El peligroso equilibrismo de Mélenchon
El líder de Francia Insumisa no dará consignas para la segunda vuelta y dejará que sus seguidores fijen una posición común a través de una votación
Jean-Luc Mélenchon prefirió no escoger, en nombre de la “inteligencia colectiva”. A diferencia de la práctica totalidad de líderes políticos, el candidato de Francia Insumisa, que obtuvo el 19,6% de los votos en la primera vuelta, no dará ninguna consigna de cara al segundo asalto. Dejará que sean sus seguidores quienes fijen la posición común de esta plataforma de izquierda antiliberal, a través de una votación que arrancará este martes en Internet. El resultado debería hacerse público a finales de semana. A sus participantes, se les ofrecerán distintas opciones. “Excepto una, que todo el mundo entenderá: ni un solo voto para el Frente Nacional”, expresó el lunes Éric Coquerel, coordinador del Partido de Izquierda, pilar de esta plataforma. Los seguidores de Mélenchon deberán escoger entre prestar su apoyo a Emmanuel Macron, votar en blanco o abstenerse.
La postura del líder antiliberal generó este lunes críticas en el resto de formaciones políticas e incomprensión entre su propio electorado. Ya desde la noche electoral, mientras a Macron le llovían los apoyos de sus antiguos rivales, Mélenchon se mantuvo en silencio. “Cada uno sabe, en su conciencia, cuál es su deber”, se limitó a insinuar. En 2012, el candidato había pedido el voto por François Hollande al ser eliminado en la primera vuelta. Para escenificar su enfrentamiento, después se presentó contra Marine Le Pen en su circunscripción electoral. En 2002, tras la debacle de la izquierda frente a Jean-Marie Le Pen, no dudó en pedir el voto por Jacques Chirac. “No hay que dudar. Pónganse guantes o háganlo con pinzas, pero voten. Hagan bajar a Le Pen hasta lo más bajo”, expresaba en un vídeo que se ha viralizado. En una entrevista de 1997, Mélenchon proponía incluso “prohibir el Frente Nacional”.
en 2002 Mélenchon lo tenía muy claro: había que votar a Chirac para frenar a Le Pen
— Marc Bassets (@marcbassets) April 24, 2017
en 2017... #FranciaDecide https://t.co/Tp3ELxa7NQ
El cambio responde a la horizontalidad que propugna su plataforma, en ruptura con los métodos de los partidos tradicionales y su tradición paternalista respecto a los electores. Pero también a la composición heterogénea de su nuevo electorado. Según un sondeo Ipsos para Le Monde, el 9% de sus electores es partidario de votar a Le Pen en la segunda vuelta, mientras que un 29% no escoge a ningún candidato. El Frente Nacional, con su vicepresidente Florian Philippot en primera línea, empezó a dirigir el lunes sus cantos de sirena hacia ese electorado, sobreactuando los puntos comunes de su programa, como la defensa de los servicios públicos o el euroescepticismo. Mélenchon parece evitar a toda costa espantar a ese electorado, aunque a riesgo de alienar al 60% restante. La otra coordinadora del Partido de Izquierda, Danielle Simonnet, insistió en que “ningún voto debe ir a Le Pen”. Pero también añadió una apostilla: “Macron, como todas las derechas ultraliberales en Europa, es responsable del ascenso de la extrema derecha”.
Podrán participar en la votación todos los internautas inscritos en la plataforma, denominados “apoyos” en la terminología de este partido que no lo es. Para sumarse a sus filas, bastaba con dar un nombre y un código postal, sin cotización ni compromiso alguno. Aun así, uno de cada seis afiliados terminó realizando una donación voluntaria, logrando que Francia Insumisa recaudara 2 millones de euros en total. El número de estos militantes sin carné resulta impreciso. Durante la noche electoral, el propio Mélenchon mencionó a 450.000 personas, agrupadas en 2.700 comités repartidos por todo el territorio francés.
Primero en cuatro de las 10 grandes ciudades
Pese a su decepción al encajar el desenlace, la de Jean-Luc Mélenchon fue una derrota dulce. Obtuvo ocho puntos más que en las presidenciales de 2012, triplicó el resultado del Partido Socialista y se quedó a dos puntos de pasar al segundo asalto. Además, llegó primero en cuatro de las diez ciudades más pobladas: Marsella (25%), Toulouse (29%), Lille (30%) y Montpellier (31,5%). El desafío de Mélenchon consiste ahora en prolongar esta posición de fuerza hasta las elecciones legislativas que se celebrarán en junio, para traducir este resultado histórico en un número elevado de diputados y poder solidificar su estatus de jefe oficioso de la oposición de izquierdas frente al próximo presidente. No lo tendrá fácil. En 2012, la izquierda radical solo consiguió 10 diputados sobre un total de 577, la mitad que en la legislatura anterior. El propio Mélenchon estudia presentarse en el departamento de Seine-Saint Denis, en la explosiva banlieue de París, donde también quedó primero, con el 34% de los votos y diez por encima de Macron.
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