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Detenido el capo más buscado de la ’Ndrangheta

Rocco Morabito, fugado desde hace 23 años y conocido como el rey de la cocaína de Milán, se ocultaba en Punta del Este con su familia

Daniel Verdú
El capo de la 'ndrangheta Rocco Morabito, en el momento de su detención en Montevideo.
El capo de la 'ndrangheta Rocco Morabito, en el momento de su detención en Montevideo. EFE

El mantra policial y la abundante literatura sobre la mafia repite siempre lo mismo: los grandes capos suelen esconderse a pocos metros de su casa. Sucedió con los jefes de la Cosa Nostra Totò Riina -que conducía por Palermo cuando fue detenido- o con Bernardo Provenzano -oculto en una barraca en Corleone-. Pero el caso de Rocco Morabito (51 años), exponente de la ‘Ndrangheta y uno de los capos más buscados por la policía italiana, es la excepción a esa pintoresca regla. Morabito, conocido como "el rey de la cocaína de Milán", hizo las maletas y se fue al otro lado del mundo. Y la policía uruguaya le ha detuvo el sábado en Montevideo.

El jefe mafioso, apodado también 'U Tamunga' por el indestructible 4x4 del ejército alemán que solía conducir cuando vivía en Calabria, llevaba 23 años fugado y formaba parte de la lista de cinco huidos más peligrosos de Italia: Matteo Messina Denaro (Cosa Nostra), Marco di Lauro (Camorra), Giovanni Motisi (Cosa Nostra) y Attilio Cubeddu (Anonima Sarda). Había sido condenado a 30 años de cárcel por asociación mafiosa, tráfico de estupefacientes y otros delitos graves. Sin embargo, eludió a la justicia y nunca cumplió condena en Italia.

Morabito, que fue detenido el domingo en Montevideo, vivía en Punta del Este desde hace 13 años bajo una identidad brasileña falsa con el nombre de Francesco Capeletto. Gracias a la identidad ficticia había conseguido un permiso de residencia en Uruguay, donde pasaba completamente desapercibido y se había hecho pasar por un respetable empresario. La vida en familia iba tan bien en su urbanización de lujo que se relajó, puede que sintiera algún tipo de orgullo de padre e inscribió a su hija en el colegio con su apellido auténtico. Sin quererlo, accionó la alarma de la busca y captura internacional que terminó con su arresto el pasado sábado.

Imagen sin fechar de Morabito en su etapa en Italia.
Imagen sin fechar de Morabito en su etapa en Italia.

Morabito, considerado el número uno de los mafiosos de la 'Ndrangheta en busca y captura, edificó su reputación en Milán, donde se trasladó a los 25 años convirtiéndose en el rey de la cocaína. Un lugar entonces todavía poco habitual para los negocios de la mafia calabresa que poco a poco fue creciendo gracias a su pericia. De hecho, fue uno de los precursores de la red de distribución de narcóticos con la que la ‘Ndrangheta ha multiplicado su tamaño y peligrosidad exponencialmente en los últimos años convirtiéndose en la principal mafia de Italia. Aficionado al lujo y a la buena vida, no pasó desapercibido mucho tiempo y el escuadrón móvil de Milán dispuso una operación para capturarlo, pero perdieron su pista y durante mucho tiempo pensaron que había huído a Brasil, donde vivía uno de sus grandes amores: Paula Maria De Oliveira Correia, una angoleña nacionalizada portuguesa. Nunca se casaron, pero siguieron siempre juntos hasta el pasado sábado.

Ambos llegaron a Uruguay en 2002 y Morabito se hizo pasar por un empresario dedicado a la importación y exportación de soja. Lo mismo que ha alegado ahora su abogado, intentando anular una detención que se ha producido con la cooperación internacional entre la Policía de Uruguay y el Departamento de Seguridad Pública italiano, bajo la coordinación de la Fiscalía de Reggio Calabria. La Policía le ha incautado una pistola, un cuchillo, trece teléfonos móviles, doce tarjetas de crédito, dinero efectivo en dólares y dos automóviles.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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