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Gustavo Grobocopatel, empresario agropecuario

“En Europa se pueden hacer pocas cosas nuevas, en Argentina todo”

El ingeniero agrónomo ve con optimismo el gobierno de Macri y destaca la capacidad innovadora del campo

El 22 de octubre, Mauricio Macri se enfrenta a su primera gran prueba: las elecciones de medio término, que renuevan buena parte del Congreso. Su gran rival es Cristina Fernández de Kirchner, que se presenta a senadora en Buenos Aires. EL PAÍS presenta una serie de entrevistas a empresarios, activistas, intelectuales y artistas para analizar la situación del país

Gustavo Grobocopatel, en el barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires.
Gustavo Grobocopatel, en el barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires.Silvina Frydlewsky

Gustavo Grobocopatel (Carlos Casares, 1961) logró algo inédito: que le llamen el rey de la soja sin ser un terrateniente. Grobocopatel convirtió una empresa familiar en una de las grandes compañias de agronegocios de Argentina, con enorme presencia en Brasil y Uruguay. El empresario cree que Argentina tiene muchos desafíos por delante pero se muestra optimista y apoya con entusiasmo al Gobierno de Mauricio Macri.

Pregunta. ¿Qué hace que el campo argentino sea tan innovador?

Respuesta. Creo que por razones históricas que tienen que ver con la inmigración de italianos, españoles, judíos que se asentaron en el interior y eran muy creativos. Y también tiene que ver con el capital humano. Cuando voy a España o a Italia y veo el arado, el disco, y los campos que se vuelan y degradan no puedo creer cómo esta gente continúa en el siglo XXI deteriorando el suelo de esta manera.

P. Pero Argentina está muy atrasada en otras cosas, como telefonía. ¡Por qué el campo innova tanto?

R. Porque los políticos no se dieron cuenta y el campo iba solo. En el campo no hay barreras de patentes ni de conocimiento. Uno mira en el alambrado y ve lo que está haciendo el otro, es muy fácil copiar. El know how se difunde muy rápido. Y si mi vecino produce más como el mercado es tan grande no me impacta. También creo que en Europa la protección del estado a los productores agrícolas los ha hipnotizado, los ha anestesiado. Esos productores cada vez necesitan menos de ellos porque el Estado les resuelve muchas cosas.

“Macri será una transición, es un proceso político único”

P. ¿Argentina está condenada al éxito?

R. Si vos mirás un mapa en el mundo, un mundo donde los problemas son seguridad alimentaria, medioambiente, pobreza rural, encontrás que Argentina tiene mucho para dar al mundo y resolver este problema. Cuando voy a Europa todo funciona bien, pero veo pocas posibilidades de hacer cosas nuevas y progresos grandes, acá sí, se puede hacer todo. Inclusive hasta la grieta que hay en Argentina es una grieta trucha (falsa), no obedece ni a circunstancias históricas ni culturales, es un debate ideológico. Conozco otras sociedades de Latinoamérica donde hay grietas que son estructurales, de clases, de historia, de reclamos antiguos. Acá la grieta es una discusión entre amigos.

P. Muchos dicen que el campo va bien pero da poco empleo.

R. Hoy el empleo no es el empleo rural, son ecosistemas más complejos que incluyen industrias y servicios. Un ejemplo, Toyota, la industria automotriz más competitiva de Argentina. Le pregunté una vez al presidente si hubiesen hecho pick ups si no hubiera agricultura en Argentina y me dijo que no. Y ahora exportan a todo el mundo. Ese debate si da trabajo o no es absurdo, es de la época de Chaplin.

“La grieta en Argentina es trucha, no obedece a razones culturales ni históricas”

P. ¿En Argentina hay empresarios o solo hombres de negocios?

P. Creo que el empresario argentino básicamente lo que ha tratado es de innovar para resistir. Ha sido bombardeado con distintos shocks, sin políticas de largo plazo, con cambios de las reglas de juego. Acá el ganador fue en general el que estaba del lado equivocado del mostrador, el que vendía en negro, el que tenía una relación oportunística con el Estado.

P. ¿Cuál es el secreto de su éxito?

R. Creo que estuve en el momento adecuado en un lugar adecuado. El mundo empezó a demandar más productos agrícolas, fundamentalmente soja y maíz. Descubrimos que no era necesario comprar tierras sino que alquilando lo podíamos hacer. Pudimos multiplicar eso rápidamente porque no necesitamos tanto capital. En 1994 sembramos 75.000 hectáreas de agricultura en campos que eran arrendados y llegamos a sembrar casi 300.000 entre Brasil y Uruguay. Descubrimos que podías hacer agricultura sin la propiedad de la tierra. Sigue habiendo prejuicios, que no da trabajo, el glifosato, lo transgénico, el gran terrateniente.

P. ¿No es peligroso el glifosato? En Europa hay mucha inquietud.

R. ¡Si todo lo que comen ustedes es transgénico! El camembert se hace con leche de vaca que come soja transgénica, el prosciutto de parma se hace con cerdo que come soja transgénica. Y ustedes deben comer todo el jamón... Yo soy filoeuropeo, pero Europa es una sociedad hipócrita. Estamos en una sociedad del miedo, miedo a la globalización, al cambio climático.

“El debate de si el campo da trabajo o no es absurdo, es de la época de Chaplin”

P. ¿Hay dos Argentinas, la ciudad con el conurbano y el interior con el campo?

R. Es otro corte que está vinculado con la pobreza, la marginalidad. Tenemos una sociedad que el 30% es pobre, está fuera del sistema y vive de subsidios. Un 20% que es moderno, globalizador y un 50% que le teme a la globalización. En ese 50% están los trabajadores públicos, muchos empresarios y muchos trabajadores. Tenés que tratar de insertar a esa parte en el mundo. Al mismo tiempo, a ese 30% pobre protegerlo y fundamentalmente hacer que los hijos de ese 30% se reinserten. Ese es el desafío de la política.

P. ¿Qué cree que quedará en la historia del kirchnerismo?

“Cuando voy a España y veo que aún usan el arado no lo puedo creer”

R. El kirchnerismo nos mostró de forma salvaje una parte de lo que somos y de lo que pensamos. Trump está mostrando lo mismo de los norteamericanos. Berlusconi demostró algo parecido de los italianos, pero en otros países la capacidad de daño es mucho más acotada. Acá tuvimos muchos años con gran capacidad de daño.

P. ¿Y del macrismo?

R. Macri debería ser considerado en la historia como un gobierno de transición. Entre una Argentina desestructurada a otra asociada en torno a las instituciones. El proceso político que vivimos es único en la historia de Argentina. Nunca hubo un gobierno no peronista, no militar, no radical que funcione con poder como el que tiene y va a tener Macri en los próximos años. Es algo moderno. Es un Gobierno que cree que la democracia es más directa, cree que la gestión del Estado y de lo público es algo importante, más o menos en la división de poderes, y es una coalición. Me parece que es algo nuevo, por eso tengo mucho optimismo.

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