Condenada en Francia una animalista que celebró el asesinato del rehén carnicero en el atentado de Trébes
Un expolítico también ha sido condenado por alegrarse de la muerte del gendarme
El intenso debate sobre la libertad de expresión que se ha vivido en España tras los juicios por enaltecimiento del terrorismo a un rapero y a una joven por sus tuits con chistes sobre Carrero Blanco no ha sido secundado en Francia. De izquierda a derecha, el país ha aceptado esta semana sin cuestionamientos sendas condenas judiciales inmediatas a una activista vegana y a un antiguo candidato político que se burlaron de varias de las víctimas del último atentado yihadista, el viernes pasado en Carcasona y la vecina Trèbes.
La última fue la activista vegana, que había escrito un mensaje en Facebook manifestando su “cero compasión” por la muerte de Christian Medves, un carnicero del supermercado Super U de Trèbes que falleció cuando el terrorista Radouane Lakdim entró disparando antes de atrincherarse hasta ser abatido por las fuerzas del orden.
“¿Así que os choca que un asesino se haga matar por un terrorista? Pues a mí no, siento compasión cero por él, hay en ello una cierta justicia”, comentó en la red social tres días después del ataque terrorista. La mujer retiró poco después el mensaje, pero eso le ha servido de poco. Un tribunal de Saint-Gaudens, en el suroeste del país, la condenó el jueves a siete meses de prisión suspendida por apología del terrorismo.
Unos días antes, otro tribunal francés condenó también por “apología del terrorismo” a Stéphane Poussier, un excandidato a las legislativas por el partido de izquierda La Francia Insumisa que el sábado publicó dos tuits celebrando la muerte del gendarme Arnaud Beltrame, que perdió la vida en el atentado tras intercambiarse por la última rehén de Lakdim y que recibió honores nacionales esta semana.
“Cada vez que un gendarme se hace matar, yo pienso en mi amigo Rémi Fraisse”, tuiteó Poussier en referencia a un joven militante ecologista que murió en 2014 a causa de una granada lanzada por un gendarme en el suroeste de Francia. “Aquí es un coronel el que muerde el polvo. Y de paso, otro votante de Macron menos”, agregó en otro mensaje. Poussier fue detenido el domingo y el martes fue condenado a un año de cárcel exento de cumplimiento y a inhabilitación para ejercer cargos públicos durante siete años. Un gesto quizás innecesario, en vista de que el partido de Jean-Luc Mélenchon anunció de inmediato su expulsión y amenazó también con demandarlo.
Ambas condenas se basan en la decisión del gobierno del socialista François Hollande de actuar con más contundencia ante casos de apología del terrorismo tras los atentados de enero de 2015 contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado judío.
Conocida como la “circular Taubira”, por el nombre de la entonces ministra de Justicia, Christiane Taubira, la nota ministerial llama a los fiscales a actuar rápidamente y dar “una respuesta penal sistemática, adaptada e individualizada” ante “infracciones de provocación al terrorismo y de apología del terrorismo”, una pena en Francia castigada con hasta siete años de cárcel y una multa de 100.000 euros.
El código penal francés considera apología del terrorismo el hecho de “provocar directamente a la comisión de actos de terrorismo o de hacer apología pública de esos actos”. Taubira dio un paso más al incluir en su definición el “presentar o comentar actos de terrorismo realizando sobre ellos un juicio moral favorable”.
Una concepción que citó la fiscal del caso contra la activista vegana, para afirmar que el texto de esta “es exactamente eso”, según la Agencia France Presse. El tribunal que juzgó a Poussier consideró también que sus tuits contenían una “presentación favorable, incluso muy favorable” de las “consecuencias de un acto terrorista”.
Para Amnistía Internacional, que ya en 2015 advirtió en contra de la circular Taubira, el problema es el concepto mismo de apología del terrorismo, “que está mal definido” y “permite una interpretación bastante amplia”, explicó a este diario Dominique Curis, experta en libertad de expresión de la ONG. Sin entrar en casos concretos, la especialista señaló que “en el contexto global de atentados, las reacciones rápidas en un momento de fuertes emociones pueden facilitar una interpretación más represiva de ciertas declaraciones”. Pero la libertad de expresión, recordó, “debe permitir también expresiones que a veces chocan, duelen o inquietan. Es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el que lo dice. Y la respuesta no debe ser necesariamente penal”, puntualizó.
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