Un Parlamento de repuesto en Londres ante la amenaza terrorista
Aprobada la construcción de una réplica de la Cámara de los Comunes para usar si la original fuera destruida
Las autoridades del Parlamento británico han dado su aprobación inicial a la construcción de una réplica de la Cámara de los Comunes, para utilizar en el caso de que la original fuera destruida por un ataque terrorista o un incendio. La decisión fue tomada el pasado 29 de septiembre por la Comisión encargada del mantenimiento del Palacio de Westminster, que aclara que la aprobación está “sujeta a ulterior investigación de los plazos y el coste”. La réplica de la Cámara baja costaría cerca de 85 millones de libras (casi 95 millones de euros) y estaría ubicada en la Richmond House, antigua sede del ministerio de Sanidad, situada al otro lado de Bridge Street, en el conjunto de edificios que acogen dependencias parlamentarias fuera del palacio de Westminster.
La decisión se produce en un momento en que el país se encuentra en un nivel “severo” de amenaza terrorista, el segundo más alto de una escala de cinco, que implica que un ataque terrorista es “altamente probable”. No ha bajado de ese nivel desde hace tres años y, en los últimos cinco meses, el nivel de alerta ha subido a crítico en dos ocasiones: después del ataque con una bomba en un concierto en Mánchester, el 22 de mayo, y después del atentado fallido en el metro londinense, en la estación de Parsons Green, el pasado 15 de septiembre.
La seguridad del Parlamento, en concreto, fue sometida a una revisión en profundidad después de que, en marzo de este año, un individuo armado lograra acceder a las dependencias del Palacio de Westminster y matara a un guardia de seguridad, antes de caer abatido a tiros. Se trabaja, entre otras medidas, en una moderna sala de control desde la que se puedan monitorizar las dependencias. Pero la Comisión, presidida por el presidente de la Cámara, John Bercow, considera que, en el caso de que un ataque terrorista prosperara, una sala de repuesto donde puedan reunirse los diputados trasladaría a la sociedad el mensaje de continuidad de las instituciones democráticas.
La propuesta podría servir también en el caso de que prospere hasta el final el ambicioso proyecto de restauración del Palacio de Westminster, que podría obligar a desalojar temporalmente las viejas bancadas verdes de la Cámara de los Comunes. Las obras ya han empezado en la torre de Isabel, donde da las horas el famoso Big Ben, que luce hoy semicubierta ya por andamios.
Diversos diputados han expresado su oposición a la construcción de una sala de repuesto, sobre la que consideran que, dado su elevado coste, debería pronunciarse el pleno de la Cámara.
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