Antonio Navalón inspira un poema sobre ‘millennials’
La poetisa madrileña Elena Flores reflexiona en su última obra sobre la crítica visión de los jóvenes que reflejó el columnista en un artículo
Elena Flores (Madrid, 1991) decidió en Año Nuevo salir de las redes sociales, o al menos de algunas. A finales de enero aún no lo ha hecho, pero ha escrito un poemario sobre ellas. Bajo el título Redes (La Calle) ha reunido 20 poemas en los que reflexiona sobre esos lugares virtuales, como Facebook, Twitter o YouTube, "que nos anestesian y nos revuelven a la vez", pero también sobre lo que supone haber nacido a finales del siglo pasado y ser millennial (la generación de nacidos entre 1980 y 2000). Ese mismo grupo que, en opinión que expresó el columnista de EL PAÍS Antonio Navalón en un artículo "viene pisando fuerte, pero no existe constancia de que haya nacido y crecido con los valores de civismo y responsabilidad". Así lo expuso en Millennials: dueños de la nada, columna publicada en este diario en junio y una de las más leídas del año pasado.
El artículo provocó controversia en las redes e hizo reaccionar a miles de jóvenes por todo el mundo. Entre ellos a Flores, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense e investigadora del Instituto de Lingüística Aplicada de la Universidad de Cádiz. "El artículo me dolió, creo que fue injusto con nosotros", asegura minutos antes de la presentación del poemario en la librería Los Editores de Madrid. La repercusión fue tal que Navalón publicó una nota en la que admitía haber generalizado con la intención de provocar una reacción en los lectores. También aclaraba que se alegraba del debate suscitado porque dejaba claro que no hay desinterés por parte de los millennials.
"No todos somos como dijo Navalón", afirma Flores, lectora de EL PAÍS, cuyos artículos comparte habitualmente por Twitter. En su entorno no encuentra ese tipo de millennials. "Mis amigos no paran: están con la tesis doctoral o se dedican a escribir y publicar. Casi todos trabajan, están opositando o se han marchado al extranjero. Tengo amistades en Bruselas, en Estados Unidos, en Alemania, y les va bien", cuenta. Así lo refleja en su poesía: "Observo que ni tiene ya un doble signo,/ que obvia su génesis conjuntivo/ y no puedo más que analizarlo y no entrar/ en la boca del lobo que pretende morderme/ o escupirme, catapultada, en cualquier país de Europa".
Admite, sin embargo, que sí existen los millennials de Navalón. "Solo hay que encender la televisión y ver Hombres, mujeres y viceversa [programa de Telecinco, que ahora termina tras una década en emisión]". Y continúa. "Muchos ninis han despertado, porque están creciendo o por este tortazo en la cara que ha sido la crisis: ahora hay más sísis, que estudian, trabajan y hacen todo lo que se propongan", apunta.
Esos mismos jóvenes que Navalón apuntaba como responsables con su apatía del ascenso de Trump, por su abstención. En Redes, este compromiso también tiene sus versos: "He oído el llanto de niños negros que no comen, /de mujeres que mueren llenas de comicios catedralicios/ que simulan el color de aquella rosa del Cairo;/ el de familias que huyen de las guerras celestiales/ Pero aún dicen que soy dueña de la nada".
Los dueños de la nada, como los bautiza Navalón, han abrazado con entusiasmo todas las redes sociales posibles, algo, que según Flores, representa un arma de doble filo. "Mal usadas son terribles y esa es la parte que destaco en el libro; nos anestesian". En eso coincide con Navalón. Flores también busca el debate con sus textos. "Quiero dar donde duele para que la gente sangre y empiece a hablar", entre ellos, Navalón. "Si lo lee y me contesta, yo encantada, le responderé, porque me gustan las luchas dialécticas, así se dará cuenta de que los millennials tenemos voz y opinión".
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