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Chile recibe la mayor donación de tierras privadas para parques naturales del planeta

La viuda de Tompkins, fundador de North Face y filántropo, entrega a Bachelet fincas para proteger 4,5 millones de hectáreas

Kris Tompkins (izquierda) y la presidenta de Chile, Michele Bachelet, el día de la entrega de 400.000 hectáreas de tierras de la Fundación Tompkins a Chile.Foto: reuters_live | Vídeo: AP | TOMPKINS CONSERVATION / EPV
Carlos E. Cué

Hace 25 años, cuando vendió su empresa de ropa, Esprit —antes había fundado y vendido The North Face— y se fue a vivir a la Patagonia chilena, nadie le creyó. Douglas Tompkins gastó 380 millones de dólares, buena parte de su fortuna, en comprar enormes estancias en Chile y Argentina. Ya entonces decía que solo quería protegerlas y después donarlas al Estado. Pensaron de todo; que quería crear un estado judío, quedarse con el agua, hacer minas, poner un cementerio nuclear. Nadie pensó ni por un momento que iba en serio. Pero 25 años después, su viuda, Kris —él falleció en 2015 en un accidente de kayak en estas tierras a las que dedicó su vida—, entregó emocionada a Michelle Bachelet 400.000 hectáreas (una superficie similar a la de la comunidad española de La Rioja, Cabo Verde o el estado de Rhode Island). Y gran parte de esas tierras están dentro del Parque Pumalín, un enclave de gran riqueza ambiental donde donde están los alerces de Chile —árboles protegidos que superan los 3.000 años—, y donde se encuentran pumas y otro tipo de flora y fauna autóctona.

Ese territorio, sumado a lo ya donado en los últimos años y a lo que aportará el Estado chileno como contrapartida, conformará un nuevo espacio protegido de 4,5 millones de hectáreas; una superficie similar al de la comunidad autónoma española de Aragón o Dinamarca. Es la mayor donación de tierras de un privado al Estado de la historia de la humanidad; y con la única condición de que sean parques nacionales.

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“Lo habíamos soñado mucho tiempo. Hace 25 años Doug tuvo una idea audaz y ahora se cumple su sueño. Es un acontecimiento histórico a nivel mundial. Es su legado”, clamó emocionada y llorosa su viuda, que dejó una vida de lujo en California —era CEO de Patagonia, otra marca de ropa de alta montaña— para acompañarle en la aventura patagónica. “Es un gran día para Chile. Está en manos de la humanidad detener la destrucción del planeta. Honraremos la generosidad de Tompkins, un visionario que se armó para hacer frente a las críticas”, le contestaba Bachelet, que con esta decisión al final de su mandato deja un legado eterno: bajo su Gobierno se habrá doblado la superficie protegida.

El país austral pasará a tener el 20% de su territorio bajo este régimen, un ejemplo mundial. Y La presidenta confía en que otros países y otros millonarios sigan este ejemplo. “Esperemos que esto sea contagioso, es muy importante, hace años nadie creía que esto fuera posible, Chile es ahora un modelo para el mundo en conservación”, explicaba a EL PAÍS tras el acto de entrega en un paraje único de bosques y glaciares. La idea final, soñada también por el magnate californiano, es la de rematar una ruta turística que a lo largo de 2.500 kilómetros recorre 17 parques nacionales del país, un atractivo que puede ser definitivo para un país ya famoso por su belleza.

“El presidente argentino tiene que estar muy celoso con esto, a ver si ellos siguen el camino”, se reía Yvon Chouinard, aventurero, amigo de Tompkins y millonario como él gracias a Patagonia, la compañía que fundó, mientras admiraba el paisaje del parque Pumalín, el más grande de los que creó el filántropo, el lugar en el que empezó su proyecto. Ambos eran deportistas extremos, escaladores, que inventaron ropa y materiales para su pasión —Tompkins fue el primero en diseñar la tienda igloo— y se hicieron muy ricos. Ambos estaban juntos en otra de sus aventuras, a sus 72 años, cuando el kayak de Tompkins volcó y murió congelado en diciembre de 2015. “Fue una fatal combinación de vientos”, recuerda Chouinard.

Cris Tompkins entrega a la presidenta de Chile, Michele Bachelet, 400.000 hectáreas de tierras de la Fundación Tompkins.
Cris Tompkins entrega a la presidenta de Chile, Michele Bachelet, 400.000 hectáreas de tierras de la Fundación Tompkins.X. NAVARRO (EFE)

Pero curiosamente, su muerte aceleró su gran proyecto: la entrega al Estado chileno y argentino de sus parques, a cambio de que ellos sumen también tierras públicas para hacer otros parques y amplíen la protección de las reservas naturales. Una vez fallecido, la política aceleró los tiempos. “Su muerte fue el gran catalizador. Se acabaron las dudas, las suspicacias. Hace 25 años, lo que decía Doug sobre el cambio climático chocaba, ahora está aceptado. Entonces nadie creía que compraba para donar. Y para los empresarios chilenos también fue muy disruptivo. Ellos nunca hicieron algo así. Al principio no le gustó a nadie, ahora todos aplauden”, asegura Hernán Mladinic, director ejecutivo de Pumalín.

