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El incendio más grande de la historia de California, en vías de extinción

Después de 22 días ardiendo y más de 1.000 construcciones quemadas, el incendio del norte de Los Ángeles ya no crece

Las colinas que rodean Montecito, en Santa Bárbara, arrasadas por el incendio Thomas.
Las colinas que rodean Montecito, en Santa Bárbara, arrasadas por el incendio Thomas.FREDERIC J. BROWN (AFP)
Pablo Ximénez de Sandoval
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Las cifras comienzan a ser esperanzadoras en la batalla contra el incendio más destructivo que ha conocido un Estado acostumbrado a los incendios como California. El llamado incendio Thomas se convirtió durante el fin de semana en el más grande de la historia de California desde que hay mediciones fiables, hace un siglo. Hasta el martes había alcanzado las 113.000 hectáreas, aproximadamente la mitad de la superficie de la Ciudad de México y un poco menos de la extensión de la ciudad de Los Ángeles. Al mismo tiempo, el área controlada llegó el martes al 88%.

Thomas deja tras de sí también cifras trágicas en pérdida de vidas y propiedades. Un bombero desplazado desde San Diego, Cory Iverson, murió el pasado 14 de diciembre a consecuencia de quemaduras e inhalación de humo cuando participaba en las labores de extinción. Una mujer falleció en los primeros días por inhalación de humo tras tener un accidente en el coche en el que huía de la zona. Más de 1.000 estructuras han sido destruidas en las tres semanas del incendio y 280 han sido dañadas.

El martes, casi 900 bomberos y 26 helicópteros seguían desplegados en los alrededores de Ventura, capital del condado del mismo nombre a una hora al norte de Los Ángeles. El paisaje que ha dejado Thomas tras de sí es básicamente todo el campo alrededor de una de las zonas más turísticas de California arrasado.

Las evacuaciones llegaron a afectar a más de 80.000 personas en los primeros días del incendio, que comenzó el 4 de diciembre. El origen del fuego aún está siendo investigado. Lo que dio proporciones monstruosas al incendio fue una racha de viento inusual en diciembre. Los llamados vientos de Santa Ana, rachas fuertes de viento del desierto hacia la costa, suelen darse a finales del verano, la temporada más peligrosa para los incendios en California.

Las rachas de más de 100 kilómetros por hora en pleno diciembre sorprendieron a los servicios de emergencia del Estado. Además, el pasado invierno fue uno de los más húmedos de la historia, lo que hizo crecer la vegetación. Este invierno es inusualmente seco, y toda esa vegetación es combustible. El fuego atravesó volando pueblos en medio de la montaña en cuestión de horas. Además, los vientos de Santa Ana llegaron a avivar hasta seis incendios a la vez, que obligaron a movilizar recursos de todo el Estado y de todo el país, gracias a la aprobación del estado de emergencia federal por parte del presidente Donald Trump.

El último parte publicado por la oficina antiincendios de California indica que los bomberos se están concentrando ya en mantener el perímetro controlado y en las labores de desescombro, en vez de apagar los focos que quedan. Fuentes oficiales citadas por Los Angeles Times esperan que el fuego esté extinguido hacia el 7 de enero. “Llegados a este punto, no se espera que crezca el fuego”, dice el comunicado. También añade: “Animamos a los visitantes a disfrutar de Santa Bárbara, Ventura y las zonas vecinas durante este fin de semana de vacaciones. Los negocios están abiertos y deseosos de servir al público”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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