero en el cuatrienio anterior arribaron de 600.000 personas (equivalente al 1% de su población). Italia y Alemania reclaman sin éxito por ahora el reparto de la carga de atender a los migrantes. También España lo hizo a principios de siglo con la crisis de los cayucos pero el resto de los socios de la UE tampoco se mostró solidario entonces.
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