“Parte de la izquierda europea apoya a grupos que matan a gais y maltratan a mujeres ”
Las encuestas identifican a este opositor centrista como el único político de Israel capaz de desbancar a Netanyahu
En dos años, Benjamín Netanyahu se habrá convertido en el primer ministro que más tiempo ha permanecido en el Gobierno en la historia de Israel. Según todas las encuestas recientes, sólo una persona puede evitarlo. Si hubiera elecciones anticipadas, las ganaría Yair Lapid (Tel Aviv, 1963). Lleva en política sólo cinco años y medio, en los que ha sido ministro de finanzas y ahora líder de la facción centrista de la oposición. Al fundar el partido Yesh Atid (Hay Futuro) en 2012 dejó atrás una exitosa carrera en el periodismo televisivo. Irrumpió en la escena política israelí con la propuesta de reformar el Estado para erradicar la corrupción y que los judíos ultraortodoxos (10% de la población) cumplieran con las mismas obligaciones que los demás, servicio militar incluido. Hoy, se alza como el representante en Israel de la ola centrista que está acabando con el bipartidismo en buena parte del mundo. Mientras, aprovecha para curtirse en un terreno minado para Israel: el de la política exterior. De visita en Madrid, invitado por la organización NGO Monitor, ha participado en un acto para denunciar el empleo de dinero público español para promover boicots a Israel y ha visitado el Congreso.
Pregunta. Políticamente, Israel está más polarizado que nunca. ¿Hay espacio para un partido centrista?
Respuesta. El auge de los partidos de centro no es un fenómeno israelí, es global. El ejemplo más evidente es Macron en Francia, pero también sucede con Ciudadanos en España. En esta lucha entre el populismo de izquierdas y el populismo de derechas, no gana nadie. Es evidente que después de las elecciones estadounidenses y el Brexit que los movimientos de protesta no son buenos para gobernar en las instituciones. Lo que el centro como concepto ofrece es sobre todo responsabilidad y que las instituciones funcionen.
Israel no ha hecho un buen trabajo defendiendo su imagen en Europa
La retirada de Gaza creó un trauma a los israelíes que hace difícil lograr la paz
P. Lo cierto es que hoy una mayoría prefiere al Likud. ¿Qué le puede ofrecer usted a los israelíes que Benjamín Netanyahu no les pueda ofrecer?
R. Primero, acabar con la política de “nosotros contra ellos”. Le digo a los israelíes, de la misma manera que Emmanuel Macron se lo dice a los franceses, y Angela Merkel a los alemanes, que eso son distracciones. Solo hay un “nosotros”. Mi aspiración es unificar. No crear un Estado uniforme, pero sí unificar. Y creo que eso se está extendiendo por Europa más que en ningún otro sitio.
P. Israel tiene un gran reto por delante en lo que respecta a su imagen en el extranjero. ¿Qué puede hacer para mejorarla?
R. Hace décadas que Israel no ha hecho un buen trabajo en Europa porque no compensamos el dinero y los esfuerzos invertidos aquí por el movimiento BDS (boicot, desinversiones y sanciones). Durante demasiado tiempo, nuestra política ha sido no discutir con los líderes de ese boicot en público porque pensábamos que con ello les daríamos publicidad gratuita. Lo que sucede es que han ido creciendo y hoy reciben mucho dinero incluso de instituciones públicas, dinero aquí en España que debería destinarse a ayuda humanitaria que acaba usándose para hacerle propaganda a grupos terroristas.
P. Esos grupos dicen que la solución a los problemas de Israel es muy sencilla: hagan la paz con los palestinos.
R. Soy un gran defensor de que haya dos Estados, uno israelí y uno palestino. ¡Estoy dispuesto a dárselo mañana mismo! Solo tengo una condición: no quiero que maten a mi gente. Israel tiene un trauma provocado en 2005 por la retirada de Gaza. Hicimos todo lo que el mundo nos pidió: desmantelamos los asentamientos, el Ejército se retiró, dejamos toda la Franja e incluso les dejamos 3.000 invernaderos para que empezasen a construirse una economía. Demolieron todos los invernaderos. Construyeron campos de entrenamiento para la Yihad islámica y para Hamás. Y desde entonces han lanzado más de 1.500 misiles sobre los ciudadanos israelíes.
