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Benlatrèche, un presunto extremista fuera de los radares

El sospechoso de atropellar a seis militares no era considerado extremista ni por su entorno ni por las autoridades

Silvia Ayuso
El coche que fue utilizado para arrollar a los militares y que conducía Hamou Benlatrèche
El coche que fue utilizado para arrollar a los militares y que conducía Hamou Benlatrèche PHILIPPE HUGUEN (AFP)

Hasta que cinco balas detuvieron su huida de la policía a bordo del coche que, horas antes, había arrollado a seis militares en las afueras de París, Hamou Benlatrèche, presunto responsable del último ataque en Francia con tintes extremistas, no había despertado las sospechas ni de las autoridades ni de su entorno.

Un día después del ataque contra una patrulla de la operación antiterrorista Sentinelle, muchas preguntas seguían sin respuesta, sobre todo en torno a la motivación para emprender un ataque de este tipo, debido a la imposibilidad de las autoridades de interrogar a Benlatrèche. El sospechoso sigue internado en el hospital de Lille donde ingresó grave, aunque sin que su vida corra peligro, tras su detención en la tarde del miércoles, gracias a un gran operativo policial que desplegó 300 agentes.

Lo que sí se supo muy pronto es que Benlatrèche no estaba en los radares de los servicios de seguridad que vigilan más o menos estrechamente a personas sospechosas de haberse radicalizado. No tenía, como se dice en Francia, una “ficha S” como las que mantienen los servicios de inteligencia sobre miles de personas en todo el país “objeto de una investigación para prevenir amenazas graves a la seguridad pública o la seguridad del Estado”. Tampoco estaba en ninguna lista de personas relacionadas con el islam radical. “Cuando un sospechoso está en la lista, lo sabemos inmediatamente”, dijo una fuente policial a Reuters. “No aparece en el espectro islamista”, corroboró otra fuente al diario Le Figaro.

Su único paso por los archivos de las autoridades era por una infracción migratoria, ya que este argelino de 36 años estuvo un tiempo en Francia en situación irregular, aunque en el momento de su arresto contaba con un permiso de residencia y un trabajo.

Tampoco su entorno inmediato parece haber estado al tanto de un cambio en una persona que uno de sus tíos, Mohammed Benlatrèche, calificó como un musulmán “normal”.

“Era un chico bueno, muy amable”, aseguró el familiar a la cadena BFM TV, ante la que reconoció estar sorprendido por la noticia de la detención de su sobrino. “No podía creerlo. Nos ha dejado totalmente anonadados”, dijo y describió a Benlatrèche como un joven que hacía una vida normal y que, en cuanto a su religiosidad, “rezaba, como todos los musulmanes, pero nada más”.

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El sospechoso trabajaba como repartidor y también como chófer, llegando a ser conductor de Uber, reveló. “Se levantaba a las 5 de la mañana para hacer los repartos (…) le invitamos varias veces a comer pero decía que no tenía tiempo, que tenía que trabajar”, explicó el tío, que también dijo haberse sorprendido al ver la fotografía publicada por algunos medios de su sobrino con una poblada barba. “Nunca le vi así”, Benlatrèche solía ir afeitado y se vestía “normal, con pantalones vaqueros”, insistió.

Los investigadores han registrado la vivienda del detenido, que habitaba en Bezons, en las afueras de París. El diario Le Parisien destaca que vivía en un sector limítrofe con Satrouville, “un municipio que alberga una gran comunidad salafista”. Entre sus vecinos, sin embargo, Benlatrèche no había despertado sospechas, aunque una vecina dijo que siempre le pareció “un poco extraño” y otra que era “muy discreto”.

Entre las cuestiones que las autoridades quieren aclarar es si el ataque fue premeditado, como apuntan muchos indicios, y si Benlatrèche, en caso de ser efectivamente el autor, como también parecen confirmar hasta ahora las pistas, actuó solo o apoyado por algún grupo terrorista sin que las autoridades se dieran cuenta de su radicalización. “No sería el primero en pasar a la acción sin estar bajo el radar” de las autoridades, aseguró una fuente policial a Le Figaro.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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