Israel suspende la creación de una zona de rezo de hombres y mujeres en el Muro de las Lamentaciones
Netanyahu cede ante la presión de los ultraortodoxos y desaira a los judíos reformistas de EE UU
Una maniobra política para mantener a flote el Gobierno de coalición amenaza con salirle por la culata a Benjamín Netanyahu. El Gabinete del primer ministro israelí suspendió el domingo el plan que había aprobado en 2016, en una decisión histórica, para crear una zona mixta en la que hombres y mujeres puedan rezar juntos ante el Muro de las Lamentaciones, lugar sagrado del judaísmo en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Pero la presión de los partidos ultraortodoxos, que apuntalan con sus votos la mayoría que le sostiene en la Knesset, ha forzado al jefe del Gabinete a romper su compromiso con el movimiento reformista mayoritario en la influyente comunidad judía norteamericana. Estados Unidos es el aliado primordial de Israel, a cuya defensa contribuye con 3.800 millones de dólares al año.
Las consecuencias del vuelco dado por el Ejecutivo al dar marcha atrás sobre su propio acuerdo no se hicieron esperar este lunes. Los responsables de la Agencia Judía, organización que promueve la inmigración al Estado hebreo y media en las relaciones con la diáspora, cancelaron un acto al que tenía prevista su asistencia el primer ministro. Junto a la oposición de centro-izquierda, miembros del Gabinete como el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, criticaron el giro dado por Netanyahu al perpetuar la segregación por sexos en el Kotel, la explanada situada ante el muro considerado último resto del templo judío destruido en el siglo I por el Imperio Romano.
Los ultraortodoxos suponen poco más del 11% de la población israelí (8,5 millones, una quinta parte árabes), pero sus rabinos dirigen en exclusiva el rezo en el Muro de las Lamentaciones, donde existen zonas separadas de oración para hombres y mujeres. Los dos partidos que les representan en la Knesset —Unidad por la Torá y el Judaísmo (askenazi) y Shas (sefardí)— suman 13 diputados de los 66 que respaldan a la coalición en una Cámara de 120 escaños. Su peso político ha sido clave en defensa de los intereses de la comunidad haredí y ha hecho caer en el pasado a Gobiernos de distinto signo.
La decisión adoptada en enero de 2016 por la coalición de Netanyahu de crear una zona mixta en la zona sur del Kotel no se ha ejecutado ante el permanente veto de los ultrarreligiosos. De manera que las corrientes reformistas judías, que propugnan que ambos sexos puedan rezar juntos, acudieron a los tribunales para instar su inmediata aplicación. Lo mismo hizo el movimiento Mujeres del Muro, que defiende la presencia de rabinas en el culto y el uso femenino de los rollos con los textos sagrados y de accesorios religiosos como el talit (manto de oración) reservados a los varones. El Tribunal Supremo tenía previsto resolver la reclamación próximamente, pero el Gobierno se le ha adelantado al congelar indefinidamente su propio acuerdo.
Han sido las corrientes reformistas y conservadoras (ortodoxas moderadas) judías de EE UU las que más han puesto el grito en el cielo. “La decisión del primer ministro Netanyahu de dar un no a su anterior sí es un insulto inadmisible para la mayoría del mundo judío”, aseguró el rabino Rick Jacob, líder de la Unión por la Reforma del Judaísmo estadounidense, en un comunicado citado por France Presse.
Un 35% de los cerca de seis millones de judíos norteamericanos se identifica con la corriente reformista, y otro 18%, con la conservadora moderada, según una encuesta del Centro de Investigaciones Pew. Solo un 10% se declara ultrarreligioso. En Israel, con una población judía equivalente, apenas un 7% se reconoce como reformista, de acuerdo con un estudio del Instituto para la Democracia en Israel (IDI), frente a un 27% de ortodoxos o ultraortodoxos. “Si queremos que los judíos de la diáspora apoyen al Estado hebreo tenemos que garantizar también su derecho a la igualdad religiosa. La seguridad nacional se verá si no comprometida”, rezaba este lunes un comunicado del centro de análisis IDI.
Netanyahu ha evitado pronunciarse sobre la polémica y ha enviado a dar la cara al secretario del Gabinete, Tzachi Braverman, alto cargo técnico de su confianza, quien trató de transmitir que el primer ministro sostiene que “todos los judíos deben poder orar en el Muro de las Lamentaciones”. Braverman, que no se refirió a la suspensión del acuerdo de 2016, aseguró que los trabajos para permitir el rezo de “todas las corrientes” del judaísmo se van a llevar a cabo finalmente en la zona sur del Kotel.
Después de que creciera la polémica por la decisión del Gabinete, el primer ministro invitó anoche a directores de federaciones judías de EE UU, como las de Nueva York y Chicago, a analizar la situación tras la congelación del proyecto de zona mixta de rezo en el Muro de las Lamentaciones, según informó el diario Haaretz. Los responsables del movimiento reformista y moderado no fueron convocados. Tampoco fue llamado a la consulta el presidente de la Agencia Judía, Natan Sharansky, considerado el arquitecto del plan sobre los espacios de oración en el Kotel. “Tras largos años de diálogo, habíamos alcanzado una solución que parecía aceptable para todas las corrientes, y que fue ratificada por el Gobierno y asumida por las comunidades judías", lamentó Sharansky. "La decisión que se ha tomado ahora significa un paso atrás a la hora de acercar a los judíos del resto del mundo a Israel”.
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