Alejandro Ordóñez: “La Colombia creyente tiene razones para protestar”
El exprocurador y posible candidato presidencial convoca a una marcha por la defensa de la familia y contra el gobierno
Alejandro Ordóñez (Bucaramanga, 1955) fue Procurador de Colombia desde 2009 hasta septiembre del año pasado, cuando el Consejo de Estado decidió que no podía continuar en el cargo por irregularidades en su elección. Desde entonces, su nombre ha sonado en la lista de los presidenciables que desde ya alistan su camino para las elecciones de 2018. Sus críticas al proceso de paz con las FARC y su posición conservadora le han servido de discurso para recorrer varias ciudades del país invitando a protestar. Para el próximo sábado (primero de abril) han sido convocados los ciudadanos que votaron por el ‘no’ en el plebiscito por la paz y quienes, según palabras de Ordóñez, consideran que el presidente Juan Manuel Santos debe renunciar. A su lado, liderando la manifestación, está el expresidente Álvaro Uribe.
“Tenemos que empezar a trazar una ruta de lo que necesita el país”, dice el exprocurador, que se niega a adelantar el anuncio de su candidatura presidencial. “Ya llegará el momento de tomar una decisión”, advierte. Ordóñez habla de una “Colombia creyente” que necesita encontrar representación para manifestarse contra medidas que, según él, quieren destruir el concepto de familia tradicional. Su despacho en Bogotá, decorado con una bandera de Colombia y varias imágenes religiosas, es uno de los lugares desde donde se coordina la marcha que podría ser el punto de partida para medir fuerzas ante la contienda electoral que se avecina.
PREGUNTA. ¿Por qué está llamando a protestar?
Si las FARC se desmovilizan, si entregan las armas, si entregan los niños que tienen, ¿quién le va a decir no a la paz?
RESPUESTA. Hay miles de razones y todas confluyen en un solo nombre: Juan Manuel Santos. Es una marcha contra él, contra su gobierno, que desconoció la voluntad ciudadana que obtuvo (con el no) la mayoría en el plebiscito (por la paz).
P. Han pasado varios meses desde que se celebró el plebiscito, ¿qué los motiva a marchar ahora?
R. En ese momento no sabíamos que el resultado iba a ser tan favorable para nosotros y por eso no estábamos preparados. Además, fuimos ingenuos, creímos que la voluntad popular se iba a respetar. Fue un error no haber exigido en ese momento que el presidente Santos renunciara.
P. ¿No quedaron conformes después de las conversaciones con los partidarios del no y los ajustes que se hicieron al acuerdo?
R. En absoluto. No hubo cambios de fondo. Se aprovecharon de la ingenuidad de los colombianos, el presidente se debió ir.
P. ¿Hay algo que hoy le encuentre favorable al proceso de paz?
R. Si las FARC se desmovilizan, si entregan las armas, si entregan los niños que tienen, ¿quién le va a decir no a la paz? Pero nada de eso ha pasado. La pregunta hay que hacérsela a ellos ¿van a cumplir?
P. ¿No destacaría, por ejemplo, que han bajado las cifras de muertos por el conflicto?
R. Sí, pero la paz fue una excusa del presidente Santos para someter a la institucionalidad y a los colombianos.
P. La visita del Papa Francisco a Colombia se interpreta como respaldo al proceso de paz, ¿qué opinión le merece?
R. La visita de un Papa, independientemente de que sea Francisco, debe generar alegría en los creyentes, pero ojalá no se deje instrumentalizar por este gobierno, ojalá el gobierno no lo use para propósitos diferentes.
P. En los últimos días ha recorrido el país invitando a la marcha, ¿cómo ha visto la reacción de la gente?
R. La gente está indignada, hay un escalamiento de la frustración. Están buscando en donde expresarse y por ahora, el único escenario es la calle.
P. Según lo que ha escuchado ¿Qué los indigna?
R. La reforma tributaria, la corrupción, que el proceso de paz se haya justificado para darles la razón a los victimarios, la Colombia creyente ve que el Estado tiene una agenda contra la familia, así lo niegue. Por eso, vamos a marchar.
P. Sobre el caso Odebrecht, se ha puesto en duda su labor cuando estaba en la Procuraduría, ¿cómo califica su gestión?
R. Hicimos lo que nos tocó hacer. La Procuraduría le correspondía trabajar con las realidades probatorias del momento. No se conocía lo que hoy se conoce. Si yo hubiera tenido el 10% de las pruebas que ahora se tienen habría volado más de una ministra.
P. ¿A qué se refiere puntualmente cuando habla de la agenda contra la familia?
R. Es sobre el tema de la vida, del matrimonio. Hay una política para afectar nuestras tradiciones, nuestra cultura. La crisis de Colombia es una crisis de la familia.
P. La diputada Ángela Hernández, que hace campaña con usted para convocar a la marcha, ha propuesto que se creen colegios exclusivos para la comunidad LGTBI, ¿qué piensa de esa idea?
R. La comunidad LGTBI tiene dignidad y merece respeto. Como católicos reconocemos y amamos al prójimo, pero lo que nos pone en guardia es la agenda que hay detrás de eso, que se pretende usar para afectar a la familia.
P. Se ha cuestionado que se marche por la defensa de un concepto de familia, pero no por los niños que se mueren de hambre en La Guajira o contra la violencia intrafamiliar...
R. Todas esas patologías forman parte de la crisis en la que estamos. La drogadicción, el abuso y el embarazo adolescente también son secuelas de la disolución de la familia.
P. ¿Se podría creer que la marcha servirá como un pulso para medir su aceptación entre la gente y anunciar su candidatura presidencial?
R. Eso es accesorio. Por ahora lo importante es trazar una ruta que incluya muchos sectores, los que votamos por el no, pero además otros que están en desacuerdo con el gobierno. Será una calistenia cívica que nos señala la importancia de escuchar a los ciudadanos. Este será un primer acto para movilizar, ya después se verá quién encarnará estas ideas.
P. ¿Ha tenido reuniones en este sentido con el uribismo?
R. Hemos hablado de la necesidad de seguir un camino. El 2 de octubre (fecha del plebiscito) nos trazó una ruta. Hay una responsabilidad patriótica de mantener la convergencia para llegar a la primera vuelta (de las elecciones a presidencia) del 2018.
P. A un año de las presidenciales, ¿cómo siente el ambiente electoral?
R. Se prevé que se prolongue la polarización del país como consecuencia del proceso de paz, que en vez de usarlo para un acuerdo nacional, fracturó al país. A mí no me extrañaría que esa fractura se haga evidente en los meses que vienen. Aunque es cierto que en una democracia la disensión enriquece y el unanimismo deslegitima, ojalá que esta vez se desarrolle en los niveles necesarios de disensión.
P. ¿Cuál será entonces su papel?
R. Cada día trae su afán. Hay que esperar. Lo importante es establecer la política, la persona que la encarne es lo de menos.
P. ¿Cuál debería ser la posición del próximo presidente frente al acuerdo de paz?
R. Cualquiera que sea el presidente, la pregunta sobre los acuerdos debería ser para las FARC. ¿Van a cumplir?, ¿dejaron el narcotráfico?, ¿entregaron todos los niños? Tiene que haber de este lado un presidente con autoridad.
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