En Argentina también está avanzada la donación de las tierras en los esteros del Iberá, otro paraíso que los Tompkins ayudaron a salvar y en el que están reintroduciendo el jaguareté. En esta ola conservacionista, Mauricio Macri acaba de prometer que doblará la superficie protegida, menos de la mitad que la chilena en proporción. “Doug y yo éramos muy pesimistas sobre el futuro del planeta, las cosas están muy mal, y más ahora con Trump en EE UU, pero bueno, al menos están estos proyectos en Sudamérica. Es importante”, remata Chouinard.

“Estamos recibiendo otras donaciones para comprar más terrenos en Argentina que acabarán como parque nacional y se unirán al que hay en Chile para hacer uno binacional. Doug inició una rueda imparable, esto empuja a muchos millonarios a plantearse qué hacer con su dinero”, se emociona Sofía Heinonen, responsable de la fundación en Argentina.

Red de parques nacioales de la Patagonia chilena.
Red de parques nacioales de la Patagonia chilena.

A todos, también los trabajadores, más de 200, que dedicaron su vida al proyecto, les daba pena que “el jefe” no estuviera para verlo. Pero Chouinard, que le conocía bien, asegura que él nunca habría parado, que ni siquiera esta entrega sería el final, seguiría comprando fincas hasta el fin de sus días para protegerlas. En el corazón del Parque Pumalín, en medio de un paraíso de bosques y ríos perfectamente conservados gracias a la pasión del californiano, muchos de sus amigos y de quienes se entregaron a su idea se preguntaban si no habrá otros, millonarios que quieran dedicar una mínima parte de su fortuna a conservar el planeta.

Dago Guzmán, ahora administrador del Parque Patagonia, otro de los que entra en la donación, trabajó desde el principio con el magnate. “Él tenía la angustia de que por edad no podría ver terminada su obra. Al final fue por un accidente. Pero se hizo. Algunos le hemos dedicado media vida, nuestros hijos crecieron aquí. Nos dijeron que queríamos esconder extraterrestres, robar el agua, de todo. Parecía increíble, pero era verdad. Siempre supimos que acabaría en manos del Estado porque es el único que puede garantizar que va a perdurar en el tiempo. Ahora esto es para siempre. Y ese era el plan”.

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C.E.C.

Pregunta: ¿Se imaginó todo esto hace 25 años cuando vino a vivir a este lugar?

Respuesta: Es un logro de todos los que trabajaron acá. Me impacta el tamaño del proyecto. Y que hay un Gobierno que está trabajando a full para hacer esto con nosotros. Es único. Doug empezó en el 92 con la compra de un campo, yo vine en el 93. No teníamos un gran plan pensado, fue un proceso. Poco a poco empezamos a comprar hábitats importantes. Nos dimos cuenta de que podíamos crear parques nacionales, donarlos.

P. ¿Cómo se toma una decisión de dejar el mundo de los negocios en California y venir a conservar tierras a Chile y Argentina?

R. Yo era más la que hacía las cosas. Fue un cambio de vida grande, yo dedicaba mi vida a la empresa, Patagonia. Era la que hacía las cosas, mientras Yvon Chouinard (dueño de Patagonia) y Doug siempre fueron los visionarios. Lo dejé un viernes y el domingo estaba en Chile con proyectos de recuperación. Éramos unos saltamontes, Chile, Argentina, Europa.

P. ¿Qué le diría a los millonarios que no se deciden a gastar su dinero en esto?

R. Lo importante no es cuánto dinero tienes sino qué haces con el dinero que tienes. Esa es la verdad. Un amigo suizo dice “tu última camisa no tiene bolsillos”. Cuando éramos más jóvenes no entendíamos qué estaba pasando con el medio ambiente, el cambio climático. A los 20 años yo no tenía ni idea. Cuando lo conoces, tienes que actuar.

P. ¿Puede haber más Tompkins en el mundo?

R. Hay algunos, no muchos. Doug siempre intentó convencer a muchos, no siempre lo logró. A Yvon siempre le decía que vendiera Patagonia y se viniera acá. Por suerte no le hizo caso, porque Patagonia es un modelo empresarial mundial. Y eso también es un valor indispensable.

P. ¿Por qué nunca les creyeron que iban a donarlo todo?

R. Dijeron muchas cosas, que queríamos hacer el basurero nuclear de EEUU, que íbamos a hacer un estado judío nuevo, aunque crecimos como anglicanos. Esto siempre pasa cuando hay cosas nuevas. Cuando no se entiende algo como esto, hay que fabricar realidades.

P. ¿Hablaron muchas veces de este día?

R. Cientos de veces. Él estaría sorprendido de que llegara. Era uno de sus sueños. Crear cinco parques nacionales de golpe es extraordinario. Es la donación más grande de la historia. Doug gastó 300 millones de dólares en esto, pero hay fortunas mucho más grandes. Espero que los que las tienen piensen que es necesario proteger la tierra, deben usar sus bienes para todos, no solo para uno. . Hagan algo útil con su dinero.

P. ¿Valió la pena dejarlo todo por esto?

R. Sí claro, por supuesto. Fue un cambio grande, pero valió la pena. La idea es que esto quede para generaciones. Nosotros creemos en la figura de los parques nacionales. Es para siempre. Mucho mejor que en manos de una fundación.

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