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La hermana de Kim Jong-un saluda al presidente surcoreano en la inauguración de Pyeongchang 2018

Kim Yo-jong es la primera de la dinastía Kim que visita Corea del Sur en más de medio siglo

La hermana de Kin Jong-un (derecha) saluda al presidente surcoreano, Moon Jae-in (izquierda).
La hermana de Kin Jong-un (derecha) saluda al presidente surcoreano, Moon Jae-in (izquierda).Kim Ju-sung (AP)

Kim Yo-jong, la hermana del líder norcoreano, Kim Jong-un, ha asistido este viernes a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang. Al llegar, Kim Yo-jong ha estrechado la mano con el presidente del país, Moon Jae-in, en una visita que es histórica que la ha convertido en la primera integrante de la dinastía Kim en pisar territorio surcoreano.

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Considerada una figura de peso en el hermético régimen y muy cercana al dictador, Kim ha llegado al aeropuerto internacional de Incheon, en el oeste de Seúl, a bordo de un avión privado junto a los otros 21 integrantes de la delegación norcoreana de alto nivel, en medio de la expectación mediática y de un dispositivo de seguridad excepcional compuesto por centenares de policías y fuerzas de élite.

La hermana del líder, quien suele aparecer en un discreto segundo plano en los actos donde acompaña a Kim Jong-un en Corea del Norte, se ha mostrado sonriente y distendida durante su llegada al aeropuerto y en la recepción que les ofrecieron las autoridades surcoreanas, según las imágenes captadas en los medios locales. Kim Yo-jong ha acaparado todos los focos pese a que la comitiva está encabezada por el presidente honorífico del Norte, Kim Yong-nam, el funcionario de mayor rango en acudir jamás al Sur. 

La delegación, flanqueada por agentes de seguridad norcoreanos, se desplazó después en un tren de alta velocidad hasta la ciudad de Pyeongchang, a unos 180 kilómetros al oeste de Seúl, para asistir a la inauguración de los Juegos y a la recepción ofrecida por Moon.

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En la recepción, el presidente honorífico norcoreano coincidió con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, aunque ambos evitaron saludarse. También estaba presente el primer ministro japonés, Shinzo Abe, entre otros mandatarios internacionales.

La delegación regresará a Seúl este sábado para participar en un almuerzo y una reunión con Moon en la oficina presidencial, y tiene previsto volver el domingo a Corea del Norte en otro vuelo privado desde Incheon. El encuentro, según los medios locales, podría servir para que los representantes norcoreanos trasladen a Moon algún mensaje de Kim Jong-un o que incluso le inviten a asistir a una cumbre en Pyongyang.

El envío de una figura de confianza del líder supremo ha sido muy valorada por Seúl, que considera que esta comitiva "muestra la voluntad del Norte para mejorar las relaciones" en el escenario de distensión con motivo los Juegos, donde las dos Coreas desfilarán juntas durante la inauguración.

Moon Jae-in (centro) y la primera dama de Corea del Sur, junto a al vicepresidente de EE UU.
Moon Jae-in (centro) y la primera dama de Corea del Sur, junto a al vicepresidente de EE UU.Patrick Semansky (ap)

Esta reunión en Seúl será histórica, puesto que las dos cumbres previas intercoreanas, en las que participaron los máximos dirigentes de ambos países, se celebraron en Pyongyang en 2000 y 2007. Pero muchas voces dentro y fuera de Corea del Sur han criticado estos pasos hacia la reconciliación de dos países que permanecen técnicamente en guerra, pues desconfían de un Norte que ha seguido con el desarrollo de armas nucleares y de misiles tras comprometerse a cesar sus hostilidades, como sucedió en las dos citadas cumbres.

Pence volvió a alertar este viernes desde Seúl sobre "la ofensiva propagandística" de Pyongyang e insistió en recordar el carácter "tiránico" del régimen o el hecho de que organizara un desfile militar justo en la víspera de los Juegos. Sin embargo, dejó abierta la opción de mantener algún tipo de contacto con la delegación norcoreana "si surge la ocasión" durante los dos días en que coincidirán en Corea del Sur, mientras que el Norte señaló que "no tiene la intención de reunirse con EE UU" y que "no usará los Juegos como tribuna política", a través de sus medios oficiales.

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