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El triple asesino de Lieja mató a otro hombre el día antes del tiroteo

El Estado Islámico ha asumido al ataque y considera al autor como uno de sus soldados

Una policía impide el paso a un vehículo hacia la zona del ataque de hoy en Lieja. En vídeo, las declaraciones del fiscal belga.Vídeo: JOHN THYS (AFP) / REUTERS-QUALITY
Álvaro Sánchez

El itinerario de terror de Benjamin Herman tuvo una parada previa la noche antes de sembrar el caos en Lieja. En una entrevista a la radio RTL, el ministro del Interior, Jan Jambon, ha confirmado este miércoles que el hombre que asesinó a dos policías y un estudiante e hirió a otros cuatro agentes, es también responsable del fallecimiento de Michaël Wilmet, un toxicómano con antecedentes por tráfico de drogas cuyo cadáver fue encontrado el martes por la mañana en su domicilio de On, en la provincia de Luxemburgo. Wilmet, de 30 años, antiguo compañero suyo en la prisión de Lantin, fue hallado con un fuerte golpe en la cabeza. El homicida empleó un objeto contundente para acabar con su vida, y se especula con que Herman pudo valerse de un martillo para matarlo solo unas horas después de salir de la cárcel con un permiso penitenciario del que nunca regresó.

La concesión de ese tiempo de libertad a Herman, que debía cumplir condena hasta 2020 como reincidente de diversos delitos, entre ellos robo con violencia y tráfico de drogas, ha desatado una agria polémica en Bélgica, y ha abierto un debate sobre cómo gestionar la reinserción de los presos en la sociedad. El padre de Cyril Vangriecken, el alumno de magisterio de 22 años que fue asesinado cuando se encontraba en un coche, justo después de que el agresor matara a las dos agentes, se ha quejado amargamente de que las autoridades permitieron salir al hombre que asesinó a su hijo. Y el propio ministro de Justicia, Koen Geens, encargado del funcionamiento de las cárceles, ha admitido sentirse responsable de lo ocurrido.

La fiscalía belga ha informado este miércoles de que investiga el ataque de Lieja como "asesinato terrorista" y "tentativa de asesinato terrorista". Además, trata de averiguar si su autor actuó solo. La gran pregunta que sigue sobrevolando el caso son las motivaciones de Herman para embarcarse en su particular orgía de violencia. El atacante había disfrutado de 11 permisos para salir un día y de otros 13 para hacerlo dos días. En ninguno de ellos había generado problemas. Nacido hace 31 años en la localidad belga de Rochefort, no tenía antecedentes por radicalismo islamista, pero la hipótesis de que durante su estancia en prisión se convirtió al islam y entró en contacto con un ideario extremista está sobre la mesa. "Hay indicios que llevan a pensar en un acto terrorista, pero también otros que muestran lo contrario. Un juez está investigando el caso para responder a esas cuestiones y antes de pronunciarme prefiero esperar al resultado de esa investigación", ha dicho el titular de Interior esta mañana manteniendo la prudencia.

Entre los elementos que llevan a la fiscalía a pensar en un móvil terrorista está que, tal y como ha sido confirmado oficialmente este miércoles, Herman gritó "Allahu Akbar" (Alá es grande) antes de morir. También el modus operandi, un ataque con cuchillo por la espalda. Los contactos que mantuvo en prisión con radicalizados en 2016 y 2017, constatados por las autoridades. Y por último, la asunción del ataque por parte del Estado Islámico, que ha informado a través de su agencia de propaganda de que considera al autor como "un soldado del Estado Islámico". En el lado opuesto pesa el hecho de que la policía no lo tenía en su radar como un potencial peligro más allá de sus vínculos con la delincuencia común. El ministro de Justicia ha manifestado a la cadena pública francófona RTBF las dudas que todavía rodean la investigación. "El clima europeo sobre estos casos es confuso. En cada país siempre sale la misma cuestión. ¿Es terrorismo? ¿Va a ser reivindicado por Daesh? ¿Es alguien que actúa solo? ¿Había tomado drogas? ¿Es el instrumento de un terrorismo deliberado?".

Mientras tanto, la ciudad de Lieja, situada al este del país, a apenas 50 kilómetros de la frontera alemana, recupera poco a poco el pulso sin olvidar el golpe sufrido en la mañana de ayer. Hoy recordará a los fallecidos poniendo a disposición de sus habitantes un libro de condolencias, guardando un minuto de silencio y colocando las banderas a media asta.

Junto a Wilmet, las otras tres víctimas del asesino de Lieja fueron Lucile García, de 54 años, madre de un joven de 25 años y miembro del cuerpo de policía desde 1994. Soraya Belkacemi, de 44 años, policía desde 2010 y madre de dos gemelas de 13 años ya huérfanas de padre, un agente fallecido años atrás. Y el estudiante de 22 años, Cyril Vangriecken, que debía graduarse de magisterio en las próximas semanas. La escuela donde estudiaba ha aplazado los exámenes que debían celebrarse hoy en señal de duelo.

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El individuo atacó en primera instancia a las dos agentes con un cuchillo, arrebató la pistola a una de ellas y comenzó a disparar matando a las dos policías. A continuación, abrió fuego contra el joven, que casualmente se encontraba a unos metros, sentado en el lugar de copiloto de un vehículo junto a su madre.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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