_
_
_
_

“Théo se ha convertido en un símbolo a su pesar”

Las manifestaciones tras la paliza y presunta agresión sexual de la Policía a un joven de origen congoleño ponen de nuevo el foco en el abandono de la periferia de París

Eleonor, hermana de Theo víctima de violencia policial.
Eleonor, hermana de Theo víctima de violencia policial.Eric Hadj

Algo más de dos semanas después de la paliza recibida a manos de la policía, Théo Luhaka, todavía convaleciente, se encuentra ya en casa. “Está mejor, sobre todo de ánimo”, cuenta su hermana mayor, Eléonore, de 37 años. “Los últimos días en el hospital estaba muy desanimado. Ahora duerme mejor aunque le sigue costando. Cuando llega la noche lo pasa peor”, añade. “Todavía no se da cuenta de la repercusión de su historia. Se ve en la tele y se ríe. Se está convirtiendo en un símbolo a su pesar y le va a tocar tomar la palabra y hacer algo con ella. Es un chico lleno de iniciativas, encontrará la forma de hacerlo”, resume.

La historia de Théo, el pequeño de siete hermanos de esta familia modelo, cuyos padres son originarios de Congo, ha conmocionado a toda Francia y ha servido para poner de nuevo el foco en una realidad a menudo olvidada: la del abandono de las banlieues, las zonas de la periferia de las grandes ciudades donde se concentran desempleo, pobreza, fracaso escolar y franceses hijos de inmigrantes que se sienten ciudadanos de segunda. En estos barrios, la tasa de desempleo se sitúa en torno al 26,7% —cuando la media nacional está por debajo del 10%—, el 36% de los menores de 30 años ni estudian ni trabajan —el 17,4% en el resto del país— y la tasa de pobreza triplica la del resto del territorio, según el Observatorio Nacional de las Zonas Urbanas Sensibles. El 26% de sus habitantes son inmigrantes, frente al 9,7% en todo el país.

Más información
Disturbios en París tras la presunta violación de un joven a manos de la policía

El pasado 2 de febrero, Théo, de 22 años, futbolista semiprofesional y mediador social, fue detenido tras un control de identidad que acabó en paliza en su barrio de La Rose des Vents, en Aulnay-sous-Bois, al norte de París. Cuatro agentes están imputados, tres por violencia agravada y uno por violación: este le penetró el ano con una porra provocándole una herida de 10 centímetros por la que ha sido operado. En casa desde el viernes, Théo recibe ahora cada mañana la visita de una enfermera.

En su vecindario, también conocido como la Cité des 3.000, los ánimos se han calmado después de que el propio Théo pidiera no ceder a la violencia, tras varias noches de incidentes. “Hemos decidido confiar en que se haga justicia porque así nos lo ha pedido, por eso hemos dejado de montar lío”, asegura un joven que hace guardia en una esquina. En la otra acera, una pancarta colgada en la pared reza #JusticiaParaThéo. “Aunque aquí, si no eres hijo de diplomático, la justicia no es la misma”, lamenta. Como la mayoría de los vecinos, denuncia que la violencia policial es frecuente.

A la entrada de la Cité des 3000, está todavía en pie el vetusto centro comercial de Galion, prácticamente vacío. Apenas sobrevive un club de baile, alguna tienda de comida y otra de vestimenta magrebí. Del edificio cuelga un gran cartel con la foto del futbolista del Tottenham Moussa Sissoko, originario de este enclave de los barrios norte de Aulnay-sous-Bois, donde viven unas 18.000 personas. Un camión de la Policía vigila la entrada al barrio, aparcado frente a una pared en la que se puede leer: “Que le follen a la policía”.

Dentro del Plan de Reurbanización de la ciudad, uno de los más importantes del país, está previsto que el centro comercial sea derruido. Las grandes torres ya han sido reemplazadas por edificios de tamaño más humano y el grueso de los demás conjuntos de vivienda han sido rehabilitados. “Hemos renovado por fuera, pero tenemos que entrar en el interior y atajar los problemas de fondo”, estima Leila Abdellaoui, de 34 años, antigua consejera en la alcaldía. “Tenemos que hacer más a favor de la educación, de la formación, del empleo y luchar contra la estigmatización, aunque eso no depende solo del ayuntamiento”, añade.

“El problema es que esto es un gueto, los jóvenes no salen de aquí”, explica Mounir Bouabdellah, de 22 años, estudiante de economía aplicada y voluntario asociativo. “Necesitamos que se hable más de los ejemplos positivos, tenemos empresarios, deportistas, mucha gente muy válida, pero los medios solo hablan de los incidentes”, añade. “Al final, hay una suerte de autocensura. Lo más a lo que aspiran los jóvenes es a ser futbolistas, raperos o a colocar calefacciones. Eso está bien, pero hay más opciones”, concluye.

Miles de manifestantes contra la violencia policial

A. T.

Miles de personas se han manifestado este sábado en contra de la violencia policial y en solidaridad con Théo Luhanka en diferentes ciudades de Francia. En la principal concentración, convocada en la céntrica Plaza de la República de París, asistieron unas 2.300 personas según la policía, entre 4.000 y 5.000 según los organizadores. La manifestación estaba convocada por organizaciones como la Liga de Derechos Humanos y SOS Racisme y sindicatos como la CGT. Ha contado con la presencia de varias personalidades, como el candidato de izquierdas a las presidenciales Jean-Luc Mélenchon, y el futbolista Liliam Thuram.

La concentración se ha celebrado bajo altas medidas de seguridad, después de los disturbios registrados el fin de semana pasado en Bobigny, en la periferia norte de París, tras una concentración de apoyo a Théo. Esta vez se han producido algunos incidentes al final de la concentración, con un breve intercambio de disparo de proyectiles y de gases lacrimógenos entre unos centenares de personas y la policía.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_