Arrestado en Egipto el islamista excandidato a la presidencia Abulfutuh
De tendencia moderada, Abdel Moneim Abulfutuh es un popular político que obtuvo el 18% en las presidenciales de 2012
Más de cuatro años después del golpe de Estado, la represión política en Egipto parece un pozo sin fondo. Ante la aproximación de las elecciones presidenciales de finales de marzo, en las que el mariscal Al Sisi será reelegido con toda seguridad, el régimen ha lanzado una oleada de detenciones entre las filas de la oposición. El último en ser citado en comisaría ha sido el islamista moderado Abdel Moneim Abulfutuh, considerado uno de los principales líderes de la oposición. Abulfutuh fue candidato en los comicios presidenciales de 2012, en los que recibió un 18% de los sufragios.
Según informó la agencia oficial MENA, Abulfutuh es sospechoso de mantener contactos con los Hermanos Musulmanes, el movimiento islamista que gobernó el país durante su breve experimento democrático y que actualmente se halla proscrito. Este veterano político, de 66 años, era uno de los máximos representantes del sector moderado de la Hermandad que perdió un pulso con los halcones en los estertores de la era Mubarak. Tras la Revolución de 2011, Abulfutuh decidió abandonar el grupo por desacuerdos con sus posiciones políticas y para poder lanzar su candidatura en las presidenciales de 2012.
Sin embargo, diversos analistas consideran que la verdadera motivación de su arresto está relacionado con su postura ante las elecciones de finales de marzo, vistas como una farsa por la opinión pública internacional. No en vano, todos los candidatos que podían representar un desafío para Al Sisi han sido arrestados, como el ex jefe del Estado Mayor Sami Anan, o bien han desistido en sus ambiciones presidenciales a causa del acoso del régimen, como el ex primer ministro Ahmed Shafiq. “Abulfutuh ha sido escogido como objetivo probablemente por ser uno de los líderes de la campaña de boicot de la oposición a una “elecciones” envueltas de un clima muy represivo”, sostiene Timothy Kaldas, investigador del think tank TIMEP.
Después de su fallida candidatura presidencial, Abulfutuh creó el partido Masr Qawia (Egipto fuerte, en árabe), que incluye a diversos ex miembros de las juventudes de la Hermandad que apostaban por una mayor apertura del histórico movimiento islamista. Entre ellos, se cuenta Mohamed al-Qassas, vice presidente del partido, y también arrestado la semana pasada. Desde el inicio, Abulfutuh y su partido se mostraron muy críticos con el golpe de 2013, y apostaron por boicotear las instituciones instauradas por el nuevo régimen militar, por lo que no participaron en los comicios legislativos del 2015.
Con la Hermandad o el Movimiento 6 de Abril declarados como organizaciones terroristas, la oposición legal al régimen está formada por un grupo de partidos políticos con una limitada base social, como el Dustur o Pan y Libertad, del popular abogado Jaled Alí. Masr Qawia es integrante de este grupo, que ha dispuesto de un cierto margen de maniobra a pesar de las presiones del régimen. Al menos, así fue hasta la semana pasada. Una hipotética prohibición del partido de Abulfutuh dejaría a los salafistas de Nur, de tendencia ultraconservadora, como la única fuerza islamista legal del panorama político egipcio. Nur, cuyo discurso se sitúa en las antípodas de Masr Qawya, siempre ha respaldado al régimen y hace campaña por la reelección de Al Sisi.
“El mensaje [de este último arresto] no podría ser más claro: la disidencia no será tolerada. Tampoco ningún esfuerzo para utilizar la votación de marzo en la creación un espacio a las críticas. La represión flagrante del Gobierno quiere mostrar que tiene un control total de la situación”, añade Kaldas. Los círculos opositores temían una escalada represiva desde que Al Sisi realizó un discurso en el que se dirigió a la oposición en un tono amenazante. “No se va repetir lo que pasó hace siete u ocho años ... Parece que no me conozcáis”, espetó.
La noticia coincide con el desarrollo de una gran ofensiva militar antiterrorista en el norte de la Península del Sinaí, lanzada el pasado viernes. De acuerdo con el Ejército egipcio, la Operación Sinaí 2018 se ha saldado con la muerte de más de 50 presuntos terroristas, y el arresto de más de 500 personas. Amnistía Internacional expresó el miércoles su preocupación por el posible uso de bombas racimo, prohibidas por la legislación internacional. El Sinaí es la base de operaciones de Wilaya Sina, filial del autoproclamado Estado Islámico.
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