El líder de la OTAN exige a Europa más gasto en defensa
Jens Stoltenberg advierte de que contribuir a misiones militares no exime de cumplir el 2%
El dinero centra los debates de la OTAN en la era de Donald Trump. El secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, insistió este miércoles a los aliados europeos en que gasten más para garantizar su propia seguridad. El mantra del 2% del PIB que en 2014 todos se comprometieron a destinar al gasto militar para 2024 monopolizó la reunión de ministros del ramo. “No se trata sólo de cifras. Al final, se trata de quién hace qué”, replicó la ministra alemana, Ursula von der Leyen. Alemania y España rechazan de lleno el enfoque estadounidense.
El líder estadounidense quería ver crecer los presupuestos europeos de defensa y casi todos los países de la OTAN han presentado ya planes concretos que detallan cómo engrosar esa partida. La Alianza en su conjunto la incrementó un 5% el año pasado, el tercero consecutivo de subidas. Pero esas mejoras hacia el objetivo pactado no suavizan el discurso en Washington.
Tomando esa posición como base, el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, dejó claro que los avances en otros capítulos del acuerdo no eximen de alcanzar el 2% del PIB para gasto de defensa en seis años. “Adoptamos un compromiso sobre dinero, equipamiento y contribución a misiones militares. No es o una cosa o la otra, no se puede elegir. Hay que cumplir en todos los campos”, zanjó en conferencia de prensa tras el encuentro de ministros de Defensa que se celebró en la sede de la OTAN.
El pacto que alcanzaron los líderes de los 28 Estados aliados —hoy 29, tras la incorporación de Montenegro— en 2014 se interpreta de manera distinta a uno y otro lado del Atlántico. El texto habla de “avanzar hacia la directriz del 2% en una década”, una frase que Europa interpreta más como tendencia de futuro que como meta cerrada. El presidente estadounidense, por el contrario, se ha aferrado a esa cifra y condiciona su apoyo a Europa a que se cumpla este objetivo. Aunque el compromiso se alcanzó aún bajo el mandato de Barack Obama, la interpretación estricta llegó de la mano de Trump.
El seguimiento de estas líneas de gasto centrará la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará el próximo mes de julio en Bruselas. En la actualidad, solo cinco países aliados superan el 2% (Reino Unido, Polonia, Grecia, Rumania y Estonia). Francia, Letonia y Lituania se acercan mucho y para 2024 Stoltenberg contempla que haya al menos 15 países en esa lista.
“Es un comienzo prometedor, pero necesitamos hacer más”, instó Stoltenberg, en el pasado más laxo respecto a este horizonte de gasto. El líder de la Alianza también confió en que el incremento de gasto recién anunciado por Trump para los presupuestos de 2019, con una subida del 10% en defensa, se convierta en “un incentivo para que los europeos hagan más”. Para los despliegues de soldados en Europa, clave en la estrategia de disuasión dirigida a Rusia, Washington ampliará un 35% los recursos el año próximo.
Mattis enarboló esta bandera durante el almuerzo de trabajo que mantuvieron los titulares de Defensa. Fuentes diplomáticas citadas por Reuters señalan que el representante estadounidense avisó de que otros parámetros de los compromisos adquiridos, como la contribución a despliegues militares, no implican relajar los esfuerzos en el incremento del gasto.
Países como Alemania y España objetan con vehemencia este discurso. Alegan que el incremento del gasto como tal puede ser poco representativo de los esfuerzos en seguridad (por ejemplo, un incremento de las pensiones que perciben los militares retirados cuenta como subida del gasto en defensa). En cambio, la aportación de tropas y equipamiento a las misiones que la OTAN desarrolla por el mundo reflejan bien el compromiso con la defensa colectiva. También el porcentaje presupuestario que se dedica a inversiones en equipamiento. La Alianza insta a destinar al menos el 20% del capítulo de defensa; España está cerca de lograrlo. Lo que no alcanzará será el totémico 2%. Hoy apenas llega al 1% y el propósito para 2024 es rondar el 1,5%.
Londres sigue a Estados Unidos
Con una actitud casi idéntica a la estadounidense, el ministro británico de Defensa, Gavin Williamson, alertó de que los aliados europeos deben hacer más por su defensa. “No podemos exteriorizar las obligaciones de seguridad europeas a Estados Unidos”, señaló a su llegada. Al igual que Trump, Williamson interpreta la referencia del 2% como “un punto de partida, no un tope”. Reino Unido es uno de los aliados que más gasta en defensa. Con el Brexit, la proporción del gasto aliado que quedará fuera de la Unión Europea será superior a la actual.
Los titulares de Defensa abordaron otro asunto espinoso durante la cena. Los europeos debían convencer a Washington de que el proyecto de integración militar que está acometiendo la UE no perjudica sus intereses. El asunto no es sencillo. Los responsables estadounidenses temen que puedan crearse duplicidades y competencias insanas entre los dos bloques. Y, sobre todo, perder negocio en la venta de armamento cuando los socios europeos comiencen a cooperar en el desarrollo de proyectos. “Tiene que haber coherencia entre la OTAN y la UE. No podemos acabar con dos listas competidoras de equipamiento”, destacó Stoltenberg.
La Alianza formará al Ejército en Irak
Combatir el terrorismo constituye otro de los pilares de la OTAN actual. Dentro de esa estrategia, la Alianza quiere apaciguar tensiones en los países convulsos, pero sin participar en misiones de combate (como anteriormente se hizo en Afganistán o en Libia). Para mejorar la situación en Irak tras la derrota —al menos en control del territorio— del Estado Islámico, los aliados enviarán una misión que contribuya a profesionalizar las Fuerzas Armadas del país. Ya existe una quincena de militares desplegados en Bagdad; el objetivo es ampliar esos esfuerzos.
Aunque los detalles están por cerrar, Stoltenberg ha apuntado a la instrucción militar como ámbito de trabajo de la OTAN en Irak. Fuentes diplomáticas aseguran que se tratará de una operación modesta que solo se lanzará tras la cumbre que la Alianza celebrará en julio. Estados Unidos ha impulsado con fuerza este proyecto, reclamado formalmente por el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi.
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