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Europa Ciudadana

La titánica lucha para liberarse de Rusia

Letonia es el único país en la UE que aún depende al 100% del gas de Rusia. El 3 de abril abrirá su mercado gasístico en búsqueda de fuentes alternativas de energía

Belén Domínguez Cebrián
Un operario trabaja en la única planta de gas de los bálticos, en Incukalns (Letonia).Vídeo: INTS KALNINS (REUTERS / Cordon Press) | EPV

Letonia se enfrenta a un gran dilema. El país báltico, de dos millones de habitantes, es el único de la Unión Europea (UE) que aún depende al 100% del suministro de gas de Rusia, un poderosísimo vecino con el que las tensiones políticas se han agudizado desde la anexión de Crimea en 2014. El próximo 3 de abril, el mercado gasístico del pequeño país será liberalizado y podrá por fin beneficiarse de otras fuentes de energía y dejar de depender sólo de la voluntad de Moscú. Este giro responde a los compromisos de Bruselas de construir una Unión Energética, pero ¿cuáles serán las consecuencias? El dilema está entre ser más independiente de Rusia o pagar menos por el gas y seguir, por tanto, atado físicamente a través de los gasoductos soviéticos a Moscú.

Letonia depende al 100% del suministro de gas de Rusia. El próximo 3 de abril abrirá su mercado a empresas de todo el mundo

El invierno en este rincón de la UE es largo, y así lo demuestra la incesante ventisca que este marzo aún cubre de blanco la autopista que conecta Riga, la capital, con el resto del país. A hora y media en un tren de los años de la Guerra Fría, emerge aislada entre pinos Inčukalna, la única planta de almacenaje subterráneo de gas ruso en los bálticos, considerada  por ello un "tesoro nacional" desde su construcción bajo el yugo soviético en 1968, presume Andra Ješinska, directiva en Conexus Baltic Grid. Esta compañía gestiona desde principios de año la infraestructura y los gasoductos del país, mientras la empresa privada Latvijas Gāze se encarga en régimen de monopolio del flujo del gas. El gigante ruso Gazprom posee un nada despreciable 34% (participación mayoritaria) de ambas compañías y además un contrato de suministro exclusivo a Latvijas Gāze hasta 2030 pese a la inminente liberalización.

Esta exclusividad podría entorpecer la entrada de empresas menos potentes que la rusa y dejar en la practica el mercado tal y como está: en manos mayoritariamente de Gazprom, opina Sebastian Grēblinghofs, vicepresidente de Latvijas Gāze. "Serán necesarios ajustes y enmiendas al acuerdo [con los rusos] para que Letonia resulte atractivo al resto del mundo", augura.

El gigante ruso Gazprom controla el 34% del monopolio que gestiona el flujo y el suministro del gas en Letonia y otro 34% de la empresa que gestiona las infraestructuras
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El objetivo tanto de la UE como de Letonia es claro: liberarse de Rusia. Es evidente que el invierno aquí es una estación muy larga, sobre todo cuando los propios operarios de la planta celebran la llegada de la primavera mientras rompen al caminar la exquisitez de más de 30 centímetros de nieve virgen. Letonia no tiene miedo al poderío ruso, pero sí preocupación: "Políticamente existe cierta inquietud ante un posible corte de abastecimiento, pero tenemos que confiar en el sentido común de Rusia porque el gas es un negocio", opina Martins Kaprans, experto en la Universidad de Letonia, frente Milda, un simbólico monumento que conmemora en Riga el fin del sometimiento al zarismo. Los rusos "han demostrado ser fiables a nivel empresarial", secunda Sebastian Grēblinghofs, directivo de Latvijas Gāze, quien resta importancia a los cortes de suministro que el presidente ruso, Vladímir Putin, impuso a Europa a través de su gasoducto en Ucrania en 2006 y 2009 y cuyo fantasma planea aún en la memoria de los letones. No opina igual el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, quien recuerda que en Europa se ha visto cómo "de golpe y porrazo" los suministros que venían de Rusia se cortaban en un momento determinado.

Si algo sucediera en el almacén de gas de Inčukalna; un boicot, un corte del suministro por parte de Rusia, una rescisión del contrato con Gazprom o una simple avería, el abastecimiento a la población estaría garantizado durante 18 meses. "Cinco, si hubiera que abastecer a los países vecinos", apunta Reinis Āboltiņš, investigador en el único think tank letón, Providus.

El Gobierno conservador, a favor de la Unión Energética, busca un acuerdo con sus vecinos para crear un mercado regional en el báltico

Diaga Bluke, de 47 años, tiene claro que está preparada para pagar más por el gas que calienta su casa a cambio de dejar de depender de Rusia. Moscú "puede utilizar el gas como una herramienta de presión y eso no es normal", asegura frente a la librería del salón desde donde se husmea que de cena habrá carne estofada. Lo que pretende Bruselas es que cada país pueda contar con "al menos tres fuentes de energía diferentes", desvela Cañete.

