El Supremo británico rechaza fallar sobre el aborto en Irlanda del Norte
El tribunal cree que la legislación vigente es incompatible con el Convenio Europeo de Derechos Humano
Una mayoría de los jueces del Tribunal Supremo británico considera que la ley del aborto vigente en Irlanda del Norte, que prohíbe la interrupción del embarazo salvo cuando la vida de la madre esté en peligro, es incompatible con los derechos humanos. No obstante, por motivos técnicos, ha rehusado fallar sobre el recurso presentado por la Comisión de Derechos Humanos norirlandesa, al no considerarla competente para recurrir ante el citado tribunal. Por ello, ha optado por no pronunciarse sobre el fondo del asunto.
El colectivo de activistas por los derechos humanos había tratado de liberalizar la ley apelando ante la más alta instancia judicial británica, pero el tribunal considera, por una ajustada mayoría de cuatro contra tres, que carece de jurisdicción para resolver el caso. Señalan los jueces que, para poder pronunciarse, la apelación tendría que haber sido presentada por una mujer embarazada como resultado de un delito sexual o portadora de un feto con una anomalía mortal.
Por ello no han podido pronunciarse sobre si procede o no un cambio en la ley, decisión que quedará ahora en manos de los legisladores en Belfast o en Westminster. Pero sí han añadido que la ley del aborto de Irlanda del Norte es incompatible con la Convención Europea de Derechos Humanos. Por eso, aunque técnicamente el recurso ha sido desestimado, el hecho de que la mayoría de los jueces considere que la legislación es incompatible con los derechos humanos redobla la presión sobre los políticos de Irlanda del Norte para abordar el tema.
La más abierta legislación británica sobre el aborto no se aplica en Irlanda del Norte, una de las cuatro naciones que forman Reino Unido. En 2016, más de 700 mujeres norirlandesas cruzaron el mar de Irlanda para terminar sus embarazos en Inglaterra.
Desde que, en un referéndum celebrado el asado 25 de mayo, la República de Irlanda aprobara la legalización del aborto, el foco apunta a su vecino del norte, que se queda a solas con una de las normativas más restrictivas del mundo sobre el asunto. Las voces políticas que piden una reforma se han sucedido desde entonces.
Promover un cambio en la legislación del aborto en Irlanda del Norte es un asunto políticamente delicado, en la medida en que el mayoritario Partido Unionista Democrático (DUP), extremadamente conservador en cuestiones sociales, es el sustento del Gobierno de Theresa May, desde que la primera ministra británica perdió la mayoría absoluta en las elecciones del año pasado. El DUP ya ha dejado claro que revisarla no entra en sus planes.
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