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Dimite un ministro en Marruecos tras manifestarse contra el boicot ciudadano a tres grandes empresas

Lahcen Daudi, responsable de Asuntos Generales, se sumó a una sentada de los trabajadores de Centrale Danone frente al Parlamento

Francisco Peregil
Empleados de la empresa Centrale Danone en una protesta frente al Parlamento marroquí en Rabat el pasado martes.
Empleados de la empresa Centrale Danone en una protesta frente al Parlamento marroquí en Rabat el pasado martes.FADEL SENNA (AFP)

El boicot anónimo iniciado el 20 de abril en Marruecos contra tres marcas líderes —la leche Centrale Danone, el agua Sidi Ali y las gasolineras Afriquia— ya se ha cobrado su primera víctima. El ministro de Asuntos Generales y la Gobernanza, Lahcen Daudi, perteneciente al islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), participó el martes en una sentada frente al Parlamento de decenas de trabajadores pertenecientes a Centrale Danone, una multinacional francesa en la que el conglomerado empresarial del rey Mohamed VI tiene una participación del 5%.

Centrale Danone ha reconocido que, a causa del boicot, ha tenido que reducir en un 30% el volumen de leche que compra a los ganaderos. Fuentes del Gobierno indicaron que la empresa se ha visto obligada a rescindir el contrato de 900 empleados, aunque ese dato no ha sido confirmado oficialmente por la empresa. Decenas de trabajadores de Centrale Danone se manifestaron el martes frente al Parlamento para atraer la atención del Gobierno y los ciudadanos sobre las consencuencias del boicot sobre sus empleos. El ministro Lahcen Daudi, que ya se había pronunciado contra la campaña ciudadana, se sumó a la sentada de los asaliarados de Danone. Se opuso así, de forma explícita y frontal a la campaña ciudadana.

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El aluvión de críticas recibidas incluso por los militantes del PJD fue de tal magnitud que Daudi se vio obligado a presentar este miércoles su dimisión. La dirección de su partido la aceptó por considerar que su comportamiento fue “inapropiado”. Para que se haga efectiva la dimisión debe ser aprobada por el rey, única autoridad que nombra y destituye ministros. El monarca aún no se ha pronunciado sobre el boicot, tras más de mes y medio de campaña contra tres marcas líderes de Marruecos.

El ministro de Asuntos Generales y la Gobernanza, Lahcen Daudi, en una imagen de archivo.
El ministro de Asuntos Generales y la Gobernanza, Lahcen Daudi, en una imagen de archivo. F. SENNA (AFP PHOTO)

El boicot establecía como declaración de intenciones denunciar la carestía de vida. Nadie sabe con certeza quiénes son los impulsores de la campaña, aunque hay quienes acusan a las juventudes del PJD, afines al anterior jefe del Ejecutivo, el islamista Abdelilá Benkirán. No obstante, ya no parece ser tan importante saber quién lo organizó sino por qué ha tenido un éxito tan arrollador. Los primeros días fue silenciado por todos los medios de comunicación. Pero era imposible esconder semejante fenómeno. La primera semana del boicot intervino el principal afectado: el propietario de las gasolineras Afriquia, Aziz Ajanuch, segunda fortuna del país detrás del rey, ministro de Agricultura y Pesca desde hace 11 años y presidente del Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI, liberal), formación clave en la coalición de cinco partidos que integra el Gobierno. “La realidad sobre el terreno no va a ser detenida por la web (…) Esto no es un juego, el que quiera jugar que se vaya a otra parte”, declaró. Desde entonces, Ajanuch ha evitado las comparecencias públicas.

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El politólogo Ahmed el Buz indica a este diario: “No un lema político detrás del boicot. Pero su impacto es mayor que el del 20-F [fecha en la que comenzó en Marruecos la Primavera Árabe]. En el movimiento del 20-F había muchas diferencias entre sus miembros. Ahora, todo el mundo está de acuerdo en apoyar el boicot porque apoyarlo significa combatir las grandes diferencias sociales y la separación entre políticas y negocios. Es unánime el apoyo del pueblo. Es normal que dimita un ministro que se manifiesta contra la iniciativa del pueblo”.

Mientras tanto, la bola de la campaña anónima sigue avanzando como en el pasillo de una bolera, de forma implacable y silenciosa contra los dirigentes de Marruecos. “La clase política ha sido sobrepasada”, añade Buz. “El jefe de Gobierno, [el islamista] Saadedín el Otmani no ha impulsado aún ninguna medida para combatir la carestía de vida. Y en cuanto al anterior jefe de Gobierno [el también islamista Abdelilá Benkirán], también es criticado por una parte del pueblo. Hay quien lo ve como el hombre que liberalizó los precios de los combustibles sin crear los controles necesarios para que algunos empresarios incrementaran su fortuna a costa del pueblo. Además, ha incurrido en contradicciones. Hace pocos días se pronunció contra el boicot de la leche Centrale Danone, aunque hace varios años él mismo llamaba a boicotear ese producto”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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