Schulz acepta negociar una alianza con Merkel para desbloquear la crisis alemana
El líder del SPD condiciona cualquier acuerdo a que sea ratificado por sus bases
Otra noche larga para la política alemana y como resultado, una importante decisión encaminada a enderezar la profunda crisis que atraviesa la primera economía de Europa. El partido socialdemócrata, clave para permitir que se forme Gobierno en Berlín, ha abandonado su rechazo frontal a sentarse a negociar un posible pacto de Gobierno con la canciller, Angela Merkel. Esa decisión supone un primer paso para acabar con la incertidumbre política que dura ya ocho semanas. El líder del SPD, Martin Schulz, ha advertido sin embargo, que cualquier acuerdo que nazca de las conversaciones de Gobierno deberá ser aprobado por las bases del partido.
En 72 horas, el SPD ha pasado de rechazar la gran coalición con un Nein categórico, a un sentémonos a hablar, que deberá resultar en una fórmula que permita poner en pie un Gobierno en las próximas semanas. Schulz no ha ofrecido detalles acerca de que tipo de alianza de Gobierno estarían dispuestos a aceptar y ha advertido que el inicio de las conversaciones no presupone ningún resultado.
Fragmentación política
La crisis política actual no tiene precedentes en la historia de la Alemania moderna. La incapacidad de alcanzar mayorías de Gobierno en un país en el que los dos grandes partidos tradicionales centro-derecha y socialdemócratas se han alternado en el poder gracias a alianzas con partidos minoritarios es toda una novedad.
El politólogo Gero Neugebauer, explica que Alemania simplemente "empieza a parecerse más a sus vecinos europeos" y que el bloqueo actual es una consecuencia de la fragmentación del sistema político y de la irrupción de Alternativa por Alemania (Afd) en las pasadas elecciones. La extrema derecha (Afd) logró un 12,6% de los votos en septiembre. "La izquierda lleva muchos años fragmentándose. A la socialdemocracia le salieron competidores como los verdes o el partido de La Izquierda. Ahora le ha tocado el turno a la CDU. Por eso, formar Gobierno es ahora mucho más difícil".
Y uno de los problemas, cree Neugebauer es que la clase política alemana no está acostumbrada como en otros países a la fragmentación. “La estabilidad y las mayorías absolutas son la vaca sagrada de Alemania”, explica el politólogo, quien cree que un Gobierno de minoría –conservadores y verdes o conservadores y liberales- sería factible pero le augura en cualquier caso una corta vida.
La “responsabilidad con Alemania y con Europa”, según ha dicho Schulz en una esperada comparecencia, han prevalecido sobre la estrategia partidista. Un “no” tajante del SPD abocaría casi con certeza a una repetición de elecciones, que mantendrían paralizado el hegemón de facto de Europa, en un momento decisivo para la Unión.
“Hemos acordado que aceptaré la invitación del presidente [de Alemania, Frank-Walter Steinmeier] para mantener negociaciones con otros partidos”, ha dicho Schulz en una breve intervención en la sede de su partido en Berlín. Y ha añadido: “Una cosa está clara: si las conversaciones conducen a una situación en la que participemos en un Gobierno en la forma que sea con los socios que sea, las bases del partido deberán votarlo”.
La decisión se produce un día después de que Schulz mantuviera un encuentro con Steinmeier, que ha calificado como “llamamiento dramático” y después de una reunión con la ejecutiva del partido que se ha prolongado hasta las dos de la mañana del viernes. El presidente alemán, el hombre encargado de reconducir esta crisis, se reunirá en el palacio de Bellevue con los líderes del bloque conservador que encabeza Merkel (CDU/CSU) y del SPD la próxima semana.
Merkel ganó el pasado septiembre las elecciones por cuarta vez consecutiva, pero no obtuvo la mayoría suficiente para formar Gobierno. El SPD, socio en la gran coalición había descartado hasta ahora tajantemente formar parte de un Gobierno con Merkel, después de obtener su peor resultado en 70 años en las elecciones. Los socialdemócratas sostienen que los votantes no digieren bien esa cohabitación y que su gestión de Gobierno por muy buena que sea, al final acaba eclipsada por la canciller.
Hace cuatro años, las bases también fueron consultadas antes de firmar un acuerdo de coalición con Merkel. En aquella ocasión, 369.680 militantes votaron y el 76% lo hizo a favor del sí a formar una coalición con el centro-derecha. La situación ahora es distinta y aún más peliaguda, debido a que la herida del estrepitoso fracaso electoral está todavía fresca.
Plan B
Y es sobre todo distinta, porque Schulz ha repetido hasta la saciedad que aliarse con Merkel no era en absoluto una opción. La misma noche de las elecciones el líder del SPD pasó al ataque y se instaló en una oposición en la que aspiraba a poner en grandes aprietos al bloque conservador y a reconstruir al identidad izquierdista de su partido. Pero el plan A, es decir, las negociaciones para poner en pie una coalición Jamaica –conservadores, verdes y liberales- implosionó y no quedó más remedio que recurrir al indeseado plan B: la gran coalición.
Por eso, el proceso de apertura socialdemócrata ha de ser necesariamente lento, para evitar más convulsiones y permitir que el necesario giro de 180 grados que supone el abandono del Nein pueda ser digerido por las bases del partido. Las primeras declaraciones después de la larga noche ya sugerían que queda aún mucho camino por recorrer. La destacada dirigente del SPD Manuela Schwesig, aclaró por la mañana en la televisión que la pseudo fumata blanca que emanó la madrugada del viernes de la casa de Willy Brandt, el cuartel general del SPD, “no significa un apoyo automático para una gran coalición”.
Son muchas las voces dentro del partido que quieren evitar a toda costa nuevas elecciones, pero que también se oponen a la gran coalición. Proponen a cambio fórmulas intermedias, que permitieran a Merkel formar Gobierno y a la vez evitar participar en él, lo que para ellos equivaldría a inmolarse. Una de las opciones que se barajan es apoyar un Gobierno de minoría, pero la canciller ha rechazado hasta el momento esta opción, que considera una fuente constante de inestabilidad. Otra de las vías que en las últimas horas ha emergido de las filas socialistas es la llamada coalición Kenia, en alusión a los colores de la bandera del país africano. Negro por los conservadores, rojo, por el SPD y verde por el partido ecologista.
El SPD es en cualquier caso consciente de que si aceptan entrar en una gran coalición, el momento es óptimo. Parten de una posición inmejorable para fijar las condiciones del contrato de Gobierno y negociar carteras. Merkel se encuentra en una situación de extrema necesidad y sin el SPD, la canciller no tiene garantizado su cuarto mandato.
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