Las autoridades turcas dieron este sábado el pistoletazo de salida a la operación “Rama de olivo” contra las Unidades de Protección Popular (YPG), milicia kurdo-siria vinculada al grupo armado kurdo-turco PKK, con el que Turquía mantiene una guerra desde hace décadas en el sureste de Anatolia y que está incluido en las listas de organizaciones terroristas de Estados Unidos y la Unión Europea. Combatientes del Ejército Libre Sirio (ELS) junto a tanques y blindados turcos penetraron este domingo por tierra en el cantón de Afrin, situado en la esquina noroccidental de Siria, y avanzaron hasta cinco kilómetros en su interior. Según informó el primer ministro turco, Binali Yildirim, el objetivo son los “entre 8.000 y 10.000 terroristas”, en referencia a los efectivos de las YPG. “Si Dios quiere, terminaremos esta operación en muy poco tiempo”, afirmó por su parte el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
De acuerdo con información del Observatorio Sirio de Derecho Humanos (OSDH), institución con sede en Reino Unido pero amplios contactos sobre el terreno, en la mañana del domingo se produjo un “intenso intercambio de fuego” en torno a la aldea de Balia, en el norte de Afrin, a través de la cual las fuerzas turcas trataron de rompe las líneas defensivas de las YPG. Las fuerzas turcas afirmaron haber tomado al menos tres aldeas anteriormente en manos de la milicia kurda. Las YPG respondieron con sus propios medios y, en la localidad de Kilis, del lado turco de la frontera, cayeron cuatro proyectiles durante la noche aunque sólo se produjo un herido leve, según informó la delegación provincial del Gobierno. Peor parada salió la localidad turca de Reyhanli, al oeste de Afrin, en la que cayeron una decena de proyectiles lanzados desde el lado sirio matando al menos a una persona (un refugiado sirio, según los medios turcos) e hiriendo a otras 37.
La agencia ANHA, ligada a la organización kurda, publicó imágenes en las que sostiene que los milicianos de Afrin habrían neutralizado un carro blindado turco con armas antitanque. De hecho, Turquía se queja de que EE UU ha enviado numerosas armas a las YPG en el marco de la lucha contra el Estado Islámico en Siria.

El avance turco fue precedido de bombardeos aéreos. Decenas de cazas F-16 golpearon más de 250 objetivos en las primeras 24 horas de intervención. “Objetivos que eran utilizados como refugios, escondrijos y depósitos de munición por las organizaciones terroristas”, aseguró el mando de las Fuerzas Armadas en un comunicado. El Observatorio Sirio informó de que ha documentado la muerte de al menos siete militantes de las YPG y de otros 6 civiles a consecuencia de los bombardeos turcos, incluido un niño de ocho años “Creemos que la cifra de muertos porque hay algunas personas (heridas) en situación crítica”, añadió el OSDH.
Una fuente del Gobierno turco explicó a este diario que “se han tomado las medidas necesarias para evitar las bajas civiles” y que la Media Luna Roja ha establecido campamentos para acoger a la población que huya de Afrin en la población de Azaz, situada en territorio sirio pero controlada por el Ejército turco y sus aliados locales. La misma fuente afirmó que “miles de civiles” habrían abandonado las áreas controladas por las YPG en dirección a Alepo pero que la milicia kurda lo ha impedido y trata de usar a estas personas como “escudos humanos”, punto que no ha podido ser contrastado de forma independiente.
El Gobierno Autónomo de Afrin. por su parte, acusó al régimen sirio, Rusia y urquía de haber alcanzado un pacto para permitir la ofensiva. De hecho, los rusos han replegado sus fuerzas presentes en el área. Por eso, los dirigentes kurdos decretaron la “movilización general” de su población y llamaron a los jóvenes a que se sumen a la defensa del territorio. “Todos deben saber que el pueblo de Afrin no se rendirá jamás y que resistirá hasta la victoria. Afrin será el fin de Erdogan”, advirtió el Ejecutivo cantonal.