Arvils Ašeradens, el ministro de Economía y Energía letón, quiere calmar esa creciente preocupación de los ciudadanos por los rusos alimentada con "indicios de elementos de guerra híbrida" en Letonia: propaganda rusa y fake news (noticias falsas) sobre los bálticos publicadas en medios cercanos al Kremlin. Su Ejecutivo, afirma, tiene "instrumentos de emergencia" como acuerdos con Noruega, Catar, Estados Unidos... por si Rusia corta el gas. No obstante, conviene resaltar que las reservas del país escandinavo son sólo de 1.900 millones de metros cúbicos frente a los 47.000 de Rusia, el país del mundo con más gas natural bajo su suelo, según la Comisión Europea. Bruselas afirma, además, que la producción europea caerá en un 50% los próximos 20 años mientras que el consumo se mantendrá estable, lo cual hará incrementar las importaciones extracomunitarias. El comisario español confía en el potencial de nuevos yacimientos descubiertos en Egipto, Chipre e Israel. 

¿Un mercado báltico?

Detalle de la única planta de gas en los bálticos.
Detalle de la única planta de gas en los bálticos.Jaime Casal (EL PAÍS)

Al margen de la preocupación por el suministro, Letonia pretende hacer negocio con la liberalización. Su intención es vender el gas almacenado que sobra en Inčukalna a sus vecinos. La planta tiene una capacidad de 2.400 millones de metros cúbicos y el consumo anual en Letonia no llega al 1.300, según datos oficiales. "Una vez el gas llega a la planta, es nuestro. Y lo comercializaremos como queramos" cuando se liberalice el sector, añade Grēblinghofs, de Latvijas Gāze, quien cree que lo más razonable es una alianza entre los tres países bálticos y Finlandia, más allá de una Unión Energética entre 28 (o 27, si se excluye a Reino Unido).

Letonia tiene motivos para defender la Unión Energética y dejar de ser una "isla", como la define su ministro. La opción de un mercado púramente báltico (Estonia, Letonia, Lituania y Finlandia) es la más defendida por Gobierno y oposición. La región sería así más independiente de Rusia y seguiría conectada a la UE a través de puertos de gas natural licuado.  Ya hay uno en Klaipėda (Lituania) y Estonia y Finlandia tienen planes para conectar gasísticamente los 87 kilómetros de mar que separan sus costas. "Si nos unimos, podemos formar un mercado interesante", asegura Ašeradens. Helsinki, Tallín, Riga y Vilna ya han firmado esta declaración de intenciones, asegura el ministro durante este viaje financiado por el Parlamento Europeo.

El 3 de abril de 2017 está pues marcado a fuego en el calendario político de Letonia, pero también en el económico. El Gobierno conservador está convencido de que al crearse más competencia bajarán los precios. "Yo soy escéptico", asegura Ivars Zariņš, diputado de la oposición en la Saeima (Parlamento). Y también lo es la directiva de Conexus Baltic Grid: "Los precios subirán porque al gas que no venga de Rusia habrá que añadirle tarifas de tránsito y de almacenamiento". El del precio es un punto sensible del que el comisario Cañete no se atreve a profundizar: "La competencia es buena", se limita a declarar.

Bien con un mercado secundario báltico dentro de la UE o bien con una independencia física de los gasoductos rusos, Gazprom controlará al menos hasta 2030 el gas en Letonia. Como opina el diputado Zariņš: "Es difícil con Rusia, pero imposible sin Rusia". 

Europa Ciudadana: Unión Energética

En una nueva entrega de la serie 'Europa Ciudadana' (proyecto financiado por la Eurocámara - European Parliament), hablamos de la dependencia de la UE del gas de Rusia. Viajamos a Letonia, último país de la Unión en abrir su mercado gasístico. Envía tus preguntas y comentarios #YoSoyEuropa

Gepostet von El País Internacional am Freitag, 31. März 2017
EN CIFRAS
    • La Unión Europea importa el 53% de toda la energía que consume. El 66% del gas que consume la UE viene directamente de Rusia.
    • Letonia depende al 100% del suministro de gas de su vecino ruso y su mercado gasístico es el último en la UE en abrirse a nuevas compañías.
    • Inčukalna es el único almacén de gas subterráneo en los países bálticos y tiene una capacidad de 2.300 millones de metros cúbicos.
    • El consumo de gas anual de Letonia es de 1.300 millones de metros cúbicos.
    • Inčukalna tiene una capacidad de abastecimiento de 18 meses. Pero si tuviera que suministrar gas a los vecinos lituanos y estonios esta duración se reduciría a tan solo cinco meses.
    • El gigante ruso Gazprom controla el 34% del monopolio letón que gestiona el flujo y el suministro del gas (Latvijas Gāze) y otro 34% de la empresa encargada de las infraestructuras (Conexus Baltic Grid) como los gasoductos y la planta de almacenamiento.

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