P. Usted fue muy crítico con el acuerdo nuclear de Barack Obama con Irán. ¿Es una buena noticia para Israel que Donald Trump haya llegado a la Casa Blanca?
R. Sigo siendo muy crítico con el acuerdo con Irán. Creo que las sanciones funcionaban. Respecto a Trump: aún es muy pronto. Su Gobierno es un enigma. Hizo una visita fantástica a Israel. Nos gustó mucho que decidiese empezar su primera gira mundial allí. La emoción cuenta y es muy evidente que le importa el bienestar de Israel y los israelíes. Hay gente en su Gobierno que consideramos verdaderos socios para todo, incluido su yerno Jared Kushner, a cargo del proceso de paz. Si pones a tu yerno a cargo de algo es que te importa de verdad. ¿Cuáles son las consecuencias prácticas de todo esto? Todavía no tengo ni idea.
P. ¿No teme que Israel acabe por convertirse en un asunto político en Estados Unidos? Hay un claro distanciamiento del Partido Demócrata.
R. No voy a criticar a mi Gobierno en una visita al exterior. Pero diré lo siguiente: es fundamental para Israel no convertirse en un asunto de partido en Washington. Debemos aspirar a un consenso similar al que se ve en España, con la excepción de Podemos. Ofender al Partido Demócrata es una mala idea, sobre todo porque en un día gobiernan unos y otro día gobiernan otros.
P. Ha mencionado a Podemos. En Europa, los nuevos partidos populistas han convertido la crítica a Israel en una parte central de su política exterior. Están en los parlamentos. ¿Qué les diría?
R. Esta semana se celebra en Madrid el orgullo gay. Que me explique Podemos cómo puede apoyar a la gente que cuelga a homosexuales de postes de teléfono, que piensa que está bien maltratar a las mujeres, que queman iglesias y sinagogas y que piensan que está bien matar a los judíos porque son judíos y a los cristianos porque son cristianos.
P. ¿Habla de Irán?
R. Hablo de Hamás y de Hezbolá, que comparten la misma ideología que Irán. Investigue lo que dicen grupos que operan entre los palestinos, como Yihad Islámica, sobre los homosexuales, o sobre la liberación de la mujer. En el manifiesto de Hamás, que gobierna Gaza, se dice que hay que matar a los judíos para liberar Palestina. Y Podemos y una parte de la izquierda europea se alinean con esto en contra de un país que tiene un orgullo gay más grande que el de España, pionero en la liberación de la mujer, que es, en unas circunstancias muy difíciles, una democracia vibrante en la que, por ejemplo, el Tribunal Supremo ha enviado a un ex primer ministro a la cárcel por corrupción. Si no fuésemos una auténtica democracia ¿cómo sería posible eso? Espero que ese tipo de actitudes de Podemos sean el resultado de la más completa ignorancia.
P. Pero ¿por qué entonces la izquierda se ha alineado con este tipo de críticas hacia Israel?
R. Esos grupos terroristas, que son solo una pequeña parte de los palestinos, decidieron centrarse desde un principio en la izquierda, empleando conceptos como libertad, igualdad y derechos humanos, que tienen mucha resonancia dentro de la izquierda radical. Es su mitología. El terrorismo islámico usa un vocabulario que le ha robado a Martin Luther King, a Karl Marx, a Lenin y a Fidel Castro, y atraen a la izquierda radical hacia su causa. Creen, como decía, en matar a los homosexuales, en pegar a las mujeres. Eso no se sabe en Europa: no están a favor de que haya dos Estados, no quieren un Estado Palestino junto a Israel. Quieren solo un Estado Palestino, sobre las cenizas de Israel.
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