Honduras decreta el toque de queda a la espera de los resultados definitivos de las elecciones
Mientras se cuentan las actas irregulares, Tegucigalpa ha vivido este viernes su tercer día de disturbios ante la inminente proclamación de Juan Orlando Hernández
A más de siete años del golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya, el presidente chavista que se saltó la ley para buscar la reelección, Honduras vive de nuevo un grave enfrentamiento político y social. Las protestas se suceden en Tegucigalpa, la capital, desde hace días. Según los convocantes de las marchas, los disturbios habrían dejado una decena de heridos y tres muertos.
Este viernes se reprodujeron nuevos incidentes en distintos puntos de Tegucigalpa y en las inmediaciones del Instituto de Formación Profesional, convertido en un fortín donde se reciben y custodian las boletas electorales. El Gobierno ha decretado un toque de queda de diez días, efectivo a partir de la noche de este viernes.
Hace dos días, el ex presidente Zelaya se presentó en el fortín junto a decenas de seguidores al grito de “fuera JOH, fuera JOH”. La policía respondió con gas pimienta y el órgano electoral denunció que esos disturbios “pudieron terminar con toda la elección”.
Contabilizados el 94’3% de los votos, el Tribunal se prepara para confirmar la victoria del actual presidente Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, por 46.000 votos de diferencia, sobre Salvador Nasralla- sobre un universo de 2’6 millones de votos recibidos- por lo que repetiría mandato cuatro años a pesar de que la reelección está prohibida por la constitución.
La atención se centra ahora en otras 1.030 actas, el 5’7% de las mismas, sobre las que hay dudas o inconsistencias. Nasralla, sin embargo insiste en que son más de 5.000 las actas que le favorecen y que no han sido contabilizadas.
Aunque nadie hasta el momento ha podido confirmar el fraude que denuncia, el lento conteo del Tribunal Electoral ha servido de combustible para la desconfianza. Si hace cuatro años se conoció el resultado sólo unas horas después, en esta ocasión han hecho falta cinco días. A añadir más madera a la caldera de la suspicacia se suma el extraño apagón informático del miércoles y que recordó a muchos el fraude de 1988 en México cuando Carlos Salinas ganó las elecciones frente a Cuauhtémoc Cardenas. En una secuencia de hechos similar, el martes Nasralla tenía más votos que Juan Orlando pero cuando volvió la luz, el actual mandatario ya estaba arriba por varios miles de votos frente.
El Tribunal electoral está conformado por cuatro miembros y ninguno es de su partido entre ellos el presidente, David Matamoros, designado por el gobierno. El resto fueron designados por partidos como el Liberal o el Democristiano, que apenas logró un puñado de votos en las últimas elecciones.
Hasta el momento tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE) han avalado la jornada de votación pero han pedido transparencia en el conteo para evitar la violencia y una mayor división en un país que aún no cierra sus heridas de hace siete años.
Nasralla, un popular presentador de televisión que se declara “apolítico” y cuyo principal mérito ha sido utilizar su espacio en televisión para denunciar la corrupción y asociarse con Zelaya, se dijo incapaz de frenar a sus seguidores en la calle. “Yo, puedo llamar hoy a la paz, pero no puedo responder sobre las manifestaciones en masa de mis simpatizantes. Eso es algo imposible”.
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