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El Movimiento 5 Estrellas pierde fuelle en el Gobierno

Los grillinos, sin un cuerpo ideológico claro ni propuestas electorales de bajo coste, quedan desdibujados frente al imparable empuje del líder de la Liga, Matteo Salvini

Daniel Verdú
El primer ministro, Giuseppe Conte (en el centro), estrecha la mano de Matteo Salvini.
El primer ministro, Giuseppe Conte (en el centro), estrecha la mano de Matteo Salvini. Angelo Carconi (AP)

El día en que se firmó el acuerdo de Gobierno, Lugi Di Maio salió a la calle, subió a un escenario e hizo callar a sus fieles que protestaban contra el presidente de la República, Sergio Mattarella. “No silbéis. Ahora el Estado somos nosotros”. Al día siguiente, como corresponde al Estado, los palacios romanos pusieron la sordina a los eslóganes antisistema y el Movimiento 5 Estrellas, en solo dos semanas, diluyó su presencia pública. Sin una agenda clara, el partido va a remolque del instinto de Matteo Salvini, socio en el Ejecutivo y nuevo hombre fuerte de Italia.

Mientras el Aquarius ponía rumbo a España y el ministro del Interior cantaba victoria, el M5S veía alejarse también cada vez más su liderazgo. Ese día la portavoz de Matteo Salvini se dedicó a llamar a las redacciones de los periódicos italianos para decir que Italia cerraría sus puertos. El propio ministro del Interior publicó una foto con los brazos cruzados y un hashtag que daba fe de sus intenciones pese a que la competencia de los puertos corresponde plenamente al Ministerio de Transportes, en manos del Movimiento 5 Estrellas (M5S). Pero en ese momento, las urnas de 761 ciudades italianas todavía estaban abiertas para decidir quién las gobernaría. La Liga arrasó y los grillinos solo pasaron a la segunda vuelta en en tres de las 20 capitales de provincia que estaban en juego.

El M5S, arrastrado políticamente por Salvini (el líder europeo más seguido en Facebook), calló y asumió el domingo una decisión de dudosa legalidad que incomoda a gran parte de su electorado. En el ministerio de Transportes, dirigido por el grillino Danilo Toninelli, se generó cierto malestar. “La Liga posee un tono mucho más fuerte en este tema. Quizá fuimos un poco difusos al principio sobre el discurso de cerrar los puertos. Pero el Ministerio del Interior no tiene la potestad para hacerlo. La Guardia Costera depende de nosotros y nos indicó la posible ilegalidad de hacerlo. Nos los dijeron desde el principio. Pero la idea era hacer presión sobre Malta, hasta ahí estábamos de acuerdo. No tanto en cerrar los puertos. Pero Salvini hizo esas declaraciones en un domingo electoral”, señalan a este periódico fuentes de dicho ministerio. Ayer, el titular de Interior, que durante la semana llamó “crucero” al Aquarius, volvió a insistir en que no dejarían atracar a las dos naves que quedan patrullando el Mediterráneo.

El M5S ganó las elecciones con un 33% de los votos. La Liga, en cambio, obtuvo prácticamente la mitad, algo más de un 17%. El M5S convirtió la ambigüedad en un motor electoral potentísimo. Sin una idea clara sobre prácticamente nada, un enorme segmento de la población encontró acomodo en sus distintas corrientes. Era la gracia. Pero puestos a gobernar, lo ha hecho con un socio que representa todo lo contrario.

El politólogo Giovanni Orsina cree que el partido de Luigi Di Maio se encuentra en serios apuros. “No tienen mucho espacio para moverse. El M5S necesita contrarrestar la fuerza de Salvini con una propuesta potente, pero no tienen nada a la altura de la migración que no cueste dinero y un largo proceso de reforma. Su propuesta estrella es la renta de ciudadanía y no es algo barato ni inmediato. El M5S lo tiene difícil. Si no tienes las cosas claras y te sientas a la mesa con alguien que sí, acabarás comiendo lo que él quiera”.

La baza principal de 5 Estrellas para recuperar terreno consiste ahora en poner en valor a su primer ministro. El viernes por primera vez dio la sensación de que Conte —asesorado por Rocco Casalino, el anterior jefe de comunicación de Di Maio y ex participante de Gran Hermano— marcaba algo de perfil propio sofocando el incendio diplomático con Francia, aceptando las disculpas de Macron y apuntalando la alianza (cuando Salvini todavía seguía protestando). Conte decidió escuchar a la experta diplomacia italiana y pasar página. También tiene previsto llevar la contraria a Salvini en los próximos días insistiendo en poner en primera línea de la ofensiva contra la migración irregular la reforma del Reglamento de Dublín para redistribuir los flujos. Son los primeros desencuentros entre ambos partidos y el inicio de una lucha que sobre la que pivotara la estabilidad del Gobierno.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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