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De ministro a director de periódico

George Osborne, que fue responsable de finanzas con Cameron, será el editor del 'Evening Standard' sin dejar su acta de diputado

George Osborne, en Manchester en julio.
George Osborne, en Manchester en julio. Christopher Furlong (Getty Images)

La máxima de que los mundillos de la política y la prensa pueden interactuar, colisionar o incluso entenderse a veces, pero nunca dormir en la misma cama (al menos ante los focos), acaba de ser echada por tierra en Reino Unido con la elección de George Osborne como nuevo director del Evening Standard. Hablamos del anterior ministro de Economía británico y todavía diputado conservador, que pretende retener su escaño al tiempo que toma las riendas del vespertino de referencia de los lectores londinenses. La noticia que ayer leían los usuarios del metro de forma gratuita ha devenido en un terremoto político-mediático.

“El nombramiento de Osborne es una burla a la independencia de los medios y un insulto a los electores para los que se supone que trabaja”, ha salido al trapo el mismísimo líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, reclamando al tiempo una elección parcial en la circunscripción de Tatton, representada desde hace tres lustros por el excanciller del Exchequer. La diatriba de Corbyn apunta a las puertas giratorias que han permitido buscarse una nueva vida al hasta hace pocos meses responsable de los asuntos económicos de un Gobierno aniquilado por el voto a favor del Brexit.

Desde que se vio forzado a abandonar la primera línea de la política a raíz de la dimisión del Gobierno proeuropeo —aunque con muchos matices— de David Cameron, quien fuera el responsable de las finanzas británicas durante seis años ha ejercido después de profesor visitante en universidades estadounidenses y de asesor de un fondo que le garantiza 650.000 libras por cuatro jornadas laborales al mes. Osborne tiene por tanto resueltos sus honorarios, pero aspira a más.

Y el propietario del Evening Standard, el magnate ruso Evgeny Lebedev, le procura ahora la tribuna de ese periódico con una circulación de casi 900.000 ejemplares y la potencial lectura de millones de viandantes en el Tube de Londres. George Osborne ejercerá de editor de ese gratuito que mantiene las formas de un sólido y legendario vespertino de difusión gratuita. “Soy un londinense que entiende el papel que juega el Standard en la vida de la ciudad”, ha dicho el interesado, subrayando su vocación de independencia a pesar de estar determinado a retener al tiempo su escaño como diputado.

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Su designación, más allá de las críticas desde el espectro laborista, puede suponer un torpedo en la línea de flotación de la primera ministra, Theresa May, porque Osborne encarna el posibilismo de aquellos británicos que no adoran la UE, pero que tampoco conciben la idea de sobrevivir fuera de Europa. Otra cosa son sus haberes, muy magros a la hora de hablar de periodismo. Después de graduarse en Oxford, el político que acabó dirigiendo la economía británica durante seis años no consiguió ser reclutado por The Times para participar en unas prácticas periodísticas que quizá habrían definido otro fututo.

Una serie de colaboraciones para el conservador Daily Telegraph en calidad de columnista resumen su única experiencia en el medio periodístico. Quien fuera prohombre del anterior Gobierno de David Cameron acaba de presentarse ante la Redacción del legendario Evening Standard con toda humildad. “Tengo mucho que aprender porque, a pesar de haber llevado las riendas económicas de la nación durante unos cuantos años, no sé nada sobre el funcionamiento de un diario. Tengo tanto que aprender…”. Lo dice un personaje que la primera ministra, Theresa May, va a tener muy en cuenta a partir de ahora.

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