El presunto despliegue de misiles rusos eleva la tensión entre Washington y Moscú
La maniobra viola un acuerdo y supone un reto para Trump, que aboga por acercarse a Putin
Rusia ha desplegado en secreto un nuevo sistema de misiles de crucero, ignorando el aviso de Estados Unidos que considera que viola un tratado clave en el crepúsculo de la guerra fría, según publicó este martes el diario The New York Times, citando fuentes de la Administración estadounidense.
El portavoz interino del Departamento de Estado, Mark Toner, evitó comentar la información pero subrayó que EE UU sigue considerando que Rusia viola el acuerdo y advirtió de los “riesgos que eso conlleva para la seguridad europea y asiática”.
Pese a la acusación formal, en 2014, de Washington de violación del tratado, Moscú ha proseguido con el desarrollo del misil, que ahora está operativo. Rusia dispone ahora de dos batallones de tropas, capacitadas para lanzar varios misiles. Uno de los batallones sigue en un sitio de pruebas, pero otro se trasladó el pasado diciembre a una base operativa, según el Times, que cita a un funcionario con acceso a informes de inteligencia.
El despliegue del misil, un mes después de las elecciones presidenciales de noviembre en EE UU, supone una prueba para el republicano Trump. El mandatario aboga por un acercamiento al presidente ruso, Vladimir Putin, y por lograr nuevos acuerdos de reducción armamentística.
El movimiento se conoce en plena crisis de seguridad del Gobierno de Trump. Michael Flynn dimitió el lunes como consejero de Seguridad Nacional tras conocerse que, tras las elecciones y antes de asumir el cargo, tuvo contactos con el Kremlin y que mintió al respecto a altos cargos de la Administración.
El Gobierno de Barack Obama concluyó en julio de 2014 -en plena tensión con Moscú por la crisis ucrania- que Rusia había violado el tratado firmado entre ambos países en 1987, que prohíbe el desarrollo de misiles balísticos o de crucero de alcance intermedio (capaces de volar entre 500 y 5.500 kilómetros). El pacto, firmado por los presidentes Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, contribuyó al fin de la guerra fría y a la desescalada armamentística entre ambos gigantes.
Rusia, según el rotativo, empezó en 2008 a hacer pruebas con el misil, un año antes de que Obama asumiera la presidencia. A finales de 2011, la anterior Administración empezó a conocer esas actividades.
El Pentágono ha diseñado una lista de posibles respuestas al desarrollo del misil, que incluyen el despliegue de nuevas capacidades de defensa en Europa o el impulso a nuevos misiles. Pero es una incógnita cómo puede responder Trump, que ha elogiado el liderazgo de Putin y ha abogado por mejorar la relación. Al mismo tiempo, ha descartado levantar por ahora las sanciones a Rusia por sus injerencias territoriales en Ucrania y su portavoz reclamó este martes el retorno a Ucrania de la península de Crimea, que Rusia invadió en 2014.
Trump ha mandado mensajes ambivalentes sobre la fortaleza armamentística de EE UU. En diciembre, dijo que la primera potencia mundial debe “reforzar y expandir enormemente su capacidad nuclear hasta que el mundo entre en razón respecto a las armas nucleares”. Pero en enero abogó por lograr un acuerdo con Rusia para reducir “muy sustancialmente” el arsenal nuclear de ambos países y que supondría el pacto más significativo desde 2010 en ese asunto.
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