“Rechazo rotundamente que Eslovaquia esté gobernada por la mafia”
El nuevo líder del país rechaza injerencias políticas en la investigación del periodista asesinado
La única razón por la que Peter Pellegrini (Banska Bystrica, Eslovaquia, 1975) se ha convertido apresuradamente en primer ministro es el reciente asesinato del periodista de investigación Jan Kuciak y de su pareja. El veterano líder socialista que dirigía Eslovaquia hasta hace un mes, Robert Fico, tuvo que dimitir tras la fuerte presión social que le exigía responsabilidades por el doble crimen y designó a Pellegrini, número dos en su Gobierno, para reemplazarlo. Pese a la evidencia de los hechos, el nuevo mandatario se muestra visiblemente incómodo al hablar de un episodio que ha sacudido la reputación de Eslovaquia en el mundo.
“Rechazo rotundamente que Eslovaquia sea un país gobernado por la mafia”, responde el líder eslovaco durante una entrevista concedida a un grupo de periódicos europeos —entre ellos EL PAÍS— el pasado jueves en Bruselas. Pellegrini, de rostro afable y modales suaves, recurre a un refresco que tiene sobre la mesa y deja entrever su malestar por tener que dar explicaciones sobre este oscuro suceso. “Eslovaquia es un país profundamente democrático, con todos los equilibrios de poder, y esta crisis se ha resuelto respetando todos los principios democráticos”, argumenta durante un encuentro celebrado en medio de una apretada agenda. El primer ministro acudió por primera vez a Bruselas para reunirse con los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker, así como con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
“No hay ninguna interferencia política en la investigación”
Aun con todos los recelos, el nuevo dirigente de este pequeño país del Este es consciente de que no puede ignorar el asesinato de un reportero que investigaba las presuntas conexiones de un grupo mafioso italiano con altos cargos del poder eslovaco para malversar fondos europeos. “Mi primera tarea es reconstruir la imagen de Eslovaquia. Haré todo lo necesario para que la gente no defina al país de manera injusta. Ocupamos el puesto número 17 en la clasificación mundial de libertad de prensa [del índice que elabora la organización Reporteros sin Fronteras]. Y continuamos entre los primeros países en cuestiones de seguridad”, alega.
Preguntado por la falta de resultados de la investigación, que hasta ahora no ha dado con ningún sospechoso del doble asesinato, el dirigente eslovaco replica: “No hay ninguna interferencia política en la investigación. Como primer ministro, estoy informado de las capacidades técnicas que tienen, para saber si tienen todo lo que necesitan. No quiero saber el contenido de la investigación”, recalca. “Siento que los hechos hayan ido cuatro días por delante de nosotros. El problema es que el asesinato ocurrió un miércoles pero se conoció el domingo siguiente. Es demasiado. Todo esto es muy sensible, a veces los responsables son localizados en días o en semanas. Otras veces lleva años. Y esto no tiene nada que ver con quién gana las elecciones”, se defiende Pellegrini, pese a que ninguno de los periodistas que realizan la entrevista sugiere injerencias políticas en el dosier policial.
“El sistema de cuotas de refugiados no ha funcionado y no funcionará”
Como muestra de profesionalidad, el gobernante explica que expertos del FBI estadounidense, de Europol —la agencia europea para los delitos de gran envergadura—, así como policías italianos, británicos y holandeses asisten a las fuerzas eslovacas en su labor. Y antes de que se deslice otra pregunta sobre el espinoso asunto, los asesores de Pelligrini intervienen para alertar de que se agota el tiempo de entrevista.
Mucho más relajado y persuasivo se muestra el primer ministro al hablar de su compromiso europeo. Tras el pulso que mantuvo su antecesor con las instituciones comunitarias, especialmente por las políticas de refugiados, Pellegrini declara su intención de situarse “cada vez más en el corazón de la UE”. El rechazo a las cuotas de acogida para asilados, eso sí, permanece intacto. “Es un sistema que no ha funcionado y que no funcionará. Lo que tenemos que hacer es invertir en los países donde se origina el problema. Cada euro que gastamos en el norte de África es más eficaz que 10 destinados a esos migrantes que vienen masivamente a la UE”, sostiene.
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